Bueno chicas, después de pasarme horas devanándome los sesos para escribir algo que mereciera la pena, he escrito esto. Es un poco rollo pero bueno, no sé, como siempre me decís que os gusta pues nada, supongo que también os gustará. Siento que ahora en los capis haya tanta lágrima por todas partes pero que se le va hacer, me ha salido así. Voy a dedicarle esta capítulo a Nora, directioner que a parte de comentarme en mis capis y estar entre las directioners de honor; también escribe dos fanfics que creo que son alucinantes y que deberíais de leer
http://suddenly-it-happens.blogspot.com.es/ y
http://youcameandchangedmylife.blogspot.com.es/. Y nada más, deciros que os quiero mucho y que espero vuestros comentarios impaciente.
Raquel :D
Capítulo 36.
Me pasé toda la mañana charlando con Álvaro.
La verdad es que es un chico de lo más agradable.
-Bueno… ¿y qué chicas van a ir?- me preguntaba
cada dos por tres.
-Hahaha unas muy guapas y muy simpáticas
Álvaro pero ¿por qué no dejas de preguntarme lo mismo?- sabía perfectamente por
qué lo preguntaba paro me gustaba ver la cara que ponía cuando hablaba de ese
tipo de cosas. Exacto, en ese momento le salió esa cara de acaramelado que sólo
él sabe poner con su sonrisilla y un brillo de euforia en la mirada.
-Echo de menos estar enamorado- mi sonrisa al
escuchar aquello no podía ser más enorme- ya hace un año que no salgo con nadie
y… bueno, echo de menos esas ganas continuas de ver y estar todo el rato con una
persona y ser feliz estando con ella.
-Awww Álvaro, ¡que bonito! Entonces,
¿entiendes por qué hice lo de anoche no?
-Perfectamente. Que quieres que te diga, yo
habría hecho lo mismo.
-Hahaha gracias ya te devolveré el favor.
-Si… pero, cuéntame lo que pasó, ¿no? No me
has contado nada y eso es raro.- De nuevo me puse colorada pensando en que
Harry y yo habíamos estado a punto de… ¡Bueno de eso que ya sabéis! Me da mucho
corte hablar de ese tipo de cosas que yo considero muy íntimas. Miré al suelo mientras
sonreía y me quedaba en mi mundo pensando y reflexionando.
-Rosee… no habrás hecho una tontería
¿verdad?... ¿¡verdad!?- dijo Álvaro mientras me zarandeaba nervioso y mirándome
seriamente. Inesperadamente me abracé a él. Sabía que él pensaba en eso por la
forma en la que me lo dijo y me miró.
-No, tranquilo, no hicimos nada. Pero aun así
fue la mejor noche de mi vida.- Dije tranquilamente.
-¿Sabes a lo que me refiero?
-Claro que sí, no soy una niña ingenua.
-Uff me habías asustado.
-Hahaha llevamos muy poco tiempo juntos ¿de
verdad me veías capaz?- Se tomó unos segundos para contestar.
-No, creo que no. Eres mi pequeña todavía.
-Si ya, de eso nada.
En ese momento escuché cómo la cerradura de la
puerta cedió y alguien entraba en casa. El miedo me comió por completo.
-Ayúdame- le susurré asustada a Álvaro. Éste
asintió. Mi padre llegó al salón.
-Hola papá- dije.
-Hola tío- dijo Álvaro.
-Hola, Rosee tenemos que hablar- dijo mi padre
serio. Con una mirada le pidió a mi primo que se fuera a su cuarto mientras
notaba que mis fuerzas se desvanecían. ¡Estaba perdida sin él! Mi padre se
sentó a mi lado en el sofá mientras me puse a enredar nerviosa con el borde de
mi camiseta con cara seria.
-Rosee, ¿no tienes nada que explicarme?- La
voz que puso mi padre hizo que me quedara helada. Me atreví a mirarle a los
ojos. Esos ojos grises parecían enfadados, pero sobre todo decepcionados.
-Lo siento papá- musité mientras notaba un
nudo en la garganta que hacía que sintiera ganas de llorar- sólo quería
quedarme en casa de unos amigos para dormir.
