Capítulo 1.
Me levanté y como todos los días subí la persiana y abrí la ventana de
mi dormitorio. Me encanta hacer eso siempre, se ha convertido para mí en una
especie de ritual. Respiré el aire puro del campo con los ojos cerrados… Estaba
húmedo debido a las lluvias que habían caído hace poco y eso me produjo que se
me erizara la piel. Cuando abrí los ojos podía contemplar las tierras de
cultivo, las herramientas de trabajo de mi padre y como no vi a mi perro,
Napoleón, tiene gracia porque aún es muy pequeñito pero tiene mucho genio y es
muy aventurero por eso de vez en cuando se mete en algún lío; sin lugar a dudas
él es el que me ayuda en tantos momentos de soledad en el campo y por ello le
tengo mucho cariño. Me giré, mi habitación no es muy grande pero tampoco es
pequeña. Tiene un aire rústico en tonos rosas, pastel y marrones, y eso le da
un aire acogedor. Está un poco desordenada, nada excesivo claro, pero lo
suficiente como para que mi madre siempre que está en casa me riña. Pero a mí
no me gusta tanto orden… si la ordeno, da la sensación de que es un espacio
frío y sin vida, justo lo contrario de como yo soy. Abrí la puerta de mi
cuarto.
-¿Hay alguien?- dije. Aunque ya sabía que no iba a contestar nadie. Mi
padre se pasa casi todo el día en el campo trabajando, y mi madre se va a la
ciudad todos los días a trabajar en la empresa, y como no tengo hermanos ni
hermanas estoy completamente sola. Como siempre.
- Va a ser un verano muy largo- suspiré. Los ladridos de Napoleón me
hicieron salir de mi tristeza, y me recordó que no estaba tan sola. Eso me hizo
sonreír. Mientras iba andando por el pequeño pasillo para ir a la cocina me iba
desperezando. Me acerqué a la mesa de la cocina. En la mesa había una nota:
*Rosee, tienes el Bacon en el congelador. Ten cuidado con la sartén.
Llegaré tarde hoy. Besos mamá.*
La primera frase me hizo acordarme de la primera vez que tuve que usar
la sartén y fue precisamente para eso, freír Bacon, ya sé que puede parecer
raro, pero desde que pasé el mejor verano de mi vida en Estados Unidos con mis
tíos se me pegó la costumbre de comer huevos con Bacon en el desayuno. Pero no
siempre es agradable comerte todo eso recién levantada, así que decidí comer
sólo el Bacon. Pero al leer la segunda frase tan corta, y a la vez tan
dolorosa, me recordaba el largo y aburrido día que me esperaba, y en mis ojos
se reflejaron unas pequeñas lágrimas pero las reprimí, eso no iba a cambiar nada.
Abrí la puerta del congelador y
saqué el Bacon, para que se descongelara un poco, así luego se freiría mejor.
Mientras tanto fui a abrir la puerta del chalet y le quité la correa a la que
estaba atado Napoleón para que pudiera entrar. El pobre estaba un poco sucio
así que le di un baño. Me encanta hacerle la cresta con el jabón, parece un
auténtico roquero. A diferencia de muchos perros, a él le encanta que le bañe y
que le peine… es un perrito muy bueno en algunos sentidos.
Cuando acabé de darle el baño, como el Bacon todavía necesitaba más
tiempo para descongelarse me fui a mi cuarto para vestirme. Escogí unos
vaqueros, unas botas de agua de color blanco y una sudadera con un estampado de
unas zapatillas con el fondo de la bandera británica. Me encanta esa sudadera,
es mi favorita, porque representa mi amor hacia el inglés y que como se puede
adivinar no se me da mal. Cuando estuve en Estados Unidos tuve la oportunidad
de practicar mucho y eso me ha dado confianza y fluidez a la hora de hablarlo.
Me miré en el espejo que tengo en mi habitación, y empecé a echarme agua por
todo mi pelo largo, aunque no demasiado, para que los rizos que se me forman no
se desaceran y para que no se me quedase el pelo encrespado, y me puse una
diadema blanca, a juego con mis botas y mi sudadera.
Cuando acabé me fui a la cocina, y casi me da algo cuando veo que
Napoleón estaba subido a la mesa y que se estaba comiendo el Bacon que ya se
había descongelado. Desde el otro extremo de la cocina le grité:
-¡No quieto no te lo comas perro malo!- pero ya era demasiado tarde.
En cuanto escuchó mi grito pegó un enorme salto de la mesa y salió por la
puerta principal que me había quedado abierta.
-¡No creas que vas a escapar de mí pequeño diablo!- y me lancé a
correr detrás de él. Corrí como si me estuvieran persiguiendo una manada de
lobos. Sentía la adrenalina recorrer todo mi cuerpo y tenía mi vista fija en
Napoleón. Atravesamos el camino de tierra, y se dirigió a una carretera cercana
que está en mal estado llena de baches y de barro, pero eso poco me importó.
Aunque estaba enfadada con Napoleón, por una parte le estaba agradecida. Ya sé
que es triste pero esa carrera era lo más emocionante que me había pasado en
más de una semana. De repente empecé a sentir que los pies me quemaban y sentía
un gran hormigueo por las piernas. La vista, se volvió de repente nublosa y no pude darme
cuenta del bache que tenía justo delante
de mí. Así que me tropecé y caí. Fue como cuando estás en mitad de un sueño muy
hermoso y que de repente te cayeras de la cama y te espachurraras la cara
contra el suelo. Me quedé medio inconsciente. Al minuto abrí los ojos y vi como
Napoleón se acercaba tímidamente a mí,
como si me pidiera perdón e intentara ayudarme. Pero eso de poco me sirvió porque
cuando quise ponerme de pie sentí un terrible dolor en el tobillo. Intenté
moverlo, pero al hacerlo parecía que me habían clavado mil agujas. Me desesperé
y miré a mi alrededor, había varias casas
pero como no había ningún coche en ellas me di cuenta de que no habría
nadie y de todas forman no podría llegar
hasta ellas porque se encontraban bastante lejos. Me sentía hundida, estúpida y
una completa idiota al haber salido detrás del perro y encima haberme quedado
la puerta de casa abierta. Empecé a llorar, y Napoleón se acercó a mí y empezó
a gemir como si también él llorara. Estuve así un cuarto de hora y no me di
cuenta de que una moto de color azul se acercaba. Por suerte para mí la persona
que conducía sí, así que fue frenando hasta detenerse en frente de mí. Yo me
sentía tan humillada que no me atrevía ni a mirar quién era. Aunque luego me
arrepentí.
Continuará…
Capítulo 2
No quería mirar a nadie. Puede que sea tímida pero
a veces no puedo evitar ser un poco orgullosa. Tenía la cabeza entre mis
piernas, así que quien quiera que fuese el que se bajó de la moto no podía
verme la cara, aunque si podía adivinar que estaba llorando porque tenía la
respiración bastante agitada. Alguien se bajó de la moto. Abrí un poco las
piernas y vi un par de zapatillas converse blancas pero, no podía tratarse de una chica, esos
pies eran más menos un cuarenta y cinco.
Al darme cuenta de eso me puse un poco más
irritada… Seguro que se había parado sólo para mofarse de mí, cachondearse un
rato y luego irse, como casi todos los de por aquí. Eso como poco… al pensar en
ello me invadió un poco de miedo pero no por ello dejé de llorar ni de
esconderme entre mis piernas.
-Hi, are you okay? (No os preocupéis no me voy a
poner a escribir todo en inglés, lo voy a traducir todo para que me entendáis).
- Hola, ¿estás bien?- me dijo el chico al bajar de
la moto. Suerte que se me da bien el inglés, pero yo en lo que pensaba era en
que yo tenía razón. Seguro que era algún tonto que venía a reírse de mí. Pero
yo seguía llorando, no sólo por haberme caído, por el dolor físico que sentía,
sino que también porque mi vida es un auténtico aburrimiento y una soledad muy
grande. Si al menos tuviera algún amigo a mi lado…
- Bueno... que sepas que no me voy a mover de aquí
hasta que no me cuentes lo que te pasa- y cuando acabó esta frase se sentó a mi
lado- bonitas vistas…-la verdad es que es paisaje era de lo más tétrico- este
sería un lugar ideal para escaparse del mundo y hacer cualquier locura que se
ocurriera, total nadie lo sabría…- en eso tenía que darle la razón, ni aunque
me pusiera a correr desnuda por la carretera, nada podía formar un escándalo
porque nadie podrá verme – de hecho se me ocurre algo…
Cuando dijo esto se levantó y gritó con todas sus
fuerzas: ¡de aquí no me muevo hasta que ella se alegre!
A esas alturas ya me había dado cuenta de que no
hablaba en inglés para cachondearse, sino que era su lengua natal o que, por lo
menos, lo hablaba a la perfección. Es curioso que con aquella tontería, de
repente y así sin más empezara a reírme, pero seguía con mi misma postura. Él
tenía una bonita voz, y eso me llegó a lo más profundo de mí. Cuando se dio
cuenta de que reía dijo:
-Vale, he conseguido alegrarte, pero ahora tienes
que contarme lo que te pasa- noté que se
había tumbado a mi lado porque su voz sonaba desde la altura del suelo y detrás
mía. Escuché a Napoleón pasar detrás de mí, y cómo el chico se incorporó del
suelo, pero sin levantarse, y empezó a acariciar a Napoleón. Era raro que este
no gruñera porque siempre gruñe a los desconocidos, sin embargo con él estaba
de lo más cariñoso. Eso me levantó la moral así que saqué mi cabeza de entre
mis piernas y los observé. Él estaba de espaldas acariciando a Napoleón, pero
pude ver que tenía el pelo un poco largo, ondulado y hacia un lado. Eso me
gustó porque no es muy común ver chicos así por aquí y eso le daba mucho
carisma. Vestía una camiseta blanca con un cuello de pico, que le quedaba muy
bien, con unos pantalones negros ajustados y las zapatillas converse blancas.
Simplemente parecía irresistible. Pero aún me quedé más sorprendida cuando se
giró y me miró a los ojos. Sería posible que tuviera a Harry Styles delante de mí.
Continuará…
Capítulo
3.
Me quedé impresionada. Era más guapo aún en
persona… Me puse de repente muy nerviosa y pestañeé varias veces para comprobar
que no era un sueño. ¡No me lo podía creer! Él
se estaba preocupando por mí, y sin conocerme de nada. Ante este
pensamiento me ruboricé.
-
-¿Hola?- me dijo él. ¿Estás bien?- me preguntó con
una gran sonrisa en la cara.
- -Nada. Es que me pican los ojos de haber estado
llorando.- Después de haber dicho esto, pensé en lo mal que había quedado.
¿Cómo le podía haber respondido eso? No quería dar lástima, y eso era justo lo
que estaba haciendo; él es una persona super importante para miles de chicas y
lo estaba aburriendo con mis lloriqueos. No quería que me viera así, así que
giré mi cara y miré a otro lado. En otras circunstancias, hubiera podido estar
mirándole todo el tiempo del mundo.
-
-No, venga por favor, no te pongas triste ahora. No
me gusta ver sufrir a nadie, además yo me pongo igual o peor… He venido para
ayudarte, no para que tú acabes consolándome a mí. -Cuando dijo esto, se llevó
las manos a la cara y se la tapó. Se me partió el corazón cuando lo vi así, no
podía permitir que mi ídolo estuviera triste por mí.
-
-No, no te preocupes. Contigo aquí… ahora estoy
bien.
-
-Uf menos mal.- dijo limpiándose la cara con las
manos.- Y ahora dime, ¿por qué estás aquí tirada?
-
-Bueno, estarías tirado aquí también si tu perro se
hubiera comido tu desayuno, si hubieras salido corriendo sin cerrar la puerta
de casa, si hubieras corrido por lo menos dos kilómetros sin parar y te
hubieras tropezado con un asqueroso bache del suelo.
-
-Uf chica, hasta hace un rato no era tu día de
suerte. Menos mal que he llegado para intentar arreglarlo.
-
-Ya lo has hecho- le dije. Le miré directamente a
esos ojos azules. Él me respondió con un una sonrisa.
-
-¿Y por qué no te levantas?- me preguntó extrañado.
Estaba guapo haciendo cualquier gesto.
-
-Ah, se me olvidó contarte que cuando me caí me
hice daño en el tobillo y ahora no me puedo ni levantar.
-
-Claro, por eso llorabas, yo pensaba que te pasaba
algo… distinto- sí, era verdad, en el fondo de mi ser yo lloraba por la vida
tan aburrida que llevaba, como la de una persona mayor solitaria y sin
emociones; cuando lo único que yo quería era pasármelo bien con mis amigas y
mis amigos, pero no puedo, porque la vida trata muy mal a las mejores personas,
y por ello se llevan muchos palos, cuando son los que deberían de ser felices,
lo que me llevó a ser una niña bastante aislada de los demás. Por eso tengo
sólo tengo compañeras pero no amigas y aunque las tuviera no podría estar con
ellas porque me voy a pasar todas las vacaciones en mitad de la nada y no
podría verlas, y por ello, una parte de mí agradece no tener amigos, porque los
echaría demasiado de menos. De repente se me llenaron los ojos de lágrimas. Él
lo notó, más que nada porque no había podido dejar de mirarle en ningún
momento. Se me cayó una lágrima. Necesitaba a alguien con quien poder
desahogarme. Él extendió su brazo y limpió la lágrima que caía por mis mejillas
con sus manos justo antes de que pudiera llegar a mis labios, y me dedicó una
sonrisa. Pero había un detalle del que me había dado cuenta, de que también él
empezaba a tener los ojos brillantes.
Continuará…
Capítulo 4.
Narra Harry:
No puedo ver a nadie sufrir y menos a una chica como
Rosee. Sé su nombre por el collar que lleva puesto su nombre. Cuando estoy con
ella todo está más tranquilo, todo es más bonito y puedo ser yo mismo. Siento
que puedo confiar en ella, y que ella me va a apoyar. No debe saber quién soy,
porque cuando estoy con gente que lo sabe, la reacción normal es que griten,
que se tiren a mí o que me persigan… sobre todo chicas. Estoy un poco harto de
eso; claro que adoro a mis fans, pero a veces siento que no me valoran por mi
talento, o por mi personalidad. Sino más bien por el físico, aunque yo no creo
que sea para tanto. Por eso cuando terminamos la gira y me dieron vacaciones,
lo único que yo quería era escapar de ese mundo, de ese ambiente estresante.
Es durísimo tener que estar siempre perfecto para
todos. El no poderte equivocar porque si lo haces puedes llegar a perder tu
carrera. El tener que soportar que la gente te diga que te odia, y no sé por
qué; y cuando me paro a pensarlo, pienso que a lo mejor tienen razón, aunque mi
subconsciente me diga que no me pueden odiar porque no les he hecho nada. Y me
siento culpable. He pasado momentos muy malos por esos comentarios. Al lado de
ella todo es más sencillo, y no puedo verla sufrir.
Apartar esa lágrima de su cara fue un acto reflejo,
un impulso, y volvería a hacerlo un millón de veces más para tan sólo volverla
acariciar.
Retiré mi mano y la abracé. Ella se estremeció, pero
me devolvió el abrazo. Me puse de pie, y creo que al hacerlo, como tenía los
pantalones un poco caídos, me vio los calzoncillos rosa fucsia que llevaba
puestos porque se rió un poco.
-Venga, que te llevo a casa.
- ¿En serio?
-Claro, no esperarás que ahora te deje aquí. ¿Dónde
vives?
-Por allí, en la cuarta salida y al final del
camino.
-Así que eres Rosee…
- ¿Por qué sabes mi nombre?- me preguntó un poco
nerviosa.
- Tu collar me lo ha dicho.- se miró el collar y me
sonrió.
-
Soy Harry, Harry Styles.
-Ah…
bonito nombre. – en su voz se reflejó algo extraño, pero lo ignoré.
-Gracias,-
se nota que es una chica muy educada.- Dame tus manos.
Extendí
las mías, me agarró, pero se tuvo que hacer daño porque hizo un gesto de dolor
al ponerse en pie. En seguida puse uno de sus brazos rodeando mi cuello, y la
agarré de la cintura he ice que se pegara a mí. La miré, tenía la vista clavada
en el suelo y tenía las mejillas rojas, eso me hizo sonreír. Ella también se
agarró a mi cintura para no caerse. La ayudé a subirse a mi moto. Se notaba que
era la primera vez que lo hacía, por la torpeza de sus movimientos. Me senté
delante.
-
Toma, ponte este casco.- se lo puso en seguida.
-Dame
tus manos.- las extendió a ambos lados. Yo suavemente las agarré y las coloqué
rodeando mi torso. De esa manera, era menos probable que se cayera y estuviera
más segura.
-
Es la primera vez que subes a una moto, ¿verdad?
-Sí,-
me dijo medio asustada.
-Pensaba
impresionarte con un pequeño acelerón, pero viendo que te duele el tobillo creo
que podrías hacerte daño- la dije haciendo me el interesante.
-Uf
menos mal. Por una vez me viene bien haberme torcido algo. Las motos me dan
mucho miedo, por eso nunca he subido a ninguna, ni siquiera a la de mi padre.-Me
dijo bastante seria.
-Eso
es que no confías en quién te lleva-la contesté.
-Seguramente
sea eso, apenas conozco a mis padres, porque siempre están trabajando. Creo que
conozco más a las niñeras que me han cuidado que a ellos.-cuando dijo esto, se
abrazó más a mí, como si tuviera miedo de que yo también me fuera a marchar. Me
di cuenta de lo inocente y frágil que es.
-No
te preocupes- la dije con la voz más suave y tranquila que me había escuchado
en toda mi vida- yo no me voy a marchar. ¿Confías en mí?- la pregunté. No sé
por qué pero cuando la hice esta pregunta, mi corazón empezó a latir más
fuerte. Como si se tratara una pregunta que podría ponerlo todo en peligro.
Ella pareció notarlo.
-Ahora
más que antes-me sonrió y apoyó su cabeza en mi espalda.
Mientras
arrancaba sentía una inmensa felicidad. Por fin había encontrado una chica que
quería ser mi amiga, sin buscar algo de mí. Sé que puedo confiar en ella, me lo
dicen sus ojos castaños y su sonrisa insegura.
Continuará…
Capítulo 5.
Ya no tenía ganas de
llorar, más bien estaba inmersa en mi mundo ideal. Estaba abrazada a Harry
Styles, mi ídolo, y me estaba llevando en su moto a mi casa. No podía haber
soñado nada mejor. Notaba la brisa del aire darme en la cara. Mi pelo se
ondeaba con el viento. Algunos mechones de Harry también se movían fuera de su
casco; castaño claro y rizado, simplemente irresistible para mí. Estuve tentada
a tocarle, pero lo notaría ya que tenía mis manos rodeándole. Notaba su
corazón, su ritmo ahora tranquilo y calmado; mientras que el mío palpitaba a
una velocidad de vértigo; pero se fue calmando, acompasándose con el suyo.
Podía oler su colonia, era fresca y atrayente, como él. El trayecto duró unos
cinco minutos pero a mí se me hizo eterno. Volvería a montar en moto muchísimas
veces más siempre que fuera con él. En ese momento era en la única persona en
quien confiaba. Si no fuera por él seguiría tirada en mitad de la carretera.
De pronto una cosa me vino a la
mente, he hizo que me pusiera de repente muy nerviosa. ¿Dónde estaba Napoleón?
Miré a mi alrededor. Ahí estaba, corriendo detrás de la moto. Lo hacía sin
problemas, porque no íbamos muy deprisa que digamos. Le estaba eternamente
agradecida, si no se hubiera comido mi desayuno ahora mismo estaría en casa
aburrida, y no habría conocido a Harry. Él, al darse cuenta que había levantado
mi cabeza de su espalda me preguntó:
-¿Qué te pasa? ¿Tienes miedo? Si quieres puedo ir más despacio.
-No, no hace falta no tengo miedo. Es sólo que estaba preocupada por
Napoleón al darme cuenta que no estaba a mi lado.
-Am, vale. Se ve que te quiere mucho.
-No tanto como yo a él.- He de reconocer que esa frase me quedó muy
bien.
Llegamos a mi casa. Como esperaba la puerta estaba abierta de par en
par.
-¿Es aquí verdad?- me preguntó antes de aparcar la moto.
- Sí, es aquí.
-Bonito chalet.
No le contesté, simplemente me quité el casco y le sonreí. Se bajó, se
quitó el casco, e hizo ese movimiento que tantas veces había visto yo en los
videos de Internet, ese movimiento que me encanta. El movimiento de cuando se
aparta el pelo de la cara. Ya sé que suena estúpido pero a mí me parece una
monada. Una monada inalcanzable para mí…
Yo le sonreía como boba, y casi me da algo cuando, sin remediar
palabra, se acerca a mí y me coge en sus brazos para llevarme dentro de casa.
Me puse rojísima, y seguro que él lo notó. Yo me agarré a su cuello, para que
llevarme fuera más fácil. Entramos en casa y me dejó suavemente sobre el sofá.
Según Internet, él no va al gimnasio, pero aún sin ir tiene bastante fuerza.
-No tenías por qué hacerlo- le dije sin ser capaz de mirarle a los
ojos.
-Quería, y además no ha sido nada…-es cosa mía, o cuando lo dijo se
puso de repente él colorado también.
Desagradablemente, todo se sumió en un profundo silencio, hasta el
punto de ser incómodo. Menos mal que justo a tiempo entró Napoleón para desviar
mi atención, y así empecé a acariciarle.
-Bueno, yo me voy. No quiero molestar.- Me dijo bastante serio.
- No, por favor. No, no me dejes sola ahora, que no puedo ponerme ni
de pie. Por favor quédate. A demás no molestas. Estoy sola todo el día y me
aburro muchísimo.
-¿Y dónde están tus padres?- Me preguntó aún de pie.
-Trabajando, como siempre.
- ¿Y si se molestan al saber que he estado aquí con tigo?
-¿Cómo se van a enfadar con el chico que me ha salvado de estar
prácticamente todo el día tirada en la carretera sin poderme mover? Más bien se
enfadarían si no te hubiera invitado a quedarte.
No me contestó, simplemente me sonrió y se sentó a mi lado. Echó una
ojeada al salón de estar de mi casa.
- ¿En serio que no viene nadie?
- Sí, por desgracia es en serio.
-¿No vienen tus amigas?
Al hacerme esta pregunta no pude evitar ponerme muy triste, tanto que
me llevé las manos a la cara. No era tanto como para ponerse a llorar otra vez,
más que nada porque creo que ya no me quedaban lágrimas.
-Oh, perdona, no quería herirte. Es sólo que me parece extraño.
-No, si no pasa nada. Tienes razón. Es que con la gente con la que me
relacionaba antes… Ya no me llevo bien… La gente muchas veces parece
maravillosa cuando las conoces pero luego acaban haciéndote daño.
-Ya, sé lo que se siente.- Lo que yo no sabía, porque no estaba en
Internet, es que muchos de sus amigos le habían dado de lado al empezar a ser
famoso. Por envidia. Y eso era justo en lo que él estaba pensando. Empezó a ponerse
triste él también.
-Pero bueno. No quiero ponerte triste a ti también.-Demasiado tarde.
Harry empezaba a lagrimear, mirando sus pantalones.
Lo ha debido de pasar mal él también. Así que esta vez fui yo la que
le abrazó. Parecía un niño pequeño triste. Cuando notó que le abrazaba por la
espalda, en seguida se giró y me miró por un segundo. Pude ver sus ojos
llorosos, una mirada que necesitaba desahogarse. Luego me abrazó el también, y
apoyó su cabeza en mi hombro. Lloró sobre mí un tiempo indefinido, y en
silencio. Mientras yo le acariciaba el pelo. Eso es lo que hago yo para poder
relajarme.
Cuando paró se separó un poco de mí. Y con algunas lágrimas en los
ojos y una sonrisa en la cara me dijo:
-Gracias, no sabes cuánto tiempo te he necesitado.
Continuará…
Capítulo 6.
No sabía qué hacer, si reír o llorar. ¡Harry me
había dicho que me necesitaba! Esta situación era nueva para mí en muchos sentidos.
Primero, era la primera vez que entraba un chico en mi casa, por mucho que me
cueste reconocerlo. Segundo, era la primera vez que tenía a una persona famosa
tan cerca de mí y menos con el chico al que tantas veces había soñado poder
conocer. Tercero, era la primera vez que veía a un chico llorar delante de mí.
Cuarto, era la primera vez que un chico me decía que me necesitaba.
Ante esta situación, y frente a todos los
sentimientos encontrados en mí, por supuesto, no sabía cómo ni qué decirle. Así
que decidí hacer el gesto universal que todo el mundo conoce para animar a
alguien. Me acerqué a él, despacio y sin dejar de mirarle a los ojos, unos ojos
que se sumergían dentro de mí, y a los que ninguna parte de mi ser puede
escapar. Y no, ya sé lo que estáis pensando… Me acerqué a su mejilla, y le di
un pequeño beso.
-No te preocupes, todos necesitamos a alguien con
quien poder desahogarnos. Para mí ese alguien creo que eres tú. No suelo ser
tan abierta con nadie, y menos con un desconocido.- Le dije sin apartarme de su
mejilla y susurrándole a oído. Mis frases eran lentas y bastante pensadas en mi
cabeza, porque aun que se me dé bien el idioma, la fluidez se pierde si no la
practicas. Y fue con esa palabra desconocido, con la que la di la idea
que justamente quería evitar precisamente porque no sabía qué iba a
responderle.
-Creo que a mí me pasa lo mismo.- Me contestó él
también en mi oído, con una voz que hizo que un escalofrío me recorriera por
todo el cuerpo, y también entre susurros.- ¿De verdad no sabes quién soy?
¿Qué le digo ahora? Si
le decía que sí, era muy probable que se fuera enseguida; que podía pensar que
yo era otra fan loca, que quería algo de él, o que me inventaría alguna
historia estúpida de nosotros para contarlo a todo el mundo, aunque en verdad
no hubiera pasado nada, como hacen muchas con famosos sólo para conseguir fama
y dinero sucio.
Por otra parte no podía
mentir a una de las personas que son más importantes para mí. Él no se merece
que lo mientan, ya le han hecho de sufrir como a mí y sé lo mal que se pasa. A
demás tarde o temprano se iba a acabar enterando. El silencio comenzaba a ser
algo incómodo. Él se extrañó de la tardanza de mi respuesta, por lo que se
separó de mí lentamente, y me miraba con el ceño fruncido y con ojos
interrogantes, al verle así no pude mirarle a los ojos. Así que finalmente dije
lo que tenía que decir.
-Sí, si sé quién eres Harry Styles. Sé que eres de
Holmes Chapel, que tienes dieciocho años, que vives en Londres, que estás en el
grupo One Direction,
sé que eres uno de los vocalistas, pero lo que no sé es qué haces aquí en
España…
-Buff…-dijo
llevándose las manos a la cabeza- Está bien, venga ¿Dónde está la cámara?
-¿Qué
cámara Harry? ¿A qué te refieres?- le miré extrañada.
-A cuál va a ser Rosee… ¡A esa que habrás colocado
para grabarlo todo y luego venderlo a los periodistas! De verdad, yo confié en
ti. ¡Pensaba que eras diferente!
-¡Harry, escúchame por favor!- le dije abrazándole
para que no se levantara ni se alejara- Harry, no hay ninguna cámara,
tranquilo.
-Lo siento, no puedo confiar en ti. Todo sería mucho
más fácil si no me conocieras- dijo mientras me apartaba mis manos de él.
-Harry nada ha cambiado. Yo no voy a hacer nada que
tu no quieras que haga, y menos refiriéndose a ti.
-Me voy -dijo cogiendo su casco.
Yo ya no sabía qué
hacer, se iba. A no ser…
-¡Harry Edward Styles, me lo prometiste! ¡Me
prometiste que no te ibas a marchar!- Esa fue la frase que le abrió los ojos.
Frenó en seco, cuando estaba en el umbral de la puerta, y se giró para mirarme.
Pero yo no le miraba él, simplemente tenía la cabeza metida entre las rodillas
tal y como estaba antes de conocerle. Pero no lloraba, tenía la respiración
agitada y estaba a punto de tener un ataque de ansiedad, pero de pronto escucho
que la puerta se ha cerrado. Era muy posible que se hubiera ido, pero ese no
habría sido el Harry que yo había consolado minutos antes. Mis dudas
desaparecieron cuando noto que se sienta a mi lado del sofá. Me agarró y me
estrechó contra sus brazos, y yo me agarré fuertemente a él.
-No te preocupes Rosee. Te creo. Siento haber tenido
que hacerte pasar por esto. Lo siento. Realmente pensé que eras otra de esas
chicas que se quieren aprovechar de mí. Aunque ahora veo que no puedo tener
desconfianza con tigo. Tranquila Rosee, yo nunca rompo una promesa. No me voy a
marchar a no ser que tú me lo pidas, aunque aun así me resultaría difícil… - y
tal y como había hecho yo con él, empezó a acariciar mi pelo.
No le culpo por haber
desconfiado de mí. Si yo estuviera en su lugar también lo habría hecho. Desde
aquel momento estuvimos muchísimos más unidos que antes. Tanto, que me quedé
dormida entre sus brazos; escuchando el latir de su corazón y su voz cantando
entre susurros la canción Chasing cars… ya, mucho más feliz y calmada que
antes.
Continuará…
Capítulo 7.
Me desperté poco a poco. Tenía los
ojos entrecerrados y no era capaz de abrirlos del todo. Estaba apoyada en algo,
que se movía, de forma constante y lenta; abrazada a algo, pero quité despacio
uno de mis brazos para poder tocarme los ojos y así despertarme bien y ver
algo.
Lo primero que vi fueron las piernas
de Harry, junto a las mías, pero yo estaba más bien tendida a la larga del
sofá. Me asusté y pronto me di cuenta de lo que había pasado. ¡Me había quedado
dormida sobre él¡ Me giré rápidamente y vi que él estaba dormido. Se había
dormido abrazándome. No le podía ver la cara porque tenía todo el pelo
tapándosela. No pude evitar reírme al verle así.
Me separé de él despacio. No quería
que se despertara. Miré el reloj. Eran la una. Había estado durmiendo más o
menos una hora. Intenté mover el tobillo, pero me dolió, aunque no tanto como
antes y menos mal que no se me había hinchado. Me incliné hacia su cara. Se
había quedado dormido sentado, y tenía la cabeza apoyada en el respaldo y hacia
atrás. Me preocupó un poco porque, por experiencia, luego le iba a doler el
cuello. Le moví el pelo muy despacio y se lo puse tal y como lo tenía siempre;
pudiendo ver su precioso perfil. No tiene lado malo, le mires por donde le
mires.
Estaba como hipnotizada, mirándole.
Estaba monísimo. Pero era inalcanzable para mí. Yo soy una chica normal (dentro
de lo rara que soy) de España, y él es un artista británico, con una carrera de
éxito, que volvía locas a un millón de chicas con sólo una mirada. No, yo sólo
me conformaba con estar cerca de él y ser su amiga, una de las que nunca te
fallan.
Estaba inmersa en mis pensamientos
cuando mi móvil comenzó a sonar a ritmo de One Direction. Casi pego un grito
del susto y menos mal que conseguí apartarme de él antes de que abriera los
ojos. En seguida Harry se levantó y medio soñoliento preguntó:
-¿Qué pasa, qué es lo que suena?
-Es mi móvil, Harry por favor cógelo que
no me puedo levantar.
-Ok.- Me dijo mientras se restregaba
los ojos con las manos de la misma manera que yo había hecho hace unos minutos,
y se giró a tientas, como cuando uno busca algo con la luz apagada.- Oye, sí
que te gusta nuestra música, ¿eh?- Dijo con una sonrisa burlona en la cara. Y
para hacerse el gracioso, empezó a bailar al ritmo de “Stole my heart”, una de
las canciones de su nuevo álbum y precisamente la que tenía puesta como tono de
llamada.
No le
respondí, simplemente le sonreí y le puse ojos suplicantes para que se diera
prisa y encontrara rápido el móvil, y él no dejaba de bailar, pero de una forma
muy rara, y por eso empecé a soltar algunas carcajadas, y él empezó a reírse
también. Me encanta su risa…
Lo
encontró y me lo dio. Al hacerlo, nuestras manos se rozaron y noté algo
parecido a cuando te da una pequeña descarga eléctrica, pero no era eso…
-¿Hola?- cuando empecé a hablar en
español, Harry cerró los ojos y empezó a asentir como si lo entendiera todo,
aunque no tuviera ni idea. Era muy gracioso.
-Hola hija, ¿de qué te ríes?
-De nada mamá.
-¿Quién es?- me dijo Harry.
-Es mi madre- le dije en susurros
tapando el micrófono del móvil. Se puso muy contento, pero no sé por qué. Se
pegó aún más a mí para escuchar la conversación, y no se lo impedí porque de
todas formas no se iba a enterar de nada…
-Bueno… ¿qué tal la mañana?
-La verdad es que no muy bien- la dije
por una parte mintiéndola.
-¿Y eso?
Entonces la conté todo lo que me había
pasado, y también que Harry estaba conmigo. No se sorprendió, ni me riñó, ni me
pidió que le diera las gracias a Harry, ni siquiera se alegró por mi suerte. Yo
me esperaba otra reacción por su parte, la reacción típica de una madre
protectora que te agobia a preguntas, pero yo nunca he tenido una madre así.
Pero claro mi madre apenas sabe algo de mí, y yo apenas sé algo de ella. La
relación con mis padres siempre había sido muy fría. Ni siquiera sabía quién
era Harry.
-Vale. ¿Necesitas que llame a la
ambulancia?- se limitó a preguntar.- Ni siquiera estaba dispuesta a venir ella
misma a por mí…- ¿Te duele mucho el tobillo?
-No mamá no creo que necesite ninguna
ambulancia… Aún me duele pero menos que antes.
-Venga, cuídate.
Me colgó. Ni siquiera me dio tiempo a
despedirme de ella. Estaba, como se suele decir, con la moral muy baja. Ni
siquiera sé por qué me llamó, nunca lo hace. Apoyé la cabeza en el hombro de
Harry que era lo que tenía más cerca, y me quedé seria, mirando a ninguna parte.
-¿Qué te pasa?- me preguntó Harry.
-Nada es sólo que… - No sabía qué
decirle. Sabía que si me ponía a hablar de ello me pondría muy mal. Es lo que
tiene el no haber tenido ningún amigo en quien confiar en tanto tiempo. Las
malas emociones seguían dentro de mí y las tenía que soltar. Pero… ¿por qué a
él? ¿Por qué con él era todo tan fácil? En ese momento a Harry le sonó la
barriga.
-Buff, que hambre tengo.
-Yo también- dije separándome de él, y
distrayendo la conversación.
-¿Has desayunado?- me preguntó
bastante serio.
-No, mi desayuno se lo comió Napoleón.
-¡Madre mía! ¿Y no has comido nada
entonces desde que te levantaste?
Negué con la cabeza. Se acercó a mí y
me cogió de nuevo en brazos.
-Harry, en serio, no es necesario.
-¿Dónde está la cocina?- Me preguntó
sin soltarme y con una gran sonrisa.
-Al final del pasillo.
Y así me llevó. Cuando llagamos me
sentó en una de las sillas.
-Te voy a preparar uno de mis famosos
tacos.
-¡Oh, qué bien, nunca los he probado¡
-¿Nunca has probado los tacos? No
sabes lo que te has perdido, es mi comida favorita. Pero vas a tener que
decirme dónde están las cosas, que esta no es mi casa y no sé dónde están.
-Vale.
Y así estuvimos un buen rato, yo
indicándole dónde estaba todo y el hablando con migo todo el tiempo. Se
manejaba bastante bien en la cocina. En eso es muy diferente a mí, porque yo
apenas sé usar el microondas, con el que siempre caliento mis comidas
precocinadas. Cuando terminó, le ayudé en lo poco que pude a poner la mesa y le
convencí para que se quedara a comer y fue fácil. Nos lo estábamos pasando
super bien.
-Sabes… eres diferente- me dijo.
-¿Por qué lo dices?
-No sé… eres especial.
-Tú también lo eres para mí Harry, no
sé qué habría hecho sin ti- Hubo una pausa, en la que mi corazón empezó a latir
más fuerte y me puse roja.-No respondiste a mi pregunta.
-¿A qué te refieres?
-A que no sé qué haces aquí, en
España, en mitad de ninguna parte.
-Ah, pues. Es porque no soporto el
ambiente que tenía antes.
-¿Por qué? ¿Qué ambiente?
-Es que… - se llevó las manos a la
cabeza- es complicado.