-¿Y cómo se te ocurrió quedarte sin más sin ni
si quiera tener la decencia de preguntarnos a tu madre o a mí si lo podías
hacer?
-Es que… sabía que me diríais que no y yo
quería estar con ellos.
-Rosee me has decepcionado, pensé que eras una
chica mas madura. Ahora veo que me equivocaba.
-Lo siento de veras papá, pero ya sabes lo
mucho que me cuesta hacer amigos, por favor no te enfades…- la culpabilidad
hizo que algunas lagrimillas contenidas salieran.
-Eso no va a hacer que no te castigue. No
tendrías que haber echo eso. Hoy no saldrás más de casa.
-¡No! Por favor papá no puedes hacerme esto.
Ya he quedado con ellos de nuevo y te iba a pedir si me dejabas ir. Déjame
demostrarte que no volveré a equivocarme otra vez en lo mismo.
-Lo siento hija, ya me lo agradecerás cuando
seas mayor.
Me dejó destrozada. Corrí hacia mi habitación
y me eché sobre la cama a llorar apretando fuertemente las sábanas hasta el
punto de hacerme daño mientras soltaba hipidos de rabia. Pensaba en las risas
de Niall, la mirada de Zayn, la simpatía de Liam, la gracia de las payasadas de
Louis y sí, en Harry, sobre todo en él. No podría estar sin ellos. Los quería
mucho antes de conocerlos, pero ahora los quería como hermanos, los necesitaba.
Necesitaba estar con ellos como si fuéramos una familia. Eran mis amigos, los
mejores que podría haber pedido. Necesitaba también a las chicas, sí, a Eveline
y Carol. Y por culpa de una estupidez me iba a perder una de las mejores noches
de mi vida, o al menos, eso era lo que yo esperaba que fuera. Lágrimas y más
lágrimas caían, una tras otra. Alguien llamó a la puerta de mi habitación.
-Rosee soy yo, Álvaro, ¿estás bien?
No contesté, seguí llorando en mi incesante
agonía. Me sentía mal, ya ni mi padre confiaba en mí. Todo estaba mal. Álvaro
al ver que no contestaba, optó por abrir lentamente la puerta de mi habitación.
Yo hundí mi cabeza entre los cojines y continué dejando caer mis lágrimas sobre
la cama mullida. Escuché como cerró la puerta suavemente y se sentó en mi cama.
Acarició mi espalda suavemente, en silencio. Yo no era capaz de controlarme,
había veces que conseguía calmarme un poco aunque no dejase de llorar, pero
rápidamente volvía de nuevo a mí la rabia y me temblaba todo el cuerpo. Lo
único que quería era salir y pasármelo bien, pero sobre todo, lo que más quería
era volver a estar con Harry. Como estaba tumbada a un lado de la cama, Álvaro
tuvo el espacio suficiente para tumbarse a mi lado y así lo hizo. Saqué mi
cabeza de entre tanto cojín y rápidamente me abracé a él, hundiendo mi cabeza
en su pecho y entrelazando mis piernas con las suyas. Él besaba mi frente y
musitaba de vez en cuando palabras para intentar consolarme mientras acariciaba
mi melena y yo no paraba de llorar. Empezaba a agotarme y me dolían los ojos.
Me quedé medio adormilada sobre él.
Narra Álvaro:
Me dolía verla así y no saber que hacer para
que se sintiera mejor. Por mucho que la abrazara, la hablara o acariciara, ella
seguía llorando sin parar. Pude escuchar lo que mi tío la dijo gracias a que
dejé la puerta abierta de mi habitación. Sabía que eso la iba a afectar. De
pequeña le pasaba lo mismo. Cuando recibía por pequeña que fuera una regañina
en seguida se ponía triste y era difícil calmarla de nuevo. Es extremadamente
sensible. La miré, parecía dormida, pero las lágrimas seguían cayendo aunque
tuviera los ojos cerrados. Seguía siendo interiormente aquella niña con la que
había jugado tantas veces. Para mí no era una prima, era una hermana. Me
acurruqué más con ella y permanecimos durante largo tiempo en silencio. Cuando
estaba a punto de quedarme dormido, el móvil de Rosee sonó y ambos nos
levantamos sobresaltados. Estaba en la mesita y rápidamente alargué mi mano y
lo cogí para cedérselo. Miré quien era. No sabía si aquello iba a alegrarla o a
ponerla peor… Rosee me quitó el teléfono de las manos y contestó. Me pegué a
ella para escuchar y Rosee no puso resistencia.