-No te preocupes Harry, si no quieres
no tienes por qué contarme nada.
-No, sí te lo quiero contar pero…-
hizo una breve pausa para pensar las palabras adecuadas para explicarse- Es que
no puedo aguantar tanta presión, tantos gritos a donde quiera que vaya, a que
la gente me critique sin conocerme, a ser débil y dejarme influir por esas
críticas…
Estaba notando una presión enorme
sobre mí. No podía seguir escuchando todo eso. Necesitaba consolarlo.
-Harry, por favor, no pienses eso.
Ahora estás aquí, conmigo. Todo está bien Harry.
-Sí, tienes razón Rosee.-Dijo
finalmente.
Iba a seguir comiendo. Los tacos
estaban realmente buenos. Pero cuando apoyé los brazos sobre la mesa, hice que
saliera por los aires un poco del relleno del taco que estaba en el tenedor, y
fue a parar en el pelo de Harry.
-Con que tienes ganas de una guerra de
comida ¿eh?
Y ahí estalló todo. Me tiró un poco de
pan, y yo no me iba a quedar quieta. Así fue como empezó le guerra de comida.
Lo manchamos todo. ¡Hasta las paredes! Él fue el primero en parar y se quedó
alucinado cuando se dio cuenta de cómo lo habíamos quedado todo. Estábamos
hechos un asco. Me miró como si me estuviera pidiendo perdón. Pero empecé a
reírme.
-¡Tienes comida en el pelo!- conseguí
decir entre risas.
Continuará…
Capítulo 8.
Narra Harry:
-¡Tienes comida en el pelo!- me dijo entre
risas. Menos mal que no se había enfadado. Me encanta escuchar su risa.-
¿Dónde?- acerté a preguntar mientras tocaba mis rizos.
-Acércate que te la quito.
Me acerqué, agachado. Pero también ella
tenía migas de pan por su rizado y castaño pelo. Así que antes de nada, alargué
mi mano y se las quité delicadamente. Ella se quitó la diadema blanca que
llevaba y puso su pelo hacia mí, para que me fuera más fácil. Al verla así me
di cuenta de que es muy guapa, pero ella no sabe que lo es, eso la hace todavía
más bella. Le puse la diadema. No se me dan muy bien esas cosas, pero al final
se la quedé igual de bien que antes. La sonreí y levanté el pulgar en señal de
aprobación.
-Vale, ahora te toca a ti- la dije
agachándome, pero sin dejar de mirarla a los ojos.
Entonces desvió su mirada hacia mi pelo.
Cuando iba a tocarlo, pareció detenerse.
En parte la entiendo, sé que ella es una fan; y no es para echarme flores ni
nada, pero ya he visto la reacción que le produce a las fans cuando me tocan el
pelo. Sé que suena estúpido, pero se vuelven histéricas. Pero yo sé que ella no
es así, porque si no nada más verme se hubiera vuelto loca. Para que se
tranquilizara miré a otro lado; parece que se pone nerviosa cuando la miro. Me
quitó la comida rápido, como si la diera vergüenza. Me encanta cuando se pone
así, es tan dulce…
-¿Dónde está el baño?- acerté a preguntar,
y así romper el hielo.
-En aquella puerta.
-Ahora vengo- y me levanté en dirección a
la puerta que me había indicado. Notaba una sensación extraña detrás de la
nuca, como cuando parece que alguien te está mirando…
Entré en el baño, era de tamaño mediano.
Tenía una ducha con unos pequeños agujeros en los costados, posiblemente tenía
hidromasaje. En frente de los lavabos había un gran espejo, y la sala estaba
decorada en tonos crema y anaranjados. Me miré en el espejo. El chico que
miraba había cambiado mucho, aunque por dentro es el mismo. Mi vida cambió
radicalmente con mi aparición en televisión, y más tarde como miembro del grupo
británico más popular del momento. Aunque todavía me extraño al ver una masa de
fans gritando mi nombre.
Abrí el grifo y el agua empezó a caer. Me
levanté la cara y tuve una gran sensación de alivio. No podía quedarme mucho
tiempo con Rosee, tenía que ensayar. Los chicos y yo estábamos en una gran casa
no muy lejos de aquí, bastante oculta. Louis se había empeñado en ir a comprar
ropa y había arrastrado a Zayn con él. Louis está un poco loco, pero menos mal
que Zayn se apunta a cualquier cosa siempre que esté de humor, sino tendría que
haber ido yo.
Pero como si hubiera ido con ellos porque
llevaban ya varias horas sin aparecer y tenían el móvil apagado. Así que fui
con la moto a buscarlos, pero como no estaban por ninguna parte, tuve que
volver. Y volviendo me encontré con Rosee.
No iba a ser una despedida, sino un hasta
mañana, eso lo tenía seguro. En ese momento sonó mi móvil.
-¿Hola?
-¡Harry!- gritó Zayn al otro lado de la
línea- Por favor Louis deja de pegar saltitos que ya sé que esos pantalones
molan mucho- conseguí escuchar. Ha, ha, ese Louis siempre en su mundo. – He
visto tus llamadas, no te preocupes estamos bien. Louis ha alquilado un coche,
y sobre las seis o así vamos a volver a casa para el ensayo. ¿Tú estás en casa?
-No, estoy con una amiga.
-¿Aquí, en España? ¡Pero si sólo llevamos
aquí unas horas y es la primera vez que vienes!
-Sí, pero mientras vosotros estabais de
compras, yo he conocida a Rosee.
-Am, OK. Entonces, ¿quieres que nos
pasemos a por ti?
-Vale, pero traer algo para llevar mi
moto.
-Venga, a las seis nos pasamos a por ti.
-Harry, ¿y es guapa?- dijo Louis en ese
momento. Pero no pude reprocharle nada, porque Zayn colgó. ¿Es que acaso uno no
puede tener una amiga sin que nadie se piense nada? Yo soy así, me entiendo
bien con las chicas, sean como sean. Es una cualidad que suele formar ideas
equivocadas y también sentimientos, por ello he roto algún que otro corazón
aunque siempre por un malentendido, y luego se soluciona todo. No hay más
rencor, no hay de donde pueda salir.
Salí del baño y vi a Rosee limpiando como
podía la mesa. No la iba a decir cuando me iría, no quería ponerla triste, ni a
ella ni a mí mismo.
-¡Déjalo Rosee ya lo hago yo!
-No si no pasa nada.
-En serio por favor para, lo tengo que
recoger porque he sido yo el que he empezado todo.
-¡Si he sido yo la que te he tirado la
comida al pelo!
-Sí, pero lo has hecho sin querer.
-Vale, ¡pero no me puedo quedar quieta
viéndote limpiar!
-OK, pues pon la tele.
Narra Rosee:
Me acerqué al mando y puse la tele
mientras Harry se ponía a limpiar.
-¿Dónde está la fregona y el cepillo?- me
preguntó.
-Fuera, dentro del cobertizo.
Y se fue, yo me puse a ver la tele, pero
me di cuenta de que estaba en español y sin subtítulos. Así que leí los botones
del mando. Me puse a tocar botones pero nada, por ninguna parte aparecía algo
para cambiar el idioma. Leí, y releí las indicaciones, pero nada. Llevaba ya
más de diez minutos buscando, cuando me di cuenta de que Harry no había vuelto
aún.
-¡Harry!- grité, pero nadie respondió. Por
un momento me sentí muy sola, y no me gustó nada.- ¡Harry!- grité de nuevo. Un
doloroso pensamiento recorrió mi mente.- ¿Se ha marchado?- dije entre susurro e
inconscientemente en inglés.
-¡No! ¡Estoy aquí!- dijo Harry, y cuando
me giré no pude reprimir la risa. Tenía el cepillo en una mano, la fregona
apoyada sobre sus hombros, y se había puesto en la cabeza, a modo de turbante,
una toalla.- ¿No pensarías en serio que
me iba a marchar?
-No claro que no. Es que…
-Te sentías sola- Harry terminó la frase
que yo no era capaz de terminar, y me puso una mano en el hombro.
-Si…- me limité a contestar. Pero
enseguida empecé a reírme.- ¿Pero por qué te has puesto eso?
-Quería tener una imagen más auténtica de
chico de la limpieza.
-Te queda muy bien- dije con timidez.
-Gracias, ¿me puedes hacer una foto?
-¿Para qué?
-Es que quiero enseñársela a los chicos.
-¿Cómo, es que ellos también están aquí?
-Sí, decidimos venir a España porque así
estaríamos más tranquilos para ensayar las canciones del nuevo álbum.
De que me contó todo esto se me puso el
corazón a mil. ¡Tenía una pequeña posibilidad de conocer a los chicos!
Continuará…
Capítulo 9.
Me quedé en una especie de estado de sock. Notaba cómo mi corazón
comenzaba a latir con un ritmo más acelerado. La simple idea de poder estar con
el grupo al completo me llenaba de emoción, pero a la vez un gran nerviosismo
me invadió. Sobre todo con preguntas como: ¿Qué me pondría? ¿Qué les diría?
¿Les entendería? ¿Les caería bien? ¿Cómo actuaría?...Todas estas cuestiones
resonaban en mi cabeza. Pero algo era seguro, Harry no me había invitado a
conocerlos, ni siquiera me había dicho si quería conocerlos o algo por el
estilo. Pero respeto su decisión, yo no soy nadie para auto invitarme. Estas
ideas fluían por mi pensamiento cuando Harry repentinamente pegó un chillido.
-¿Qué pasa Harry?- le dije mientras me tapaba los oídos. Había emitido
un grito increíblemente agudo para ser de un chico y con una potencia
impresionante.
-Nada, es que quería sacarte de tus pensamientos, y como no era capaz
con palabras he decidido gritar- me contestó tranquilamente- por cierto ¿en qué
pensabas?- me preguntó mirándome con curiosidad.
-En tonterías nada más. –Le respondí a modo secante. No quería que se
imaginase lo que rondaba por mi cabeza.
-Bueno, no te preocupes tarde o temprano me lo vas a acabar contando-
dijo dándose aires de superior.
-¿Y por qué crees que lo haré?-le contesté con una mirada incrédula.
-Porque sabes que puedes confiar en mí- me contestó mientras barría el
suelo. Eso era incuestionable. Pero la pregunta era, porqué sentía que podía
confiar en él, a fin de cuentas sólo llevábamos parte de un día juntos; y ya
parecía que le conocía de toda la vida. Y para rematar la frase contestó- y
sabes que yo también confío en ti Rosee.
Estas palabras llegaron
hasta el fondo de mí ser. Era agradable saber que ese lazo que nos unía era
mutuo, y en mi rostro se reflejó una tímida sonrisa que él no ignoró.
-Está bien Harry, en eso no tengas ninguna duda- me limité a
responder- y ahora ¿con qué quieres que te haga la foto?
-Ten, usa esto- me dijo tendiendo un iPhone de Apple hacia mí. La
verdad es que precisamente a Harry se le veía que no le faltaba el dinero. Y
aquel pedazo de móvil no hacía más que
recordármelo. La pantalla era super plana y muy nítida, casi tanto que, al
enfocar a Harry con el objetivo, parecía que le podía tocar. Le hice la foto,
todavía algo impresionada.
-¿Te gusta?- me dijo adivinado mis pensamientos- ¿Nunca habías visto
uno?
-Sí, pero en los anuncios de televisión… La verdad es que son una
pasada- le dije mientras le tendía el móvil.
-Están bastante bien, lo malo es que como me lo guardo siempre en los
bolsillos llamo sin querer a todo el mundo- dijo mientras se disponía a
guardárselo- un momento quiero, hacerte una foto- y lo volvió a sacar.
-¿A mí? Pero porqué.- Dije mientras intentaba levantarme de la silla,
y cómo no, enseguida se acercó a ayudarme.
-Porque eres mi amiga ¿no? Y no hay nada de malo en eso, pero si no
quieres no pasa nada, no te quiero obligar. A demás me gusta mucho tu
sudadera.- Dijo señalando al estampado de la bandera británica.
-Oh, gracias. Está bien, te dejo que me hagas una foto, pero con una
condición. Tienes que posar tú también.
-Vale, de todos modos ya me he acostumbrado.- Dijo colocando
perpendicularmente el iPhone sobre una de las estanterías de la cocina. Se
quitó la toalla de la cabeza. Era curioso ver que el pelo le tenía exactamente
igual que antes. Tocó varias veces la pantalla seguramente para poner la cuenta
atrás antes de hacer la foto. Rápidamente se acercó a mi y pegamos nuestras
cabezas, al mismo tiempo que esbozábamos una gran sonrisa. Cuando estuvo echa
la foto, fue rápidamente a por su móvil y puso una cara de inmensa alegría.
-Déjame verla por favor- le dije.
-¡Sí! Sales genial Rosee- me dijo acercándose a mí para que ambos
pudiéramos contemplar la foto.
-No mejor que tú Harry- ese comentario se quedó flotando en el aire, y
por unos segundos reinó el silencio, silencio en el que Harry me miraba con
cara confundida y deseosa de decir unas palabras que no surgieron...
-Bueno- dije para romper el silencio- ¿me puedes ayudar a poner la
televisión con subtítulos?
-Claro pásame el mando. Aunque la verdad, no me vendría nada mal
aprender un poco de español. – Dijo mientras examinaba cuidadosamente los
botones.- Me asombra que sepas hablar en inglés tan bien, y me da un poco de
envidia.
-¿Por qué? ¿Es que no aprendías otra lengua en el instituto?
-Sí, he dado clases de francés pero no se me da tan bien como a ti el
inglés. Siempre me ha gustado conocer nuevas lenguas, solo que claro, allá a
dónde voy todo el mundo sabe hablar en inglés y por eso nunca he sentido la necesidad
de aprender lenguas.
-Bueno, si quieres puedo intentar darte clases de español, por lo
menos para que puedas entenderme.
-Eso sería genial, me da a mí que serás una excelente profesora.
-Sí, pero pongo una condición.- Dije haciéndome la interesante.
-¿Y cuál es?
-Que tú me enseñes a cocinar. En serio Harry, creo que lo haces de
maravilla- dije dedicándole una gran sonrisa que también le contagió.
-Por supuesto, será todo un placer- dijo mientras que me hacía una
reverencia y al mismo tiempo apretaba uno de los botones del mando. Mágicamente
aparecieron los subtítulos en la pantalla y le miré con una cara super
impresionada.
-Oh, ¡también me enseñarás eso!- le dije justo antes de soltar una
carcajada.
Harry terminó de limpiar. La
verdad es que lo quedó todo impecable. Tenía cara de cansado. Sabía que no
tenía que haberme quedado quieta. Intenté mover el tobillo, y ya apenas dolía y
lo tenía mucho menos hinchado. Se sentó en una silla a mi lado, intentando
parecer lleno de energía aunque yo sabía que no era verdad.
-Vamos Harry, ven conmigo, vamos a echarnos en el sofá. Así estarás
más cómodo.
-No si no pasa nada Rosee estoy bien- dijo mientras se apartaba hacia
un lado el flequillo.
-Venga Harry, me dijiste me ibas a contar todo, y aunque no me lo
digas yo sé que estás cansado y créeme no me gusta nada verte así cuando yo
también debería haber estado limpiando contigo.- Acto seguido me levanté y abrí
mis brazos para darle un abrazo.
-Es imposible llevarte la contraria.- Me dijo mientras me abrazaba.-
Está bien, venga que te ayudo.
Me agarró de la
cintura y puso uno de mis brazos rodeándole el cuello y otro a su cintura
mientras él sujetaba la mía. Tal y como hace una horas me había ayudado a subir
a su moto. Cada cosa que me ocurría, hacía o decía que tuviera que ver con él
estoy segura de que nunca se me olvidarán.
Con bastante agilidad
llegamos al salón y nos sentamos en el sofá. En seguida Harry cogió el mando, dispuesto
a poner los subtítulos.
-Espera, es mi turno. Enséñame a ponerlo- le dije arrebatándole el
mando de las manos.
-Está bien, pulsas aquí, aquí y luego aquí.-En seguida estuvieron
puestos los subtítulos.
-Bueno, y qué te apetece ver.-Y le tendí el mando. La verdad, no suelo
ver mucho la tele. Prefiero entregar mi atención a los libros o a mi ordenador
aunque siempre me han gustado las películas. Y como leyendo mis pensamientos,
Harry se detuvo en un canal en el que estaban echando una. Ninguno de los dos
la habíamos visto, así que decidimos verla.
Realmente era una
película muy buena, aunque la historia era la de siempre. La típica en la que
hay un agente secreto que salva a la guapa, y después de algunos embrollos, se
funden en un apasionado beso mientras el edificio de fondo explota. Para ser
sincera, en la parte del beso yo no sabía a dónde mirar. No me digáis que nunca
os ha pasado… Más o menos a mitad de la película, me habían entrado las ganas
de cambiar de postura, no me puedo estar quieta más de media hora. Harry se dio
cuenta y sin decirme nada, me cogió piernas y las tumbó sobre las suyas, y me
quedé super cómoda. Lo malo es que como ya he dicho, en la escena del beso,
estaba prácticamente obligada a mirarle, pero lo solucioné haciéndome la
dormida. Pasados unos diez minutos creo que él se dio cuenta, y empezó a
hacerme unas caricias por mis gemelos, seguramente pensando que yo estaba
totalmente dormida y que no me enteraría de nada. Menos mal que tenía puesto
unos vaqueros porque si no me habría dado la risa.
En ese ambiente tan
relajado, me olvidé de todo y creo que verdaderamente me quedé adormilada bajo
las caricias que Harry me daba y el silencioso volumen que tenía la película.
Pero de repente noté el ruido de un coche entrando en el porche. Abrí los ojos
y me incorporé. Miré a Harry que también me miraba, pero con unos ojos
ligeramente tristes.
-Rosee, no te lo he contado porque no quería ponerte triste, pero me
tengo que ir. Zayn y Louis han venido a por mí y me tengo que marchar.- Me dijo
con voz temblorosa.
Rápidamente se
levantó, me dio un beso en la mejilla, abrió la puerta y se fue. No me dio
tiempo ni a reaccionar. Cuando me quise dar cuenta estaba con Napoleón rondando
por mis piernas y sin poder verle. Aquel beso me había dejado helada. Harry se
había marchado. Me sentí fatal, seguramente ya no le volvería a ver.
Pero esta idea se
disipó de mi mente cuando veo un mensaje escrito en mi mano con bolígrafo azul:
``Pasaré a por ti a
las once``
Y en mi palma me
había escrito su firma y su número de móvil. Pegué un chillido de alegría que a
veces hace que me pregunte si llegó a escucharme él.
Continuará…
Capítulo 10.
Estaba en el sofá viendo mi mano como si fuera un tesoro. En parte sí que lo era. Me llamó la atención
el número de Harry, sobre todo porque era bastante largo. Miré su firma. Tal y
como la había visto en imágenes de Internet. No podía haber estado más feliz.
De pronto me percaté de que no tenía su número apuntado en el móvil y que se
podría borrar, así que rápidamente lo guardé en mis contactos, que no eran muchos
por cierto. Napoleón se puso repentinamente a ladrar.
-¿Qué pasa chiquitín?- le dije cariñosamente mientras le acariciaba la
cabecita. Rápidamente saltó al sofá se acurrucó a mi lado y se quedó calladito.
Estaba claro lo que le pasaba. Estaba celoso, eso es todo. Y tenía razón, desde
que estuvo Harry con migo apenas le había echo caso al pobrecillo, cuando
normalmente le tengo muy mimado.
-No te preocupes, nunca me voy a olvidar de ti- sonreí, le cogí y lo
puse pegando mi pecho- tú siempre vas a ser mi bebé.
Pareció entenderme, porque enseguida hizo
amago de lamiarme toda la cara si no se lo hubiera impedido. Ya eran las seis y
media, hora de la merienda. Me levanté con cuidado, apoyándome en los muebles
para caminar y me dirigí a la cocina. El pasillo por el que tengo que pasar
para ir a la cocina es amplio, con algunas plantas y con un gran espejo que
ocupa prácticamente toda la pared. Me miré en el espejo. Los ojos me brillaban
de la emoción y de la alegría que sentía, e instintivamente me toqué la mejilla
en la que Harry me había besado sólo unos minutos antes. Me puse colorada sólo
al recordarlo. Debía de haberle caído bastante bien porque nosotros, los
españoles, somos lo únicos que tenemos costumbre de dar un beso como saludo o
despedida. Sin embargo él me había besado, eso era lo que importaba, y al día
siguiente estaba dispuesta a saludarle de la misma forma. Llegué a la cocina y
me preparé un té, para calmar los nervios. Puse la televisión y aparecieron los
subtítulos. Ahora sé que se puede echar de menos a una persona en media hora.
Estaba aburrida de nuevo así que puse música
en bajito de mi móvil, y encendí mi ordenador. Miré en el Messenger, cero
mensajes, miré el Tuenti, cero mensajes… Y cuando se me estaban quitando las
ganas de seguir mirando mis cuentas vi que en Twitter tenía un nuevo seguidor.
Eso era raro, así que me metí a ver quién era, y cuán fue mi sorpresa cuando
descubrí que Harry me estaba siguiendo. ¡Nuestra amistad iba en serio! Pero
todo fue aún mejor cuando leí el último tweet de Harry:
“Te echo de menos”
Era exactamente lo que me pasaba y estaba
segura que lo decía por mí. Yo le “respondí” con:
“Yo también”
Las horas siguientes fueron bastantes
aburridas, como de costumbre. Mi padre llegó a las nueve, y me dijo que mamá
había llamado y le había dicho que llegaría tarde y que no la esperásemos para
la cena. Mi padre es un hombre alto, de constitución fuerte, con el pelo negro
y unos ojos grises muy profundos. Lástima que yo no haya heredado esos ojos.
Siempre le ha apasionado la naturaleza, en
especial la botánica. Por eso tiene un pequeño bonsái en su mesa desde que
tengo memoria. Trabaja en el campo y le encanta, tanto que su pasión lo absorbe
y lo aparta de mí. Si vas a hablar con él lo más probable es que te cuente lo
emocionante que ha sido descubrir una nueva propiedad de una planta conocida.
Parece que no tiene otro tema de conversación. Pero eso no significa que cuando
lo necesito no está a mi lado, siempre que lo he llamado ha estado ahí y se ha
preocupado por mí más que mi madre.
-Bueno papá, ¿qué vamos a cenar?- pregunté mientras lavaba los platos
en los que Harry y yo habíamos comido los tacos.
-Pues supongo que lasaña- dijo mientras sacaba los ingredientes- un
momento, ¿por qué estás lavando dos platos? ¿Es que acaso no lavaste los de
anoche?- Era extraño que me lo preguntara, y más extraordinario aún que se
hubiera dado cuenta.
-No papá, es que he comido con un amigo- le respondí mientras sonreía
recordando a Harry.
-¿Un amigo? ¿Quién hija?- me preguntó en tono preocupado.
- Un nuevo amigo que he hecho esta mañana, verás es que salí a correr
un rato con Napoleón por el campo, pero me tropecé con un bache de la carretera
y no me podía levantar porque me dolía mucho el tobillo. Entonces apareció
Harry con su moto y me trajo muy amablemente a casa. Y para agradecérselo le
invité a comer.- Le dije intentando conseguir la mayor naturalidad que pude
adoptar.
-¡Has montado en moto hija!- me dijo en tono alarmantemente excitado.
-Sí, no hay nada de raro papá. Además, no tenía otra opción. Recuerda
que no podía moverme.
-Harry… ¿no es de aquí verdad?- preguntó mi padre.
-No, es del Reino Unido y ha venido aquí con unos amigos a pasar las
vacaciones.- Me limité a contestar.
-¿Y sabe hablar español?- preguntó con curiosidad, una curiosidad que
me extrañó muchísimo en él.
-No, sólo habla inglés y un poco francés. Pero como a mi se me da bien
el inglés, no he tenido ningún problema a la hora de hablar.- Contesté
orgullosa.
-Muy bien hija. Ya sabía yo que ese viaje a Estados Unidos te había
venido muy bien.- Contestó animado.- Me parece muy bien que hagas amigos.
-Ya papá- dije sin poder evitar reírme. Se me hacía raro tener esa
especie de charla padre e hija.- He quedado de nuevo con él mañana a las once.
Me ha invitado a su casa y va a venir a por mí.
-Bueno pues espero que te lo pases muy bien.- Y me dio un beso, como
si yo hubiera hecho algo excepcional.
Luego le ayudé a preparar la cena y comimos
solos en silencio. Cuando acabamos recogí la mesa, como haría toda niña buena;
le di un beso a mi padre de buenas noches, me puse el pijama y me metí en la
cama. Me puse a leer un libro porque no era capaz de conciliar el sueño, pero
ni siquiera conseguí centrarme en la lectura. Estaba demasiado nerviosa
pensando en One Direction.
A la mañana siguiente…
Me desperté a las siete de la mañana con los
nervios a flor de piel. Cuando me disponía a salir de mi habitación, me percaté
de que se oían ruidos. Agucé mi oído y escuche a mi madre y a mi padre hablando.
-¡Es verdad, todavía no se han ido a trabajar!- dije bajito para que
no me escucharan. Volví a meterme en la cama, y estuve acariciando a Napoleón
una hora, hasta que escuché el sonido de la puerta al cerrarse. Entonces abrí
mi ventana, miré el paisaje y rápidamente salí de mi habitación y me fui
corriendo al baño, deslizándome con los calcetines por el suelo. Me lavé la
cara y volví a mi habitación. Durante el tiempo que había estado acariciando a
Napoleón ya había planeado lo que iba a ponerme, aunque la verdad es que no me
fue nada fácil.
Escogí unos vaqueros cortos, una camiseta
negra de manga corta ancha y caída de un hombro, y unas sandalias negras con
pintas plateadas. Para complementar, me puse un collar plateado, largo y fino.
En mi opinión estaba guapa y a la vez super cómoda.
Fui al baño de nuevo para peinarme, pero no
tenía ni idea de qué hacerme en el pelo. Después de pasar veinte minutos frente
al espejo, decidí hacerme un recogido hacia atrás, como un tupé, y me cardé un
poco el pelo. El efecto resultante fue el de una auténtica roquera si no fuera
por que en mi cara no había ni rastro de maquillaje. No lo necesito, y me
enorgullece decir que tengo un cutis impecable, solo que un poco falto de sol.
Siempre he sido muy blanca de piel, y eso contrastaba muchísimo con mi camiseta
negra. Pero tenía tiempo todavía de ponerme morena, al fin y al cabo, el verano
acababa de comenzar.
Salí corriendo hacia la cocina, y en ese
momento me di cuenta de que mi tobillo estaba perfectamente y no me dolía nada
en absoluto.
-¡Voy a disfrutar de un día a tope!- grité lo más fuerte que pude y
levantando los brazos.
Como todas las mañanas me hice mi desayuno
con bacon. Esta vez estuve muy pendiente de Napoleón, y le di rápidamente su
desayuno para evitar desastres. Desayuné más rápido de lo habitual por los
nervios y lo recogí todo. Me acerqué a ver mi móvil.
-¡Mierda! Tiene poca batería.- Exclamé alarmada.
Rápidamente fui a buscar el cargador, y en la
pantalla táctil apareció el icono de cargando. Y como tenía el móvil en la
mano, me entraron ganas de poner música. Y así lo hice, puse la canción Up All
Night, como no, de One Direction. Me encanta esa canción, y tiene una letra muy
marchosa, tal y como estaba mi corazón. Empecé a cantar como una loca, cerrando
los ojos, imaginándome en un escenario con miles de personas gritando mi nombre
y aplaudiendo. Sólo imaginándomelo me emocionaba, y me puse a hacer los
movimientos que hacen las superestrellas al cantar, con algunos pasos de baile
incluidos.
Como tenía la música a tope no me di cuenta
de lo que pasaba a mí alrededor. Harry ya había llegado, y estaba observándome
por la ventana, con los ojos como platos y con la boca abierta de par en par de
la admiración. Cuando acabé mi “actuación”, se puso a gritar y a aplaudir.
Cuando me di cuenta pegué un chillido y me llevé las manos a la cara muy
avergonzada.
-¡Rosee eres genial, pero por favor déjame entrar!- dijo golpeando el
cristal. Yo no sabía si abrirle o no. Quería que me tragase la Tierra o que de
repente se le borrase la memoria a Harry, o incluso que el tiempo retrocediera.
Había algo que yo no soportaba, y es que me escuchen cantar o que me vieran
bailar. ¡Y encima habían resultado ser las dos cosas!
Me acerqué a la puerta y le abrí finalmente.
Tenía mis manos tapándome la cara, no quería ni que me viera. Nada mas abrir se
abalanzó sobre mí y me dio un enorme abrazo levantándome hasta del suelo, pero
yo no me retiré las manos de la cara.
-¡Rosee, con esa voz serías capaz de ser más famosa que nosotros!- me
dijo al oído mientras me acariciaba el pelo.
-Harry, por favor, no digas tonterías- contesté entre susurros.
-No digo tonterías Rosee, es en serio- dijo mientras apartaba mis
manos de mi rostro. Mis ojos temerosos enseguida se encontraron son los suyos
completamente emocionados- espera a que se lo cuente a los chicos.
-No Harry, no le digas nada a nadie- le dije apartándome bruscamente
de él- no podría soportarlo…- esto no era nada bueno, estaba a punto de llorar
por la estupidez que había hecho. Me giré y le di la espalda, no podía mirarle
a la cara.
Pero Rosee, el mundo necesita saber que existe esa voz tan increíble
que tienes-dijo mientras me rodeaba con sus brazos por la cintura. Estaba a
punto de derretirme, literalmente. Me giré para hablarle a la cara.
-Harry, tienes que prometerme que no le dirás nada a nadie. Sólo tú lo
sabes. No soporto ser el centro de la atención. Yo, nunca podré ser como tú…
-Pero…-dijo de modo suplicante.
-No Harry, nada de peros, si realmente quieres ser mi amigo tienes que
respetar mi decisión.
-Está bien, sólo si prometes al menos cantar con migo aquí, en tu casa
y cuando estemos solos- dijo mientras me agarraba la cara con sus manos, seguramente
para evitar que dejase de mirarle a los ojos- en serio Rosee, me gustaría mucho
cantar contigo.
-Pero Harry no lo entiendes, yo no he cantado con nadie nunca y
tratándose de ti mas difícil me resulta- dije agarrando sus manos y bajando la
mirada.
-Vale Rosee, no se lo diré a nadie y tampoco te obligaré a cantar,
pero que sepas que tienes una voz preciosa- dijo mientras me abrazaba por
segunda vez- será nuestro secreto.
-Gracias- y le abracé aún más fuerte.
-Venga vámonos.- Dijo agarrándome de la mano.
-¿A dónde?- le pregunté ya más calmada.
-¿Tú qué crees?- me dijo divertido.
Continuará…
Capítulo 11.
-Pues la verdad no lo sé Harry- respondí.
-Vamos a mi casa- dijo tendiéndome el casco de su moto- ¿te gustó?- me
preguntó señalando a mi mano, en la que había escrito aquel mensajito que me
había animado tanto.
-Sí, mucho, pero me gustaría que me lo escribieras en un papel porque
se acabará borrando, y es algo que me gustaría conservar- y toqué su firma con
la punta de mis dedos.
-Está bien, aunque no tienes que preocuparte por eso. Te lo puedo
volver a escribir las veces que sea necesario hasta que se quede impreso- y
soltó una carcajada- ¡ES BROMA! Aunque si quieres lo haré…
-Buff, menos mal que ya me estaba asustando- y me reí yo también-
seguro que te acabaría doliendo la mano. Por cierto, ¿dónde vives?
-
Ah, ah, ah, ah, es una sorpresa- contestó
mientras se sentaba en la moto.- Venga, súbete.
Se colocó el casco. Yo ya me había puesto el
mío. Hacía un día estupendo y no se veía ni una nube. Tampoco hacía demasiado
calor, y el ambiente era ideal. Me senté detrás y me abracé a él, tal y como lo
había hecho el día anterior.
-Aprendes rápido- dijo girándose un poco para verme recostada en su
espalda.
-Yo no me olvido de nada Harry- mi voz sonaba ahora triste y apagada,
recordando la promesa que me había hecho. Más vale que la cumpliera, si no las
cosas se pondrían muy feas.
-Tranquila, no diré nada- comentó adivinando mis pensamientos- Rosee,
ya no te duele el tobillo, ¿verdad?
-Verdad- respondí separándome un poco de él por la extrañeza de su
pregunta.
-Pues entonces agárrate fuerte.
En cuestión de un segundo, Harry pegó un
acelerón impresionante, que me puso los pelos de punta y me aferré fuertemente
a él. No íbamos muy rápido, pero el acelerón había sido tan repentino, que me
había invadido el miedo.
-¡NO VUELVAS A HACER ESO!- a lo que él me respondió con unas
carcajadas.
-¡Estás muy guapa Rosee!- gritó para que pudiera oírle.
-¡Tú también Harry!- le respondí. La verdad es que parecía que nos
habíamos puesto de acuerdo. Los dos llevábamos camiseta negra y unos vaqueros.
¿Coincidencia no? Dos mentes afines siempre piensan igual…
-¡Y qué haremos en tu casa!
-Pues por lo pronto vas a conocer a los chicos.
-¡¿Qué?! ¡En serio Harry no te he oído!
-¡Que vas a conocer a los chicos!- estuvo a punto de darme algo. ¡Qué
nervios!
-¡¿Y qué se supone que tengo que hacer?!- pregunté bastante
angustiada.
-Nada Rosee, sólo sé tu misma. Eres fantástica tal y como eres, y creo
que les vas a caer genial. Como a mí.- me contestó mientras soltaba una de sus
manos de la moto para tocar una de las mías. Ese fue un gesto muy bonito por su
parte, y me dio bastante confianza.- Si no entiendes algo de lo que te digan no
te preocupes, yo intentaré decírtelo.
- Y, ¿por qué me dices eso Harry?
-Porque a Louis le da por hablar muy rápido cuando está contento, es
decir, siempre.
-Am vale, pues por favor, pídele que hable más despacio con migo.
-Claro, tú no te preocupes.
Estuvimos de camino cerca de veinticinco
minutos en la moto, y llegamos a una zona con muchos árboles. Harry se desvió
por un estrecho camino de tierra y nos adentramos en un bosque.
-¡Esto es precioso!- exclamé. Había muchísimos árboles, y bastante
altos. Intenté mirar el final del camino, pero parecía no terminar nunca, pero
tomamos una segunda desviación que no estaba señalizada. Al minuto pude
contemplar una casa inmensa rodeada totalmente de árboles. Uno de ellos me
llamó especialmente la atención. Se trataba de un sauce llorón gigantesco, que
proporcionaba una sombra enorme. Debajo de él había una mesa y unos bancos de
madera típicos de los campings. Seguramente comerán allí algunas veces, pensé.
Todos esos árboles aportaban una sensación de frescor indescriptible. Harry
aparcó la moto en un hueco que parecía estar reservado para él. Ambos bajamos,
y con algo de dificultad le tendí mi casco.
-Espera Rosee. Antes de nada tienes que prometerme una cosa.- Dijo
bastante serio.
-Claro Harry. Dime, ¿de qué se trata?
.-Tienes que prometerme que no le vas a contar a nadie donde vivimos.
Nos tienen prohibido traer a alguien a casa por miedo a que nos descubran, no
queremos armar jaleos y queremos estar aquí todas las vacaciones. ¿Lo
entiendes, verdad?
-Claro Harry, no hay problema.
-Bien, gracias. ¿Lista?
-Eso creo- dije bastante nerviosa. Seguro que si me hubiera mirado a
un espejo parecería una niña pequeña, y Harry parecía divertirse con mi
nerviosismo.
-No te preocupes, que no muerden, a menos que Niall tenga hambre…- era
la clase de broma que me hizo sentir mucho mejor.
Nos acercamos al umbral. La casa era enorme y
realmente impresionaba mucho. Era de ladrillo rojo, con tejados de color
pizarra y con amplias ventanas. Harry llamó al timbre.
-Sí, ¿Quién eres Harry?- y se escucharon risas de fondo.
-Vamos Lou déjame entrar que no me he llevado llaves- dijo mientras
los dos nos tronchábamos de la risa también. No había entrado aún y ya me lo
estaba pasando bien.
-¡Está bien ricitos!- y más risas de fondo.
-Con que “Lou” y “ricitos”, ¿eh?- le pregunté burlona.
-Nos gusta llamarnos así- y se tocó la nuca mirando a otro lado.
Abrieron la puerta, pero al otro lado de ella no había nadie.
-¿Dónde están?- pregunté intrigada.