-Diga…
-¡Rosee! ¿Qué tal? ¿Cómo estás? Esta mañana
hemos estado ensayando y la verdad es que nos ha salido muy bien, Paul y Simon
me han felicitado, bueno, a mí y al resto- decía Harry al otro lado de la
línea- pero bueno dejemos de hablar de mí. ¿Tienes tantas ganas como yo de que
nos volvamos a ver esta noche?
Miré a Rosee, su cara lo decía todo. Había
sonreído de oreja a oreja cuando Harry empezó a hablarla pero con aquello… se
la pusieron los ojos brillantes.
-Yo… no voy a poder ir, me han castigado- dijo
a duras penas. Harry se cayó durante unos segundos. Luego continuó.
-Tranquila, no pasa nada, ¿estás bien?- la
preguntó con tono preocupado.
-No… la verdad es que no. No puedo decirte que
sí.
-Ok, ahora mismo cojo la moto y aclaro las
cosas con tus padres. No soporto que estés así de mal por mí.
Abrí la boca de par en par. ¡Vaya! Al chico
cojones desde luego no le faltaban y la verdad aquello me gustó. Me gustó saber
que mi prima estaba en buenas manos, con alguien que la quería de aquella forma
tan sincera.
-¡No Harry! ¡Estás loco! No se te ocurra venir
y menos decirles nada. Mi padre está muy decepcionado conmigo ¿sabes?
-¿Está tu primo ahí contigo?
-Sí.
-¿Puedo hablar con él?
-Claro- Rosee
me tendió su teléfono y lo cogí.
-¿Álvaro?
-Si, ¿Qué quieres Harry?
-Por favor, cuídala hasta que llegue.
¿Hasta que llegue? ¿Pero de que estaba
hablando ahora? No me dio tiempo a contestar nada porque me colgó.
-¿Qué te ha dicho?- preguntó Rosee.
-Que te cuide hasta que…
-¿Hasta que?
-Hasta que llegue.
Mi prima se llevó las manos a la cara y
posteriormente a la nuca. En su mirada apareció el nerviosismo.
-Ah dios mío, no puede ser verdad, ¡quedamos
en que no lo diríamos! Por el bien de los dos- decía.
-Ya tranquila, no pasa nada, seguro que no es
lo que parece.
-Tu no lo entiendes, ¡él… él! Es capaz de…
-¿Hacer lo que sea por ti? Sí, eso ya lo he
notado.
-No te hagas el gracioso ahora Álvaro, esto es
muy serio.
-¿Pero por qué es tan malo? Míralo bien. Tu
padre se enterará de lo que pasa y comprenderá mejor la situación, así a lo
mejor recapacita y ya, todo arreglado.
-Sí, a lo mejor hace eso o le dice que no se
acerque nunca más a mi, consigue separarnos y yo me quedo en casa enclaustrada
como una monja de por vida llorando por las esquinas.
-Vamos Rosee, tienes que ver las cosas con más
entusiasmo, ¿o no sabes que tu padre también estuvo así de enamorado en su
tiempo? Él también habrá pasado por esto, a demás, ¿de veras crees que tu padre
te haría eso?- se quedó callada durante un rato y luego me miró con una media
sonrisa.
-La verdad es que no- dijo finalmente. Sonreí
y nos abrazamos. Alguien llamó a la puerta. Era mi tío.
-Rosee- dijo una vez que apareció por la
puerta- hija vengo a pedirte perdón, no debería haber sido tan duro contigo.
Pero tienes que comprenderme, no estoy acostumbrado a que te escapes de casa
así como así. Como ha sido la primera vez te perdonaré por esta vez.