-Lo más seguro es que estén en el piso de arriba. Intentando despertar
a Zayn. Le encanta dormir y siempre se levanta el último.
-¿Pero cómo nos han abierto entonces?
-Es que podemos abrir desde distintos puntos de la casa. Somos
demasiado vagos creo…
-¡Me gusta!- exclamé asombrada. La casa por dentro era aún más
increíble. Todo estaba decorado con un estilo muy moderno, que contrastaba con
la apariencia rústica del exterior. Mi casa al lado de esa no valía nada. Claro
que yo no soy una superestrella así que no me extraña. Se oyeron unos ruidos
del piso de arriba, que fueron aumentando hasta escucharse al principio de la
escalera que tenía más próxima.
Lo primero que vi fue a Liam, que
aparentemente venía tranquilo, pero que en cuanto dirigió su mirada al
principio de la escalera bajó a todo correr. Al instante aparecieron Louis y
Niall empujándose para ver quién era el primero que llegaba al suelo. Louis
consiguió ganarle saltando de la barandilla hacia fuera y aterrizando en el
suelo.
Me llevé las manos a la cara. Pensé que se
había hecho daño. Pero al momento se levantó y dijo en sentido irónico:
-¡Estoy bien, gracias por preocuparos!- aunque yo realmente sí lo
había hecho.
Finalmente apareció Zayn bajando lentamente
las escaleras con cara somnolienta y con el pijama puesto; pero en cuanto se
percató de mi presencia se giró y volvió a subir.
-Seguramente va a arreglarse- me dijo Harry- no le gusta aparecer
desarreglado excepto con nosotros, y créeme, se puede pasar horas delante del
espejo.
-¡Hola!- gritaron a coro Liam, Niall y Louis. Y posteriormente un hola
del piso de arriba.
-Hola- contestamos Harry y yo al unísono.
-Así que tú eres Rosee- dijo Louis acercándose a mí y rodeándome con
un brazo el hombro- Harry nos ha hablado mucho de ti.
-¡Louis!- replicó Harry.
-Sí, es verdad. Ayer no estuvo mas que Rosee esto, Rosee lo otro… Y ya
teníamos ganas de conocerte. Encantado- dijo Niall dándome un beso en la
mejilla- aunque ya veo que no a exagerado en nada- ante este comentario me puse
rojísima y le dediqué una mirada a Harry que se tapaba la cara con las manos.
-Anda dejar de torturarle al pobre- dijo Liam dándole unas palmadas en
el hombro a Harry, y dedicándoles unas miradas
a Louis y a Niall- tampoco lo exageréis tanto. Bienvenida Rosee.
-Gracias hermano- dijo Harry abrazando a Liam- veis, él si me entiende.-
No puede evitar la risa. Todos parecían muy simpáticos, pero no había ni rastro
de Zayn.
-Bueno Rosee, ¿has desayunado?- continuó Louis.
-Sí- contesté tímida.
-¡Pues nosotros no!- exclamó Niall- ¡Y me muero de hambre!- entonces
recordé lo que me había dicho Harry antes sobre que puede pasar si Niall tiene
hambre. Ya sé que lo dijo en broma, pero para hacerme la graciosa dije “oh, oh”
y me escondí detrás de Harry. Todos se quedaron extrañados por mi respuesta,
todo menos Harry, que soltó una carcajada tremenda.
-¡Pero bueno! ¡¿Me he perdido algo?!- contestó Louis entre gritos muy
agudos.
-¡¿Se puede saber que le has dicho de mí Harry?¡- preguntó furioso
Niall. Y Liam se partía de la risa.
-Es que antes de entrar estaba nerviosa y…- dijo Harry entre risas.
-Me contó que no mordíais, excepto Niall si tenía hambre- dije yo
también entre carcajadas, saliendo de mi “escondite”.
-¡Hey! No te preocupes que yo tampoco muerdo- dijo Niall acercándose a
mí y luego abrazándome- ¿ves?- estaba muy cómoda con Niall. Es el más bajito y
es sólo un poquito más alto que yo, así que cuando me abrazó estábamos más o
menos a la misma altura.
-Sí, ya lo veo. No te preocupes que nada mas verte ya sabía que no
podía ser cierto- le respondí. En ese momento apareció Zayn bajando por las
escaleras.
-Hola Rosee. ¿Qué tal? ¿Cómo estás?
-Muy bien Zayn- le respondí amablemente.
-Bueno, parece que nos conoces a todos- dijo Liam- eso significa que…
-¡Eres fan de One Direction!- dijeron todos a la vez.
-Sí, me gusta mucho vuestra música. Y al parecer vosotros también me
conocéis a mí.
-Sí, y ya te hemos dicho por qué- dijo Louis. Bueno, ¿quién quiere
tortitas y té?
-Yo- dijo Niall saliendo a correr, mientras le seguíamos todos los demás.
Todo el ambiente era espectacular y la cocina era inmensa. Todos se sentaron en
la mesa menos Harry y yo.
-¿No desayunas Harry?- le pregunté.
-No, ya lo hice antes de ir a por ti- contestó.
-Sí, se levantó a las siete porque según él estaba impaciente y se
preparó enseguida, pero armó tanto jaleo que por su culpa no he podido volver a
pegar ojo- se quejó Zayn y produjo una risa general, tanto que Louis casi
escupe todo su té.
-Bueno, ¿quieres que te enseñe la casa mientras desayunan?- me
preguntó Harry intentando cambiar el tema de burlas hacia él.
-Claro- y le agarré de la mano. Puso cara de alivio y nos alejamos de
la cocina. Me enseñó el salón, tan grande como me lo esperaba y también
bastante desordenado. Tenían un montón de consolas: la Wii, la Play Station, la
X Box, cinco PSPs, cinco Nintendos… En fin de todo.
-Ven, vamos a mi cuarto- me dijo. Subimos al piso de arriba, y se paró
en la primera habitación. En él había un cartelito que ponía: Habitación de
Harry, por favor llama antes de entrar. Abrió la puerta y hubo algo que me
llamó la atención bastante. Estaba muy ordenada, en comparación de como se
encontraba el resto de la casa, pero no dije nada. Tenía una cama enorme, como
una de matrimonio, y una televisión de pantalla plana justo delante.
-¿Duermes con alguien Harry?- le pregunté algo extrañada.
-No, es que me gusta tener mi espacio- me contestó sonriendo.
-Que suerte. Si yo tuviera esta cama en mi habitación, lo más probable
es que no podría ni entrar en mi cuarto. ¡Ocuparía demasiado espacio y no
podría abrir ni la puerta!- exclamé. Pero Harry se había sentado en ella y me
miraba como si estuviera en las nubes. Yo no le molesté, también me quedo a
veces pensando en mi mundo. Simplemente me paseé por la habitación. Entonces
salió de su insomnio.
-¿Quieres ver la de los demás?
-Por supuesto.- Y fuimos a ver la de los demás. Eran todas tan grandes
como la de Harry y también molaban mucho, pero había un detalle que era obvio.
¡Estaban super desordenadas! Tenían toda la ropa por ahí tirada. Había hasta
peladuras de la fruta por el suelo, por no hablar de los numerosos calzoncillos
que me encontré. Cuando estábamos en la habitación de Louis entraron todos los
demás.
-¿Qué Rosee, no te has dado cuenta?- preguntó Louis.
-¿De qué me tengo que dar cuenta Louis?
-De que Harry se ha tirado casi una hora esta mañana limpiando si
cuarto para luego enseñártelo.- Contestó Zayn.
-¿En serio Harry?- le pregunté mirándole a los ojos.
-Sí, es que quería causarte una buena impresión, y como tu casa estaba
tan impecable…
-No te preocupes Harry. Ya sé que en otros países no es costumbre
tener la casa como la tenemos normalmente los españoles. No hace falta que
cambies nada. En serio, eres genial tal y como eres.- Le dije, del mismo modo
que él me había dicho a mí antes de entrar en su casa para tranquilizarme. A lo
que todos respondieron con un aplauso que nos ruborizó a ambos.
Continuará…
Capítulo 12.
Narra Harry:
Es verdad. Me había levantado a las siete de la mañana porque estaba
super emocionado con la idea de traer a Rosee a casa. También he tardado más de
lo habitual en vestirme, cosa muy rara en mi porque yo cojo lo primero que veo
en el armario. Mientras buscaba qué ponerme, me he tropezado con una de mis
chaquetas que estaban en el suelo e ice un ruido tremendo, que parece que
despertó a Zayn. Al tropezarme me di cuenta de lo mal que tenía la habitación y
de lo bien limpia y ordenada que estaba la casa de Rosee, así que decidí
ordenarla al menos. Pero los chicos tienen razón. El contraste estaba demasiado
a la vista. Y ahora no sabía dónde meterme. Menos mal que ella lo ha suavizado
todo. No la respondí, no sabía que contestar.
-Bueno y, ¿qué hacemos ahora?- preguntó Liam.
-Si os apetece, podemos salir fuera un ratito.- Dijo Zayn.
-Sí venga. Vamos chicos.- Dijo Louis mientras me agarraba del brazo.
Ambos salimos los primeros y a Rosee la quedé atrás con Niall.
-Espera Rosee ven conmigo- había acertado a escuchar antes de salir.
Pero, ¿a dónde se supone que la llevaría Niall? Espero que no fuera a
ridiculizarme delante de ella porque si no se iba a enterar. Fueran a donde
fuesen sentí algo en mi interior que no me gustó.
Narra Rosee:
-Vale- contesté a Niall. La verdad, no me esteraba algo así. Me daba
un poco de apuro separarme de Harry, más que nada porque apenas conocía a
ninguno. Pero así tenía una oportunidad de hacer nuevos amigos. ¡Y qué amigos!
- ¿A dónde vamos Niall?- le pregunté mientras subía las escaleras detrás de él.
-A mi cuarto. Quiero enseñarte algo.- Su forma de hablar era distinta
al resto. Ese acento irlandés se nota bastante en el inglés, pero para bien.
Cuando llegamos a su cuarto, me dejó pasar a mí primero y cerró la puerta
cuando entró detrás de sí. A continuación se acercó a uno de los armarios y lo
abrió, pero yo no me acerqué así que no veía lo que había en su interior.
-Vamos, acércate y escoge una.-
continuó haciéndome señas para que me acercara. Me acerqué curiosa a ver qué era
lo que me estaba diciendo Niall con tanta insistencia. Me emocioné al ver de
que se traba. Allí dentro tenía guardadas cuidadosamente todas sus guitarras.
-¿Tengo que escoger una? ¿Para qué?- le pregunté bastante intrigada y
rozando con mis dedos una de ellas.
-Antes me he dado cuenta de que eres una fan, y he pensado ¿cuál sería
el mejor regalo que se le puede hacer una fan? Sin duda sería que sus ídolos
tocasen una canción sólo para ella, así que quiero que escojas una guitarra. La
que tú quieras que yo toque.- me contestó.
-Gracias Niall, de verdad, no sabes lo que significa para mí el poder
estar aquí con vosotros y bueno, que me hagáis este regalo- le dije muy animada
y dándole un abrazo.
-La verdad es que a ellos aún no les he dicho nada de mi intención,
pero no se negarán. ¡Tenemos que ensayar y tú nos darás tu opinión! ¿Qué te
parece?
-Me parece genial.
-Pues venga escoge una- me dijo.
-Es que la verdad no sé cuál escoger, son todas preciosas. Un momento.
¿No es esta con la que gravasteis un video en el que salías tú tocándola en un
programa de radio?- dije señalando una de las guitarras.
-Sí, es exactamente esa. Tienes buen ojo. ¿Quieres que usemos esa?- Me
preguntó.
-¡Claro!
Narra Harry:
-¿Tienes idea de qué están haciendo?- le pregunté extrañado a Liam.
-La verdad es que no. Me ha parecido tan raro como a ti.- Me contestó.
-¡Niall quieres bajar de una vez y dejar a Rosee en paz!- Gritó Louis
hacia la ventana de la habitación de Niall.
-¡No os preocupéis enseguida bajamos!- gritó éste desde la ventana.
-Perdona por lo de no haberte dejado dormir- le dije a Zayn- en serio,
me tropecé e hice ruido sin querer- y le di unas palmaditas en el hombro.
-No te preocupes. Por eso estás perdonado. Lo que realmente me ha
molestado ha sido que me hagáis de bajar y que no me hayáis dicho que ella iba
a venir precisamente esta mañana. Ya sabéis la rabia que me da cuando estoy así
de desarreglado con visitas.
-¡No te preocupes Zayn! Estás bien así.- dijo Lou mientras le revolvía
todo el pelo.
-Para loco. En cima, lo que me hacía falta.- replicó Zayn.
-No necesitas arreglarte para nadie Zayn. Por lo menos no con ella- le
dije para tranquilizarle.
-¿Y tú por qué dices eso?- me preguntó.
-Porque yo ayer me quedé dormido con ella y ya ves, no pasó nada.-
Respondí.
-Ah, ¿y qué hacías dormido con ella ricitos?- preguntó Lou de manera
burlona.
-¡Nada! Ella se quedó dormida antes en mis brazos- me defendí.
-¿Os habéis fijado en lo nervioso que se pone?- preguntó en ese
momento Liam. Todos dijeron un sí casi a la vez y me lanzaban miradas. ¡No
sentía nada, sólo era mi amiga! O al menos eso creía. En ese momento vi a Rosee
aparecer por la puerta principal, seguida de Niall que venía con una de sus
guitarras.
-¿Por qué te bajas la guitarra Niall? Y encima tu favorita.- dijo
Louis.
-¿Cómo que por qué? ¿Es que soy el único que ha pensado que tenemos
que ensayar y que hacerlo con Rosee delante es una oportunidad única para que
nos vea en acción? De verdad, no se lo negaremos ¿no?- contestó el irlandés.
-Tienes razón- dijo Zayn.
-¡Claro que lo haremos!- gritó Louis.
-Será genial- dijo Liam. Todos me miraron a mí esperando una respuesta,
incluida Rosee.
-¿Y bien? – Preguntó Louis.
-¡Hagámoslo!- grité también entonces. Todos nos fuimos hacia el sauce.
Es nuestro sitio preferido. Se está muy a gusto debajo de su sombra para
ensayar o simplemente para pasar el rato.- Gran idea Niall.- Le dije mientras
chocábamos nuestras palmas. Nos sentamos en los bancos. Niall abrió su funda, y
sacó la guitarra con las partituras y las letras con las indicaciones del tono
de voz que debemos poner en las canciones.
-¿Bueno, y cuál cantamos?- preguntó Zayn.- Rosee, ¿tú cuál quieres?
-A mi me gustan todas- respondió ella tan tímidamente como siempre.
-Yo voto por la de One Thing- dijo Liam. Noción que fue secundada por
Zayn y Niall; y como así lo quería la mayoría decidimos ensayar esa la primera.
Tomamos nuestras posiciones y empezamos a cantar.
Creo
que todos la mirábamos, y ella estaba colorada y nos hacía señas para que
miráramos a otra parte, pero yo la ignoré. La miraba directamente a los ojos,
lanzándole indirectamente el mensaje que aquella canción encerraba en sí.
Al cabo de unos segundos también ella me
miraba a los ojos, seguramente los demás ya no lo hacían. Mientras entonaba me
iba dando cuenta de que aquella canción iba cobrando fuerza y sentido en mi
interior, así que se podría decir que la canté con el corazón en la mano. Ella
no aguantó más, y volvió su mirada a uno de los folios que estaban esparcidos
por la mesa tomándolo con sus manos y escribiendo el él con un lápiz. Pero yo
estaba convencido de que realmente no se perdía detalle de nada. Acabamos.
-¡Bien!- Exclamó.- Chicos lo habéis hecho fenomenal- y se dedicó a
darnos un abrazo a cada uno dejándome a mí el último- sólo una pregunta,
¿podéis decidir vosotros cómo entonarla?
-Normalmente nos guían un poco para que suene bien. Luego nosotros
hacemos algunas modificaciones según nuestro gusto o nuestras limitaciones y si
son aprobadas por el director de la discográfica las fijamos y se quedan así.-
Contestó Liam.
-¿Porqué lo preguntas Rosee? ¿No te ha gustado?- La pregunté muy
seriamente.
-No, es sólo que tengo algunas ideas- respondió y se acercó a mí con
el papel de la canción en la mano. Nos explicó cuidadosamente lo que pensaba y
nos miró a todos sonriendo. Hubo un momento pequeño de silencio. Tomé el papel
entre mis manos y miré cuidadosamente las ideas que Rosee había apuntado.
Realmente tenían mucho sentido y podrían funcionar. En seguida todos se
acercaron a mí echaron un vistazo al folio. Realmente no nos esperábamos que
una fan nos intentara ayudar con este tipo de cosas. Normalmente se quedan
embobadas y no hacen otra cosa.
-¡Rosee eres increíble! Venga chicos hagámoslo de nuevo.- Dijo Louis.
Calentamos un poco la voz y cantamos de nuevo pero esta vez con las
modificaciones de Rosee y todos concentrados en nuestros folios ya cambiados.
Sonaba de manera un poco distinta pero incluso aún mejor si ya era posible.
-No sabía que eras tan buena en esto- dijo Zayn. ¿Eres una profesional
por casualidad?
-No, claro que no. Es sólo que sé escuchar- comentó sonriente.
-Vas a tener que venir siempre y ayudarnos- dijo entonces Niall.
-Vamos chicos no creo que sea para tanto. Sólo son unos pequeños
cambios nada más.- Contestó intentando quitarse un mérito que realmente la
correspondía.
-Para nada, lo has hecho genial- dije entonces yo. En ese momento
escuchamos el sonido de un coche acercarse. Enseguida pudimos ver el coche de
Simon Crowell, directivo de nuestra compañía musical. Se me puso el corazón a
cien. Si veía a Rosee allí me iba a caer una buena bronca por haberla traído. Nos
tienen estrictamente prohibido traer desconocidos, especialmente fans. Me giré
y miré angustiado a los demás que tenían una expresión exactamente como la mía.
Rosee nos miraba incrédula aún sin comprender nada. Me limité a darla la mano y
afrontar con seriedad lo que se me venía encima. Simon bajó de su coche al
principio feliz, pero su expresión enseguida cambió cuando se percató de la
presencia de Rosee.
-¡Chicos se puede saber qué habéis hecho!- dijo bastante malhumorado.
-Ha sido culpa mía. – Dije soltando la mano de Rosee y acercándome a
él para hablar y explicarme. Sin duda las cosas se iban a poner muy feas.-
Rosee vete con ellos.- Dije haciendo un gesto con la cabeza para que se
entraran en casa.
Narra Rosee:
-¿Qué ocurre?- le pregunté a Liam que me estrechaba contra sí. Me fijé
en Louis; parecía que quería permanecer al lado de Harry para apoyarle, pero
muy a su pesar nos siguió.
-Ahora te lo explicamos. Venga entra.-Dijo Zayn amablemente mientras
abría la puerta. Nos fuimos al salón y me senté en el sofá muy preocupada. ¿Por
qué Harry me había apartado de su lado de aquella manera? ¿Por qué todos tenían
unas expresiones de preocupación?
-Harry está en un problema ahora mismo, pero tranquila que todo se
solucionará- dijo Niall.
-¿Qué clase de problema?- pregunté asustada por la seriedad que Niall
transmitía.
-Verás, nos tienen prohibido traer a extraños o fans por nuestra
seguridad. Es de las pocas normas que tenemos pero es muy importante. Y Harry
la ha incumplido trayéndote a ti.- prosiguió Zayn. Estas palabras llegaron a mí
como una daga en el corazón. ¡Todo esto estaba pasando por mi culpa! ¡Harry se
había metido en líos por mí! Era como una intrusa. No lo aguantaba más, no
podía seguir en aquel lugar prohibido tan estrictamente para mí. Me levanté
corriendo del sofá con los ojos húmedos, abrí fuertemente la puerta y salí al
exterior. Ellos intentaron impedirlo pero yo no les hacía caso y no
consiguieron pararme. Y me puse a correr hacia el camino por el que había
llegado. No podía soportarlo ni un momento más. Harry hablaba con aquel hombre
bastante enojado y con el ceño fruncido y en cuanto se dio cuenta de que me iba
corriendo salió a por mí gritando mi nombre. Pero yo no paré, seguiría
corriendo hasta que llegara a mi casa donde podría desahogarme tranquila, lo
único que importaba en ese instante era huir. Pero a mitad del camino de ese
bosque Harry me alcanzó después de haber estado corriendo durante varios
minutos. Puedo aseguraros que no le sería fácil, he ganado medallas en el
colegio por hacer carreras como esas. Pero claro, él es mayor que yo y encima
es un chico así que estaba claro que me alcanzaría. Me sujetó con fuerza por la
espalda para evitar que saliera de nuevo a correr.
-¡Rosee para por favor! Déjame hablarte.
-¡No hace falta!- Dije yo estallando en un enorme llanto.- ¡Ahora lo
sé todo Harry! ¡¿Por qué me has llevado a tu casa sabiendo que no podías
hacerlo?! ¡Ni siquiera me lo dijiste!- Continué desplomándome en el suelo. No
me dijo nada. Simplemente se abrazó a mi con mucha fuerza, tanta que hasta
resultaba dolorosa.- Soy una extraña…- dije desahogándome sobre él.
-Rosee, tú no eres una extraña. Nos conocimos ayer, ¿no te acuerdas?
Nos lo pasamos genial juntos en tu casa, y decidí que sería lo correcto
invitarte a la mía. Además nos has ayudado a mejorar nuestra canción.
-Pero aun así no debería de haber venido. Te has metido en un lío por
mi culpa- repliqué mirándole con mis ojos llenos de lágrimas.
-Rosee, por ti me metería en todos los líos que fueran necesarios tan
sólo para convencerte de que no hemos hecho nada malo. Eres mi amiga, y esta es
mi casa. Yo invito a mis amigos sin que nadie me lo impida. Por favor no te
enfades.
-¿Y cómo quieres que no lo haga Harry? Entiéndeme, no quiero ser
motivo para que te metas en problemas. Yo no puedo seguir aquí.- Me levanté y
le aparté de mí con mis brazos. Continué andando dándole la espalda. Me sentía
una estúpida. ¿Para qué había ido? ¿En qué había pensando? ¿En que en cuanto
llegara allí todo sería fantástico y me haría muy amiga de ellos? No, eso sólo
pasa en las películas y en los sueños no en la vida real. Ahora estaba más
segura que nunca. No quería causar problemas a Harry, y si era necesario no le
volvería a ver nunca más…
Continuará…
Capítulo 13.
Todo a mí alrededor giraba y empezaba a
carecer de sentido. Ya no lloraba, pero estaba confusa. Se levantó un ligero
viento que hizo que se movieran lentamente las copas de los árboles. No quería
causar problemas a nadie y menos sentirme como una carga, pero al mismo tiempo
no quería dejarle; al fin y al cabo yo quería estar con él y él quería estar
conmigo. Ya no sabía que hacer. Sabía que me estaba observando aunque le diera
la espalda. Sólo escuchaba mis pasos, los suyos no. Ya no me seguía. No esto no
puede acabar así, pensé. Me detuve e inspiré profundamente, pudiendo disfrutar
el aroma de aquellos árboles y notando cómo me calmaba. Miré a mi lado, y me
apoyé en el árbol que tenía más próximo pero aún sin mirar hacia atrás. Me paré
a pensar qué haría a continuación, pues la verdad no tenía ni idea de porqué me
había decidido a pararme cuando hace tan solo unos segundos lo había tenido
todo tan claro. Finalmente decidí mirar hacia atrás. Harry estaba apoyado en un
árbol a unos veinticinco metros de mí, y efectivamente me observaba. Se separó
del árbol y se acercó caminando hacia mí, con una mirada extraviada sin no
saber muy bien que expresar.
El sentimiento de culpabilidad me venció, así
que decidí salir a correr hacia él dispuesta a pedirle disculpas por aquella
película que me había montado casi toda yo solita. No fueron necesarias las
palabras; simplemente cuando estaba en frente suya me sonrió y me eché a sus
brazos. Se siente una tan bien cuando arregla las cosas…
Cuando nos separamos nos sentamos al pie de
uno de los árboles que teníamos a los lados y permanecimos unos minutos
observando todo cuanto teníamos a nuestro alrededor. El cogió un palo del suelo,
y se puso a dibujar estrellas en la tierra que nos rodeaba. Luego lo borró todo
y puso: Rosee and Harry fiends forever. Le dediqué una sonrisa con una
felicidad que no conocía límites. Ahora sabía que me había perdonado.
-Deberíamos inmortalizarlo.- Comentó
rompiendo el silencio tan relajante que habíamos mantenido hasta ese momento.-
¿Pero cómo?- Se levantó y miró a su alrededor. Su rostro se iluminó por un
segundo y cogió una piedra del camino. Se acercó al árbol en el que nos
habíamos estado apoyando y lo escribió sobre la corteza. Me equivocaba, a veces
te pueden pasar cosas como aquellas que puedes pensar que sólo se dan en las
películas, siempre que quien las haga lo sienta con el corazón. En ese momento
me levanté, y con un ligero gesto hice que me dejara la piedra con la que había
escrito. Junto a la frase dibujé una estrella, como las que había dibujado el
antes.
-Ahora ya nunca lo olvidaré- dije
revolviéndole el pelo. La verdad sea dicha, me gusta hacerle de rabiar.
-¿Quieres que volvamos?- me dijo él.
-Sólo si tú quieres que vuelva- respondí.
-No hay nada que quiera más en este momento-
contestó.- Oye, me tienes que explicar por qué corres tan rápido.- Dijo
mirándome con curiosidad mientras volvíamos.
-Ah eso… Me gusta mucho correr, me libero, y
de pequeña he ganado bastantes medallas en mi colegio.
-Vaya, no dejas de sorprenderme. Yo no he
corrido tanto desde el último curso en el instituto- continuó mientras se reía.
-Lo siento de veras, no sé que me pasó
Harry…- dije yo apenada.
-No te preocupes, ha valido la pena. Tienes
que estar cansada, ¿quieres que te lleve a caballo?- Dijo señalando a su
espalda.
-No, no hace falta Harry estoy muy bien.
Estoy acostumbrada a hacer deporte.- Le contesté.
-Por favor déjame llevarte. Me hace mucha
ilusión.- Y puso cara de niño pequeño. Estuve a punto de decirle un no rotundo,
pero parecía que la cosa iba en serio.
-Pero Harry, luego te va a doler la espalda.-
Repliqué dándole unas palmadas en el hombro.
-No, ya verás como no. Anda súbete.- Y se
agachó un poco para que pudiera subirme.
-Está bien.- Pegué un pequeño salto y me
agarró las piernas para que no pudiera caerme. La verdad es que se estaba bastante
bien, y como él es más alto disfrutaba de unas vistas a mayor altura. En
agradecimiento le di un sonoro beso en la mejilla y soltamos unas carcajadas.
-¿Quién es el hombre con el que estabas
hablando Harry?- le pregunté volviendo un poco a la seriedad.
-Se llama Simon Crowell y es uno de los
directivos de nuestra discográfica. Viene todos los días para revisar nuestro
trabajo. Fue él el que nos ofreció el contrato aun habiendo quedado los
terceros en Factor X.
-Es él el que no quiere que yo esté aquí,
¿verdad?
-No es que no quiera que estés aquí Rosee. Es
simplemente que quiere mantener nuestra seguridad y que no nos molesten.
Tenemos que pasar aquí todo el verano, y si una avalancha de fans estuvieran
todos los días en nuestra puerta no podríamos estar tranquilos. Esa es la razón
por la que decidieron enviarnos a este sitio alejado prácticamente de todo y
donde es menos probable que alguien nos reconozca. Pero, ahora veo que vamos a
tener que tomar otras medidas. ¡Hasta aquí nos conocen! La prueba de ello eres
tú. La verdad, me gustaría conocer a todas mis fans igual que los demás, pero
cada vez resulta más imposible.
-No te preocupes, que yo no diré nada. A
demás no pienso que me llegaran a creer.
-Bueno, pues si eres capaz díselo a Simon
para que te coja más confianza.
-Por estar aquí contigo lo que sea.- Llegamos
a la entrada de la casa. Simon no estaba allí. Había aparcado su coche y
suponía que estaría dentro. La puerta estaba entreabierta, seguramente
esperarían a Harry, aunque no sé si a mí también. Harry me agarró de nuevo de
la mano, pero esta vez, cuando llegamos al salón en el que también se
encontraba Simon no me la soltó. En ese momento, cuando los chicos vieron que
yo también estaba se abalanzaron hacia mí.
-Menos mal que has venido Rosee, estábamos
muy preocupados- dijo Niall.
-Sí, no nos esperábamos que te echaras a
correr tan repentinamente.- Dijo entonces Zayn.- Lo siento si parecí brusco
contigo.
-Tienes que decirme tu secreto para correr
tan rápido. ¡Como Supermán! Pero sin volar.- Continuó Louis agarrándome por la
espalda, como si me sujetara para que no me volviera a escapar. La verdad es
que este chico tiene unas cosas…
-No ha pasado nada chicos, Harry ha hablado
conmigo y ahora estoy bien. No pasa nada Zayn, no hay nada que perdonar, es
sólo que la noticia me chocó bastante. Y respecto a ti Lou- dije tomándome unas
confianzas que fueron perfectamente aceptadas- la verdad no sé cómo lo hago, es
algo que me viene desde pequeña.
-Bueno, así que tú eres Rosee.- Dijo Simon
mientras nos dábamos un apretón de manos.- Como podrás entender, por la
privacidad del grupo, tendría que pedirte que te marcharas.- La voz de Simon
era muy seria y fría, parecía un ser despiadado y sin temor alguno. Ahora
entiendo por qué los chicos, al principio de Factor X, le habían tenido miedo.
Ya está, me había dicho que me marchara, y eso mismo habría hecho en ese
instante, si no fuera porque Harry me agarraba de la mano, y al decir Simon
esta frase, me la apretó aun más fuerte. No quería dejarme marchar.- Pero, los
chicos me han enseñado tus ideas de la canción y creo que podrían usarlas en
las actuaciones. Lo que pretendo decirte, es si estarías dispuesta a ayudarles
en los ensayos, ¿qué me dices?
-¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Y mil veces sí.- Grité
mientras nos dábamos un abrazo en grupo todo One Direction y yo; pero
rápidamente me separé de ellos para abrazar a Simon, que era oficialmente quien
me dejaba estar con ellos.
-¡Vaya! ¡Igualita que Harry!- Gritó entonces
Zayn.
-¡Es verdad! ¡Cuando pasábamos, Harry siempre
se escabullía para abrazar a Simon!- Soltó entonces Louis. Realmente tenían
razón, siempre lo hacía y yo acababa de hacerlo; sin darme cuenta. Me separé de
Simon, pero esta vez fui a abrazar solamente a Harry. Quien me había hecho
volver y quien me había traído. Todo en su mayor parte se lo debía.
-¡Bueno, me vais a explicar a qué viene tanto
abrazo!- Soltó alguien de repente. En la entrada había una chica. Era rubia con
el pelo corto y mega liso. Llevaba unas gafas de sol que enseguida se quitó y
pude ver sus ojos grises, sin duda era inglesa. Era tan alta como yo, pero
parecía tener dieciocho o diecinueve años. Yo tengo dieciséis y la diferencia
se nota. Vestía ropa de lo más moderna, pero al mismo tiempo un tanto extraña,
que me confirmó aún más que no era de aquí.
-¡Hola Eveline!- Saludaron entonces los
chicos.
-Hola chicos, ¿cómo estáis? ¿Habéis
ensayadado?- entonces se dio cuenta de mi presencia- Hola, ¿quién eres?- me
preguntó acercándose a nosotros con una gran sonrisa.
-¡Ella es…!- Contestó en seguida Louis.
-Sh Louis, sé presentarme sola. –le dije
tapándole la boca.- Hola me llamo Rosee y he venido porque Harry me ha invitado.- Dije finalmente. La
verdad, antes me sentía un poco incómoda siendo la única chica en la casa, pero
ahora estaba mucho mejor.
-¡Qué guay, así no estaré sola con estos
locos! Yo soy Eveline y me ha encantado que Harry te haya invitado. Pero, tú
eres de aquí ¿verdad?
-Sí, soy española. Vivo por aquí en los
alrededores.-Qué bien, ya veo que Harry no ha perdido el tiempo y me ha buscado
una amiga- dijo riéndose.- Bueno, mi padre me ha dicho que luego va ha venir
para ver cómo lo lleváis todo y he venido para preveniros y a que os pongáis a
trabajar. Ya sabéis por qué estáis aquí y no me gustaría que mi padre os
despidiera siendo yo también una fan vuestra, ¿vale chicos?
-Eveline es la hija del dueño de la
discográfica, y un día ocupará su lugar.- Me dijo al oído Liam. Ahora entendía
por qué hablaba de su padre de aquella forma.
-Tranquila Eveline- dijo Niall- hemos
ensayado un poco, y con la ayuda de Rosee hemos hecho que una canción buena lo
sea todavía más. Sin duda será la primera que enseñaremos a tu padre.
-¿Les has ayudado con una canción?- me
preguntó Eveline. Pero yo creo que no trabajas con nosotros, ¿o sí?
-No, claro que no. Lo que pasa es que se
pusieron a ensayar y yo simplemente les di mis ideas.
-¡Y son geniales!- dijo Liam- Sin duda tendrá
que ayudarnos claro, si tú quieres Rosee.
-Claro que quiero Liam.
-Bueno, y a qué estáis esperando- dijo
entonces Simon- empezad ya. Nosotros nos vamos.- Y se fue con Eveline. Ella me
dio un beso y después a los demás. Realmente me había caído muy bien.
-¿Vendrás luego?- me atreví a preguntarla, es
encantadora.
-Pues no lo sé Rosee, pero pídeles a ellos
que te den mi número y cuando quieras me llamas y quedamos. ¡Adiós guapa!
-Adiós Eveline, ha sido un placer conocerte.-
Nos habíamos quedado solos de nuevo.
-Pues venga, vamos a seguir ensayando. ¿Nos
ayudas Rosee?- Dijo Lou.
-Por supuesto, venga.- Estuvimos unas dos
horas ensayando. La verdad es que me quedaron muy impresionadas ¡sonaban
exactamente igual que el disco! Esa es una de las cosas que mas me gustan de su
música; que todo lo que escucho es real, que nada ha sido prácticamente
retocado o algo por el estilo. Durante unos instantes me entraron ganas de
ponerme a cantar con ellos, pero no lo hice, no fui capaz. Harry lo notó y estuvo
todo el tiempo intentando que lograra soltarme, pero no lo consiguió. Estaba
totalmente metida en mi papel; escuchando atentamente, y apuntando en los
folios mis ideas. Normalmente son ideas que ya las tenía pensadas previamente,
incluso antes de haber conocido a Harry. Que no sea capaz de cantar o bailar en
público no significa que no me guste, o que no lo haga en mi casa cuando estoy
sola. Todas esas ideas ya las había puesto en práctica yo misma.
-Bueno chicos, ¿dónde está el baño?-
pregunté.
-Arriba, en la puerta central del pasillo de
las habitaciones.- Contestó Zayn. Subí al piso de arriba y enseguida lo
encontré. Quería lavarme la cara y dejé la puerta entreabierta. Pero de pronto
noto que alguien abre aun mas la puerta. Me giré rápidamente un poco intimidada
y veo a Harry con cara seria.
-¿Qué pasa? ¿Quieres entrar en el baño? No te
preocupes que enseguida me voy.- Dije yo.
-No, no he subido por eso. ¿Por qué no has
sido capaz de cantar Rosee? ¿Qué es lo que te da tanto miedo? Es que no logro
entenderlo…
-Harry, por favor no empieces otra vez con
eso…
-Te he visto Rosee, has estado a punto y he
intentado animarte, pero quiero saber qué es lo que te pasa, qué o quién es el
que lo impide.
-Nada, nada de nada, es simplemente que no
puedo. ¡No puedo Harry!- Dije yo con la cara empapada de agua, y empezando a
ponerme de los nervios.
-¿Qué es lo que no puedes Rosee?- Dijo
entonces Niall que había aparecido de repente por detrás. Miré a Harry. Me iba
a enfadar muchísimo si le llegaba a decir algo, y esta vez las palabras bonitas
no lo iban a arreglar.
-Nada Niall, es sólo que le he pedido a Rosee
que se quede a dormir aquí esta noche, pero dice que no puede.- Contestó
finalmente Harry. Sentí que me había quitado un peso enorme de encima, y le
estaba agradecida a Harry por mantener su promesa. Sabía que podía confiar en
él pero no hasta qué punto.