Mi prima estaba que no cabía en sí de
felicidad y le dio un gran abrazo a su padre.
-Entiendo que ahora estás en la edad de
divertirte y de pasártelo bien con tus amigos, y todos a tu edad hemos tenido
estos errores alguna vez y nos hemos arrepentido. Por eso, voy a dejar que
salgas esta noche.
-Gracias papá.
En ese momento llamaron a la puerta. Rosee y
yo nos miramos conmocionados.
-Que extraño, bueno, voy a abrir la puerta-
dijo mi tío. Ay madre, ¡la que se iba a montar!
-No papá tranquilo, ya voy yo- dijo Rosee. De
todas formas, ambos la seguimos. Abrió la puerta y se encontró con ¡One
Direction al completo! Harry nada mas ver a mi prima se acercó a ella y la
abrazó en el mismo umbral de la puerta. Menos mal que fue un abrazo…
-¡Hija! Pero ¿quiénes son todos estos chicos?-
preguntó mi tío algo desconfiado por aquella muestra de afecto.
-Harry tranquilo, no pasa nada, lo he
arreglado todo- le dijo Rosee muy bajito en inglés. Todos rápidamente captaron
la indirecta y enseguida Harry se separó de ella un poco avergonzado.
-Papá, estos son mis nuevos amigos. Son
ingleses, como ya te dije, y no hablan español.
-¿Pero, qué hacen aquí todos?- preguntó.
-Es que… Harry- dijo Rosee señalándole- me ha
llamado para hablarme de lo que íbamos a hacer esta noche y le he contado que
no podía ir y bueno… como estaba muy triste, el muy loco decidió venir con los
demás para convencerte de que me dejaras salir.- Aquella mentirijilla quedó
bastante convincente por la forma en como la contó y mi tío pareció hasta casi
alegrarse de escuchar aquello
-No os preocupéis chicos, la voy a dejar
salir, siempre y cuando no vuelva a repetirse lo de ayer- les dijo. Ellos
pusieron cara de no entender absolutamente nada y yo se lo traduje. En seguida
las sonrisas aparecieron en sus rostros.
-Bueno yo me voy a hacer la comida. Despide a
tus amigos Rosee, pronto vamos a comer.
-Claro- con un gesto hizo que todos la
siguiéramos fuera de casa. A lo lejos, en la entrada, estaba la furgoneta negra
con la que, según Rosee, venían a por ella e iban a la ciudad. En cuanto
estuvimos lo suficientemente lejos y escondidos a la vista de cualquier punto
de la casa, Rosee saltó a los brazos de Harry con una sonrisa que yo nunca
había visto en ella. Sí que parecía feliz con él.
Narra Rosee:
No me gustó mentirle a mi padre, pero estaba
dispuesta a mantener aquello en secreto hasta que llegase el momento. Tampoco
me gustó que Harry hubiera actuado de aquella manera tan impulsiva sabiendo que
las mayores consecuencias serían para él pero… ¡Lo había echo por mí! Y me
pareció un gesto muy noble por su parte haberse arriesgado por mí. ¡No se podía
ser más adorable! Me tenía loca.
-Gracias por venir chicos. De verdad que no
quería que lo hicierais pero… oh ¡esto es el sueño de toda fan!
-No ha sido nada, no podíamos quedarnos de
brazos cruzados sabiendo que estabas triste- me dijo Zayn.
-Sí, eso y que Harry nos hubiera traído a
rastras si no hubiera sido por nuestra propia voluntad- dijo Lou. Todos nos
reímos con aquello. En ese instante caí en la cuenta de que los chicos no
conocían a Álvaro aun.
-Chicos, quiero presentaros a Álvaro, mi primo
recién llegado de Estados Unidos.
-Hola- dijeron todos mientras le estrechaban
la mano.
-¿Vendrás esta noche con nosotros no?- le
preguntó Harry.
-Bueno, como Rosee me lo suplicó hace unas
horas, la dije que sí.
-Te entiendo, es difícil decirla que no a algo
que te pide- dijo Harry. Le di un pequeño codazo y todos rieron de nuevo.