-Pero esa es una idea fantástica, ¿por qué no
puedes?- Preguntó Niall.
-Pues…- dije yo sin saber muy bien qué
responder- porque no les he dicho nada a mis padres, y no creo que les haga
mucha gracia.- Contesté finalmente.
-Vaya, pues es una lástima… Bueno Harry
tienes que bajar, Liam se niega a preparar nada de comer si no le ayudas tú y
tengo hambre. ¿Comerás con nosotros verdad Rosee?
-Es que no sé…
-Anda venga di que sí- suplicó Niall
agarrándome de las manos.
-Está bien, contigo así no me puedo negar.-
Contesté. Niall se quedó visiblemente feliz, y tiró de mí para que bajáramos.
Miré a Harry; estaba serio y me miraba fijamente. Estaba claro que esta conversación
seguiría más tarde.
Continuará…
Capítulo 14.
Con aquella aparición Niall nos había
separado a los dos. Harry estaba incómodo y se le notaba bastante;
sinceramente, a mí tampoco me hubiera gustado tener que mentir a mi amigo pero
era él quien había insistido. Pensaba que le había dejado bastante claro que no
iba ni a cantar ni a bailar. Pero claro, ahora sé que es un auténtico cabezota.
Finalmente llegamos a la cocina.
-¡Vamos Liam tienes que hacer la comida!-
gritaba Lou mientras zarandeaba a Liam.
-Ya estoy aquí chicos, ¿me habéis echado de
menos?- preguntó Harry mientras irrumpía en la cocina.
-Por favor, tenéis que cocinar pollo, hace
tiempo que no lo como y creo que voy a caer en depresión- suplicaba Zayn a
Harry y a Liam.
-Está bien, comeremos pollo. Liam, ayúdame
con esto.- Aceptó Harry, mientras le hacía señas a Liam para que le ayudara.
Se pusieron a cocinar, y la verdad, yo no
sabía que hacer. No podía ayudar a nadie en la cocina, así que lo único que
podía hacer era estar con los demás hasta que estuviera la comida. Vi que los
chicos se iban a la habitación de Zayn, así que me fui con ellos. Cuando
llegué, estaban los tres tirados en el suelo enmoquetado de color negro de la
habitación. Toda esta estancia estaba decorada con muebles negros, blancos y
rojos; y todo tenía un aire futurista.
-¿Qué vais a hacer chicos?- les pregunté.
-Creo que jugaremos con las nintendos-
contestó Niall.
-¡Sí, a Pokemon!- exclamó Louis con una
visible cara de satisfacción.
-Ah claro, el juego que patrocináis- contesté
recordando los videos.
-Sí, desde entonces nos hemos enganchado-
admitió Zayn.
-Si quieres puedes coger la nintendo de
Harry. No creo que le importe dejártela, y yo te enseñaré a jugar.- Prosiguió
Louis.
-Está bien, pero de todos modos iré a
preguntárselo.- Respondí yo educadamente.
Bajé hacia la cocina rápidamente, y me
acerqué a Harry para pedírsela, ya que la campana de absorción y la
vitrocerámica hacían mucho ruido.
-¿Harry puedo coger tu nintendo? Quiero jugar
con los demás.
-Claro, esta mañana Liam la utilizó y me dijo
que la guardó en el segundo cajón de mi escritorio. Dile a Louis que te enseñe
a jugar, él es muy bueno.
-Está bien. Gracias Harry eso haré.- Subí las
escaleras hacia el cuarto de Harry. Como hace unos instantes todo estaba muy
ordenado.- ¿Me pregunto si los cajones también lo estarán?- Abrí el segundo
cajón del escritorio y enseguida pude ver la nintendo azul metálica. Debajo de
ella había un gorro, una bufanda- ¿para qué se traerá este chico un gorro y una
bufanda en verano?- libretas, figuritas de tortugas, un par de cucharas-
¿cucharas y figuritas?- dos ositos de peluche pequeñitos, posiblemente de fans,
y al final había como un doble fondo. Como los de las películas de espías.
-Madre mía, qué cosas tan raras tiene aquí
dentro. Sabía que no lo tendría todo ordenado… ¿qué es esto?- dije refiriéndome
al doble fondo. Decidí abrirlo. Al hacerlo me llevé una gran sorpresa. Allí
escondidas Harry tenía guardadas muchas cartas de sus fans. En todas ellas
había corazones rojos y rosas, y la frase “I love you”. Era agradable saber que
se lee las cartas de sus fans y que no las ignora.- Qué tierno.- Dije entre
susurros. Guardé todo tal y como me lo había encontrado. No me gusta ir por ahí
cotilleando a la gente, y aún menos que me pillen. Me fui de nuevo a la
habitación de Zayn, donde estaban todos como locos.
-Sálvame, sálvame- decía Zayn.
-Eso intento, pero no puedo- contestaba Niall
mientras miraba embobado la pantalla.
-¡Tienes que darle a A, B, y X al mismo
tiempo Niall!- soltó de pronto Louis.
-¿Me enseñas?-Le pregunté a Louis mientras me
sentaba a su lado.
-Claro- y apagó su nintendo. Se explicó muy
bien, y de una manera bastante fácil de entender. De que lo había entendido
todo, nos pusimos a luchar. Yo era bastante buena para ser la primera vez, pero
la experiencia de Lou hizo que ganara él.
-¡Sí gané! ¡Sí gané!- no paraba de repetir.
-Harry tenía razón, eres muy bueno Lou.-
Contestaba yo. Simplemente disfrutaba viéndole así de feliz. Parecía un niño
pequeño cuando gana a un mayor en algo. Aunque en realidad haya sido al revés.
-Bueno, pero tú me lo has puesto bastante
difícil. Lo has hecho demasiado bien para ser la primera vez. ¿Era la primera
vez verdad?
-Claro, y me alegra mucho tener un maestro
tan bueno como tú.- Afirmé con una reverencia.
-Wow, basta de elogios que me voy a poner
colorado Rosee.
-En serio, me alegro de que me enseñes tú.
Además, este juego es muy divertido. Ahora entiendo por qué estáis así.
-¿Luchas contra mí Rosee?- preguntó Zayn de
repente. Se había mantenido bastante callado hasta el momento, pero parecía que
poco a poco se acostumbraba a mi presencia. A pesar de tener apariencia de
chico malo, esos brillantes y marrones ojos reflejan un aura tierna y fiel.
Sinceramente, desde un principio me pareció una gran persona al igual que todos
los demás, pero Zayn tenía un lado misterioso. Sin duda parecía muy
interesante.
-Claro Zayn, cuando quieras- le sonreí y él a
mí también. Me levanté y me puse a su lado. Llevaba una camiseta de manga
corta, por lo que podía ver sus musculosos brazos, al igual que los de Lou. No
me gustaría tener ninguna pelea con ninguno de los dos… ¡Acabaría hecha polvo! Niall
más que musculoso estaba delgado, y eso es raro, porque según los demás no para
de comer, y no engorda ni un gramo; y justo en ese momento le echaba mano a una
bolsa de patatas fritas.
-¿Quieres?- Me dijo tendiéndome la bolsa.
-Sólo una, las demás son todas tuyas- le
dije. Estuve jugando tres partidas con Zayn. La primera me ganó él pero las dos
siguientes yo. Le estaba cogiendo el truquillo al juego.
-Vaya, eres muy buena y aprendes super
rápido.- Me elogió Zayn, realmente parecía muy impresionado.
-Oh, no creo que sea para tanto, sólo es la
suerte del principiante.
-Para nada, eres una corredora nata, tienes
un increíble oído musical, se te dan genial los videojuegos… ¿me pregunto qué
cosas más?- ya está; en la última frase la había cagado. No pude evitar
acordarme de la discusión entre Harry y yo minutos antes, de la cual Niall me
había rescatado; pero estaba segura de que tendría que volver a hablar de ello
y eso no me gustaba. Me puse bastante seria y la sonrisa característica de mi
cara se borró y todos lo notaron.
-¿Qué pasa Rosee? ¿Dije algo malo?- Preguntó
Zayn mientras me daba la mano.
-No, no pasa nada Zayn. Es sólo que he tenido
un mal recuerdo.- La última frase creo que no la dije bien porque no sabía cómo
decirla en inglés, pero me entendieron perfectamente.
-¿Quieres hablar de ello?- Dijo Niall
mientras se acercaba a mí, al igual que Lou.
-No, no hace falta chicos en serio, estoy
bien.- Contesté mirándoles a los ojos.
-Hey chicos, la comida está servida- dijo en ese momento
Harry desde la puerta. Miró las caras preocupadas de todos y más tarde se centró
en mí.- ¿qué ocurre?
-Nada, venga chicos vamos a comer.- Me
levanté mirando a Harry a los ojos como dando a entender de que tenía ese mal
recuerdo por su culpa y salí rápidamente de la habitación.
Narra Harry:
-Vale decidme qué la habéis hecho- dije
observando a los demás.
-Más bien qué has hecho tú- dijo levantándose
Niall y visiblemente incómodo- ¿o acaso no te has dado de cuenta la mirada que
te ha dirigido?
-Yo simplemente la he dicho que se le dan
bien muchas cosas y que me preguntaba cuáles más.- me dijo Zayn. Claro, ahora
lo entendía todo. Seguramente se haya puesto incómoda por lo que la estuve
diciendo en el baño. No pensaba que se fuera a poner tan mal. Tenía que hablar
con ella y prometerla de que no iba a volver a pasar. Mientras tanto, a todos
se les había quedado cara de preocupación.
-Entonces, ¿sabes qué la pasa?- Insistió
Niall.
-Creo que sí, y tengo que arreglarlo chicos.
Id a comer, yo voy a hablar un momento con Rosee.- Bajé rápidamente las
escaleras mientras pensaba las palabras que iba a escoger para expresarme.
Llegué a la cocina, ella estaba charlando con Liam un poco más animada.
-…y ese es el motivo por el que les tengo
fobia a las cucharas…- Decía Liam.
-¿Te importa que te la robe un segundo? Tengo
que hablar contigo Rosee.- Al principio pareció que no me quería hablar, pero
esa no sería la Rosee que yo conozco. No me miró, pero me siguió hasta mi cuarto
sin decir ni una palabra. Una vez allí nos sentamos en mi sofá.
-Rosee, perdóname por haber insistido tanto
con aquel tema. Pero si te lo digo es porque realmente pienso que vales mucho y
que tu talento deberías de compartirlo con los demás; y creo que ya sé por qué
no quieres hacerlo… Porque te sientes sola. Pero tranquila, no tienes que
enfadarte conmigo por eso. No volveré a hablar del tema. Pero sólo quiero que
sepas una cosa. Conmigo nunca estarás sola, siempre estaré a tu lado para lo
que necesites.
-Gracias Harry.- Se abrazó a mí. Sinceramente
me quedé mucho más tranquilo. Me encanta dar abrazos y parece que a ella también.
Rosee estaba de espaldas a la puerta, pero yo pude ver cómo esta se abría sin
hacer ruido y cómo todos se asomaban para espiarnos. Les guiñé un ojo y todos
me respondieron de la misma forma y se fueron tan sigilosamente como
aparecieron.
-Vamos a comer- dijo Rosee dándome la mano y
tirando de mí; ahora feliz y riéndose. Cuando llegamos todos estaban en la mesa
y les hice unos gestos para que no preguntaran nada sobre el tema. Pusimos la
televisión pero como no había nada bueno enseguida la apagamos. El pollo nos
había salido bastante bien e incluso repetí pero no tanto como Niall o Zayn. A
éste último le encanta el pollo, no puede vivir sin él mientras que Niall
directamente no puede vivir sin comida. Por otra parte no se come con cuchara y
eso es bueno a lo que se refiere a Liam, que no sé por qué las tiene una fobia
tremenda. De que terminamos lo recogimos todo entre todos, por orden estricta
de Liam. Odia el desorden. A veces pienso que este chico viene de otro planeta
pero es uno de mis mejores amigos; en él siempre se puede confiar.
-¿Y ahora que hacemos? ¿Una fiesta?- dijo
irónicamente Louis.
-Estás loco, ya sabes lo que toca ahora.-
Contestó Zayn.
-¿Qué es lo que toca?- Preguntó Rosee. Por
supuesto, es imposible que sepa toda nuestra rutina diaria.
-Yo te lo explico, verás. Después de comer
nos tomamos un tiempo para relajarnos y hacer lo que cada uno quiere. Yo por
ejemplo, me voy con Zayn al gimnasio que tenemos abajo y nos ponemos en forma;
Louis también se viene, más bien para motivarnos. A él le va más ir al gimnasio
de noche.- Explicó Liam.
-¡Es que de noche se está más fresquito!
Además no soy capaz de cansarme, así que prefiero hacer ejercicio antes de
dormir para intentar sentirme así.- Replicaba Louis.-Y si no funciona me voy a
dormir con…
-¡Con migo! No tienes a otro que te aguante
compañero. Aunque ya me he acostumbrado.- Terminé yo pegando un brinco. Todos
soltaron una carcajada.
-Está bien Harry, ya sabemos que os lleváis
muy bien. Bueno, Niall suele tocar la guitarra o se hecha una siesta.- Continuó
Liam.
-Creo que hoy tocaré la guitarra, no tengo
sueño.- Respondió Niall dándose por aludido.
-Y Harry suele darse una ducha mientras
canta. Por cierto Harry todos te oímos desde el gimnasio y eso que está en la
otra punta de la casa.- Otra risa general.- Pero tranquilo que lo haces bien. O
también suele ver una película, se conecta a internet para ver comentarios de
fans… o cosas así.
-Oh Harry te quiero ¿quieres casarte
conmigo?- Dijo Louis mirándome embobado. Otra broma de las suyas; siempre está
imitando a las fans. No porque quiera burlarse de ellas, sino porque sabe que
me pongo colorado cada vez que me dicen esas cosas. Sinceramente, nunca pensé
que me podrían pedir matrimonio sin ni siquiera haberme visto personalmente
antes. He de reconocer que siempre me siento muy alagado.
-Oh Lou contigo claro que sí.- Le respondí
siguiéndole la broma, he hice que Rosee casi se partiera de risa. Los chicos ya
están acostumbrados a estas bromas, pero ella se lo pasa en grande. O al menos
eso me parecía.
-Bueno, pues yo creo que saldré fuera a
pensar más ideas para las canciones.- Dijo finalmente Rosee.- No me gusta
sentirme inútil, y no quiero entremeterme en lo que hagáis cada uno.
-No Rosee, vente conmigo. Yo quiero ver una
película. Por favor ven conmigo, no me gusta dejar a una invitada sola y menos
a una fan con unas ideas tan geniales como tú.- Contesté yo rápidamente. Todos
se quedaron un poco extrañados, porque no había dejado a Rosee ni siquiera
acabar de hablar. Pero no puedo dejarla sola mientras yo también estoy solo. No
creo que quiera ir al gimnasio con los demás, y Niall necesita concentrarse
para tocar. A demás me encanta ver películas y si es con ella como ayer mejor.
-Está bien Harry, si quieres voy a ver una
película contigo. Sólo una pregunta. ¿Cuál vemos?
-Oh, prometedme que no vais a ver Bambi. No
quiero tener pesadillas esta noche.- Saltó Louis de pronto. Es evidente que lo
dice en broma.
-Pero Louis, si tú no vas a ver la película.-
Dije mientras me aguantaba la risa igual que los demás.
-Sí, pero ya sabemos cómo pones tú de alto el
Home Cinema, y no quiero escuchar nada.- Concluyó Louis tapándose los oídos.
-Vale tranquilo. Entonces… creo que me
apetece ver… Toy Story. - Pude ver la cara de felicidad que puso Liam. Toy Story es
su película favorita, y había elegido esa precisamente para que le entraran
unas ganas inmensas de verla, pero está claro que Liam no se saltaría ni siquiera un día de
gimnasio; se lo toma muy enserio.
-Guay, esa peli me encanta. ¡Vamos Harry!- dijo Rosee tirando de mí.
Continuará…
Capítulo 15.
Agarré fuertemente a Harry. Me había parecido muy interesante lo que
suele hacer cada uno. Lo de Zayn, Lou y Liam ya me lo había imaginado. ¿Cómo
pueden tener esos cuerpos sin no? Realmente están en plena forma. Niall estaría
tocando la guitarra. Cualquier fan de One Direction se derretiría si tuvieran
enfrente a Niall tocándoles algo, pero claro, es evidente que va a ensayar no a
pasar el rato, por eso necesitará concentración. Ojalá me pudiera enseñar él a
tocar la guitarra. Siempre me ha llamado la atención la música, pero nunca he
sentido ánimos suficientes de aprender a tocar algo. Pero cuando lo veo, me
entran unas ganas tremendas de decir: ¿Me enseñas? Sin duda, algún día podré
tocar la guitarra tan bien como Niall. Algún día…
-¿Vamos a tu habitación verdad Harry?- le pregunté, porque de pronto
caí en la cuenta de que no sabía a dónde me dirigía. Ya no corríamos,
simplemente andábamos uno al lado del otro.
-Pues no sé.- Me contestó parándose en seco.- ¿Dónde quieres que la
veamos?- Preguntó mientras se sacudía el pelo. La verdad no sé por qué lo hace,
porque luego se le queda exactamente igual que antes. Debe de ser una de sus
manías. Una de las manías que me encanta de él.
-¿Dónde tienes reproductores?
-¡EN TODA LA CASA!- dijo mientras daba un par de vueltas en sí mismo
con los brazos abiertos y soltando su más característica risa.
-Madre mía. Si que os gusta ver películas. Bueno, pues elige tú el
sitio que a mí no me importa y… ¡para de girar que me pones nerviosa!- no pude
evitar unas carcajadas. Hay veces que parece que se le va la cabeza y eso me
encanta. Me ignoró y siguió girando; pero para pararle le agarré de la mano. No
sé qué pasó ni cómo lo hizo, pero agarró mi mano y acabé dando yo también una
vuelta, para finalmente quedarnos los dos pegados. Se me encendieron las
mejillas por la proximidad a la que estaba de él. Podía notar su aliento, su
respiración y los latidos de su corazón. Él pareció también ruborizarse y
enseguida nos separamos. Los dos sonreímos y pusimos cara de “no ha pasado
nada”, pero esa imagen no se me olvidará en toda mi vida. De eso podía estar
segura.