-Bueno, nosotros nos vamos que también tenemos
que comer, luego nos vemos- dijo Niall mientras se acercaba a mi para darme un
abrazo. Yo se lo acepté encantada y abracé al resto.
-Hasta luego- dijeron todos desde la
furgoneta.
-Nos vemos, ¡os quiero!- dije antes de que los
perdiera de vista.
Unas horas mas tarde…
Había recibido un mensaje de Niall diciéndome
que se pasarían a por nosotros a las diez y media. Ya eran las diez, sólo
faltaba una media hora. Mi madre la había liado buena al enterarse de que mi
padre me dejaba salir de nuevo, pero tuvo que aguantarse. Sentada en mi
tocador, me miraba en el espejo sin saber muy bien que hacer. Me había puesto
el vestido azul y los zapatos de tacón blancos que me compré el día e el que
Harry me pidió ser su chica en aquel puente. Quería impresionarle, bueno, más
bien quería impresionarlos a todos. Mis rizos habían desaparecido al plancharme
toda mi melena castaña, ahora completamente lisa y realmente larga. No pensaba
que tuviera el pelo tan largo, pero al vérmelo planchado vi que me equivocaba.
Me eché un poco de eyeliner por mis ojos y me apliqué un poco de sombra azul
por los párpados. Después del rímel, pinté mis labios de un tono rosita claro.
Me levanté y volví a mirarme al espejo.
Aquel vestido marcaba cada una de mis curvas y
me sentía algo rara, ya que yo siempre llevaba camisetas anchas y vaqueros. Mi
cara con maquillaje ya no parecía la de una niña, me veía más mayor. Pero me
gustaba. Era la primera vez que me sentía guapa y dispuesta a darlo todo. Mi
primo apareció por la puerta de mi habitación y me miró de arriba abajo.
-Madre mía Rosee, estás preciosa. Me vas a
tener que recordar que somos primos cada dos por tres porque si no…
-Hahaha, ¿te gusta? ¿Crees que estoy guapa?
-No me gusta, me encanta. Y tú siempre estás
guapa, pero hay que admitir que ahora más todavía.
-Gracias, tú también estás muy guapo.- Era
verdad, llevaba un rollo medio formal, medio casual, sé que son cosas
completamente opuestas pero sólo él sabe combinarlas de forma que queden
realmente guay.
-Ya es la hora, ¿nos vamos?
-Claro, vámonos.
Me tendió su mano, la acepté encantada y ambos
salimos de casa, por supuesto, no sin antes despedirnos de mis padres.
Avanzamos hasta la entrada de la parcela, es decir, hasta la carretera.
Esperamos un par de minutos y al final vimos que llegaban, o eso creí porque no
venían con la misma furgoneta. Venían con una más grande aun y la verdad, me
pareció genial por que con todos los que íbamos a ser no cabríamos. Cuando
abrieron la puerta se quedaron todos mirándome embobados de arriba abajo. A mi
me entró la risa nerviosa.
-Pe-pero Rosee… estás…- dijo Liam.
-¡Estás tremenda!- gritó Lou como un loco.
Creo que lo escucharon hasta mis padres.
-¡Sí!- dijeron los demás al unísono.
-Eh, se mira pero no se toca. Ella es mi
chica, solo MI CHICA.- dijo Harry. Me indicó que me sentara sobre él y así lo
hice. Cuando entramos en el coche, Niall cerró las puertas y Lou arrancó de
nuevo.
-Estás preciosa, pero no me gusta que te
pongas así.- me dijo Harry al oído.
-¿Así como?
-Así de… de…- que tierno, apenas era capaz de
hablarme cuando me miraba- así de guapa. Todos los tíos se van a fijar en ti
ahora.
-Hahaha no tienes porqué preocuparte, yo solo
me fijo en ti. No necesito a nadie más.- Pegamos nuestras frentes y nos miramos
a los ojos durante unos segundos y finalmente nos besamos mientras sonaba de
fondo Up All Night a todo volumen. Aquella noche prometía.
Continuará….