-Ven, vamos a la sala de juegos. Allí estaremos tranquilos, además es
mi sitio favorito.- Me tendió su mano y yo la acepté y le seguí. Bajamos a la
sala, que era realmente el sótano de la casa. Se estaba muy fresquito en
comparación al resto de la casa, porque estaba bajo tierra y había un completo
desorden. En ella había muchos objetos distintos y de todos la colores, y eso
hacía que la estancia fuese única.- Perdona por el desorden, pero es que ayer
hubo fútbol y…
-No hace falta que me digas más. Ya me he imaginado cómo os ponéis
vosotros con el fútbol. Además el desorden no me sorprende y tampoco me
molesta. Mi casa está ordenada por orden estricta de mis padres no por mí,
aunque reconozco que yo no llego tan lejos como vosotros.- Me tumbé en el sofá
que había delante de una enorme pantalla de plasma. El lugar era muy especial y
un sitio ideal para ver películas o para simplemente pasar el rato.
-Sabes, hay una cosa que he querido hacer desde que has llegado; y ya
no aguanto más.- Dijo Harry. Le observé con una mirada interrogante.
-¿Y qué es?- pregunté incorporándome del sofá. Guardó unos segundos de
silencio, y se quedó de pie; mirándome y sin hacer ningún movimiento.
Finalmente se sentó a mi lado en el sofá. Yo no sabía qué hacer o que pensar,
así que miré a mi alrededor para buscar el mando a distancia y evitar mirar a
esos ojos azules que no se apartaban de mí. Y lo que hizo fue… ¡QUITARSE LA
CAMISETA! Y se quedó en vaqueros sentado en el sofá.- ¿Por qué te quitas la
camiseta?- Pregunté algo confundida.
-Porque llevo toda la mañana pasando un calor horrible. No te molesta
¿verdad? Es que estoy acostumbrado a estar así por casa. Bueno, la verdad que
en casa no llevo nada, pero claro, sólo cuando estoy solo.
-Pero cómo puedes tener calor aquí que es el sitio más fresco de tu
casa? Hasta yo tengo un poco de frío.
-Eso se te pasará en seguida, ahora lo verás- se acercó al televisor,
puso la película, sacó de un mini-frigorífico un par de fantas de una marca que
yo desconocía, cogió una bolsa de palomitas y finalmente lo dejó todo en la
mesita que teníamos enfrente, se acercó a mí y me rodeó con uno de sus brazos-
¿mejor?- preguntó con una sonrisita burlona.
-Sí, mucho mejor- me quité las sandalias para poder poner los pies
encima del sofá y apoyé mi cabeza en su hombro. La verdad es que al tenerlo así
tan cerca de mí, hizo que se me quitara el frío en un momento. Nunca me habría
imaginado que estaría apoyada en el hombro desnudo de Harry, mientras este me
da palomitas y vemos una peli. Fue simplemente delicioso y me sentía como una
auténtica princesa.
La película la había visto un millón de veces
de pequeña, aunque nunca en inglés. En las escenas en las que salían canciones,
él se ponía a cantar. Me entraron de nuevo esas ganas tremendas de hacer lo
mismo junto a él y a la televisión, incluso más que antes en los ensayos porque
ahora estábamos solos; pero mi timidez y mi vergüenza me lo impidieron. Es que
no puedo, me supera. Por mucho que me esfuerce en intentar perder la cabeza y
divertirme, es como si me tirara a un abismo sin fondo. No soy una persona para
nada lanzada, o atrevida en esos sentidos. Tengo un miedo atroz a hacer el
ridículo, cuando realmente intento lo contrario. Para hacer cosas así necesito
más tiempo, más confianza.
-¿Quieres jugar con las palomitas?- soltó él de pronto.
-Claro, ¿pero cómo voy a jugar con las palomitas? Quiero decir, son
comida.
-Mira y aprende- cogió una, la lanzó al aire y cayó en su boca-
¡Taran!- Dijo mientras movía las manos. Prometía ser divertido.
-Venga vamos tírame una, ya verás como la acierto- le reté separándome
un poco de él para que hubiera más espacio.
-Vale. Uno, dos… ¡tres!- y me la lanzó, pero no lo conseguí porque me
la había tirado demasiado alto.
-¡No vale, no podía llegar!
-Ok, ok, no te enfades que solo quería hacerte un poco de rabiar. Vale
ahora te la tiro bien.- Dijo mientras se
hacía el interesante. A esas alturas apenas atendíamos a la película. Era más
divertido jugar con el, como dos niños pequeños.- Una dos… ¡tres!
-Ha, ha, ha, esta vez sí lo conseguí- canté victoria mientras elevaba
los brazos.- Vale y ahora te la lanzo yo.
Y así seguimos el resto de la película,
riendo y aumentando cada vez la distancia más para que fuera más difícil y a la
vez más emocionante conseguirlo.
Narra Louis:
-¡Vamos Zayn no te pondrás tan sexy como yo si no haces más
abdominales!- le grité a Zayn.
-¿Quién te ha dicho que no los iba a hacer? Además, ya quisieras tú
ser tan sexy como yo.- No me podía creer que Zayn Malik estuviera cuestionando
mi autoridad; aunque ya estoy acostumbrado a que lo hagan. Me lo tomo todo a
broma.
-Vamos Louis, anímate y haz algo con nosotros.- Me dijo Liam. No sé ni
cómo fue capaz de decirlo, porque estaba levantando las pesas más grandes que
tenemos. Daba un poco de miedo verlo con todos los músculos tensos.
-No gracias, yo no haré ejercicio ahora- miré a mi alrededor y busqué
mi megáfono.- ¡Vamos chicos, esos cuerpos no se mantienen solos!- grité
mientras me ponía a bailar mi “baile para parar el tráfico”.
-No me hagas reír que no puedo hacer nada con esta risa- dijo Zayn con
unas carcajadas de las suyas.
-Vale, pero no pienso dejar de animaros con el megáfono.- En ese
instante mi bolsillo comenzó a vibrar y saqué mi móvil del bolsillo. Era
Eveline.
-¿Quién es?- Preguntó Zayn.
-Es Eveline, voy a contestarla.- Di al botón verde y enseguida sonó su
voz.
-¡Louis!
-Dime Eveline, ¿qué pasa?
-Quería contaros que mi padre no podrá reunirse con vosotros esta
tarde. Al parecer ha tenido unos problemillas con el avión que se ha retrasado;
y lo más probable es que hasta pasado mañana no pueda venir, porque ha
recordado que tenía unas reuniones muy importantes en Londres mañana, a las que
no podía faltar.
-Bueno, no pasa nada. De todas formas ya habíamos ensayado. Un
momento, ¿eso significa que tenemos días libres?
-Claro, hasta que no habléis con mi padre no podemos avanzar nada con
el programa y me alegro porque… ¡yo no trabajo tampoco!
-¡Sí, vivan las vacaciones!- los chicos se rieron de mi comentario, y
dejaron los ejercicios para poder ponerse a mi lado a escuchar.
-¡Sí Lou, vivan las vacaciones!- respondió Eveline evidentemente
feliz.- Oye, podríamos quedar mañana por la mañana. Ya sabes, todos juntos, y
así nos vamos en coche a la ciudad más grande de los alrededores para ir de
compras.
-Pues por mí OK, y por Niall, Zayn, Liam; pero no sé si Harry se
apuntará.
-¿Por qué lo dices?
-Es que… ahora mismo está viendo una película con Rosee, y ya veremos
si quedan mañana. Se ha vuelto muy acaramelado desde que la ha conocido. Más
que de costumbre. Y da gusto verlo así. A lo mejor quieren tener un poco de
tiempo para ellos.
-Pero Louis, yo me refería a que Rosee se viniera con nosotros
también. No la iba a excluir a ella. A demás, me cayó muy bien esta mañana y
quiero hacer amigas en España ¡ya!
-En ese caso puede que se apunten. Se lo diré y luego te llamamos con
lo que sea.
-Ok, ¡hasta luego chicos!
-¡Hasta luego!- respondimos todos.
-¿Por qué Eveline te ha llamado a ti?- me preguntó Liam.
-Y yo que sé… me cae muy bien Eveline.
-Wow Lou, no me digas que vas a engañar a tu esposa Harry con Eveline-
soltó Zayn. Era una de sus bromas, Harry y yo nos llevamos como uña y carne y
nos queremos mucho, como si fuera mi hermano pequeño. Por eso dicen que somos
como un matrimonio y nosotros les seguimos el rollo y nos lo pasamos genial
haciendo esas tonterías.
-Pues quién sabe… Eveline es muy guapa, pero si hago eso seguro que
despertaré los celos de Liam.
-Oye tranquilo que yo no me pongo celoso. Es sólo que me a parecido
raro que te haya llamado a ti cuando siempre me suele llamar a mí.- Contestó
Liam como si le hubieran ofendido.
-OK te creo pero, ¿quién quiere bajar conmigo al sótano para espiar un
poco a Harry?- les dije a todos entre susurros.
-Vale vamos, pero avisemos antes a Niall- respondió Zayn.
Subimos muy silenciosamente las escaleras para que no se escuchara ni
un ruido, no sea que Harry o Rosee se dieran cuenta. Abrimos la puerta de la
habitación de Niall. Antes de entrar nos quedamos unos instantes observándolo.
Pero no estaba ensayando ninguna de nuestras canciones. ¡Estaba componiendo y
cantando! Nos miramos un poco extrañados ya que Niall no solía componer,
simplemente en los ratos libre se ponía a tocar canciones de Justin Bieber. Era
una canción lenta, suave, sobre una chica que llega a su corazón y le hace ver
las estrellas. Una balada de amor en toda regla, pero paró en seco en cuanto se
dio cuenta de que casi todos estábamos escuchándole.
-¿Pero qué hacéis ahí? ¿Quiénes estáis?- preguntó rápidamente Niall.
-Tranquilo Nialler que estamos Zayn, Liam y yo. Pero dime ¿por qué
estabas componiendo? Y lo más importante, ¿a quién va dirigida?- pregunté
cotilleando un poco. Que Niall se enamore no pasa todos los días.
-Buff menos mal.- Contestó él en un instinto.
-¿Cómo que menos mal? ¿Qué pasa Niall? ¿Es alguien que conocemos cierto?-
le preguntó Liam mientras le daba un abrazo. Niall se puso visiblemente rojo,
porque se le nota mucho con lo blanquito que es.
-Nada chicos, ¿hay algo de malo en que hoy me haya dado por componer?-
Contestó él ruborizándose.
-No, no hay nada de malo Niall, pero tienes que admitir que no es lo
más habitual en ti. Encima la letra era de lo más romántica y sincera que he
escuchado. ¡Mas que las de Chris Brown!- dijo Zayn. Eso era un alago en toda
regla. Zayn es un gran fan de Chris Brown y no bromearía nada que tuviera que
ver con él.
-Pues eso. Ya está. Me ha dado por componer. Fin de la cuestión. ¿Por
qué veníais a mi habitación?
-Está bien Niall, si no quieres no lo cuentes, pero nos lo vas a
acabar diciendo porque ya nos conocemos hermano- dije yo.- Pues nos ha llamado
Eveline y hemos quedado con ella mañana para salir por ahí de compras con el
coche.
-¿Pero mañana no teníamos que seguir con los ensayos?
-Sí, pero al jefazo le han surgido unos asuntos y no va a venir hasta
pasado mañana.
-¡Toma vacaciones!
-Si, ya nos hemos dado cuenta Niall- se ve que es un poco de reacción
lenta- pero el caso es que íbamos a preguntarle a Harry y a Rosee si se iban a
apuntar ellos también.
-¿Y para que se lo tenéis que preguntar? ¿Somos todos amigos no?
-Ya, pero como están tan bien juntitos, pues a lo mejor tenían hecho
ya planes para mañana ellos dos solos.
-¿Pero por qué decís eso? Harry nos dijo que eran amigos, así que no
tiene por qué excluirnos de nada.
-Ya Niall, pero ya sabes como es Harry.
-Bueno, entonces vamos a preguntárselo.
-Venga, pero habla más bajo que queremos espiarles un poquito antes.
-Está bien, pero que sepáis que va en contra de mi voluntad. No me
gusta que me espíen así que tampoco me gusta espiar.
-Si claro Niall, todo sabemos lo leal que eres pequeñín- le dijo
cariñosamente Liam.
Bajamos de nuevo las escaleras lo más sigilosamente que pudimos. Abrimos
la puerta del sótano, aunque realmente no era necesario. Desde el interior se
escuchaban unas risas de lo más escandalosas, especialmente de Harry. Parecía
que le iba a dar algo mientras se comía como podía las palomitas que Rosee le
tiraba.
Continuará…
Capítulo 16.
Me lo estaba pasando pipa. Harry es
muy gracioso y a veces se le ocurren unas cosas tremendas. Sin duda sabe como
divertirse y hacer el tonto a la vez. No podía dejar de reír, cada vez que lo
miraba no podía reprimir la risa porque él tampoco dejaba de reírse y me lo
pegaba.
-La película se ha acabado- le dije
como pude.
-Ya lo sé- contestó abriendo la boca;
y le tiré una palomita- ¿qué pasa no te diviertes?- parecía algo más serio.
-No, claro que me divierto con tigo
Harry. Es sólo que no quiero que los demás piensen…- me paré, iba a decir “nada
raro” pero eso podría crearme preguntas innecesarias- que no me han caído bien-
acabé finalmente, aunque la frase no sonó muy convincente- ¿por qué no salimos
a ver qué hacen?
-¡Tranquila Rosee, sabemos que te
caemos bien! Eso no lo cuestionaría nadie. Tú a nosotros también.- Dijo Lou
entrando en la habitación seguido de todos los demás.- Venimos a preguntaros
algo, ¿Qué tal la peli?
-No Lou, ¡eso no es lo que tienes que
preguntar!- dijo Zayn mientras le daba una “torta” falsa.
-Lo que quiere decir es que…- intentó
seguir Liam.
-¡No! Lo cuento yo, que es a mi quién
ha llamado Eveline- replicó Lou.
-Que raro. Normalmente llama a Liam.-
Comentó Harry como si pensara en voz alta.
-¡Es exactamente lo que les dije!-
contestó Liam, mientras se sentaba al lado de Harry que había permanecido todo
el tiempo en el sofá.
-Bueno, pues esta vez me ha llamado a
mí. El caso es que su padre, es decir el jefazo, no puede venir hasta mañana.
Así que ¡tenemos vacaciones!
-¡Oh qué bien!- exclamó Harry de
repente poniéndose de pie.
-Y como tenemos vacaciones, Eveline
nos ha convencido para salir mañana por ahí, ¿os apuntáis?- acabó Niall, que
hasta el momento se había mantenido bastante callado. Harry me miró, como si lo
que yo dijera pudiera cambiar su decisión. Me parece un gesto muy considerado
por su parte, pero no soy una niña pequeña; sé decidir por mí misma y nadie
debería depender de mí y menos él. Mi respuesta comenzaba a tener tardanza y
hubiera seguido en mis pensamientos si no fuera por que Liam se acercó a mi,
como haciendo entender que esperaban una respuesta.
-¡Claro que sí chicos, por vosotros lo
que sea! Pero creo que debería de irme ya, se está haciendo un poco tarde- miré
mi reloj, exactamente las siete de la tarde. Debía llegar en media hora a casa
si no quería recibir preguntas por parte de mi padre.
-Oh claro como quieras. Venga
vámonos.- Dijo Harry mientras se levantaba para coger las llaves de la moto.
Como es aquí tradición en España, me acerqué a los chicos y les di un beso a
cada uno. Se pusieron un poco rojos y luego caí en la cuenta por qué. ¡En otros
países no es normal dar besos al
despedirse! Me puse un poco roja, el único que
no pareció extrañarse fue Niall.
-Tranquila ahora les explico- me
contestó este mientras me devolvía el beso.
-Gracias Niall. Lo siento chicos si
les molesté, ahora Niall les explicará.- Dije mientras me despedía moviendo la mano
y guiñando un ojo a Niall. Harry me dio la mano y ambos salimos de su casa.
-Bueno, ¿te lo has pasado bien?- me
preguntó. Extendí mi brazo para coger el casco que estaba sobre la moto, pero
él me lo arrebató y lo miró con deseo- yo te lo pongo- me dijo con una sonrisa
traviesa y ladeada.
-Está bien- contesté. Se acercó a mí y
me puso el casco muy despacio y como si disfrutara del momento, aunque no creo
que lo estuviera disfrutando más que yo. Cuando acabó de enganchar la última
evilla, colocó uno de los mechones de mi pelo que se había enredado por mi
cuello y luego me miró a los ojos; esos ojos por los que estaría dispuesta a no
ver nunca más el sol.
-Sí, me lo he pasado muy bien- dije
mientras me separaba de él. Estaba con las mejillas al rojo vivo. Tenía que
desviar la conversación para alejarme de él. Es muy difícil resistirse a
aquella mirada que me hipnotiza desde el primer instante.
Me
acerqué a la moto, y le di durante unos segundos la espalda, mientras me
acomodaba en ella. Lo miré de reojo. Se había quedado plantado exactamente en
la misma posición que tenía anteriormente, como si yo aún estuviera allí con
él. En seguida, se giró; y sonrió como si los últimos segundos hubieran sido el
sueño que a mí me había parecido; teniendo su rostro a tan sólo unos
centímetros de mí.
-Bien, me alegro- contestó medio
titubeando.
-¿Por qué haces esto?
-¿Hacer el qué?
-¿Por qué me has invitado a venir?
Quiero decir, habrán un millón de chicas que te lo habrán pedido y tú las has
ignorado. ¿Por qué a mí no?
-Rosee, soy de esos que creen en el
destino; y no creo que haya sido una pura casualidad que ayer nos encontráramos.
Además, me caes muy bien; no tiene nada de malo invitarte.
-Es cierto, qué tonta- y me toqué el
casco como si de mi cabeza se tratara, a modo de demostrar mi vergüenza por
haber preguntado aquello. Harry se sentó delante de mí.
-No te digas tonta. No me gusta que
las chicas se infravaloren.- Me dijo mientras me cogía las manos y me las
colocaba alrededor de su torso.
-Está bien; pero sólo era una forma de
hablar- apoyé mi cabeza en su espalda.
El
trayecto se hizo bastante agradable. El viento que hacía desde la mañana no
había cesado y los árboles se ondeaban a su compás. Cerré los ojos, y olí su
colonia, para así no olvidarla nunca. Tomamos la cuarta salida hacia mi casa.
La verdad no tenía ni pizca de ganas de despedirme de Harry, pero no tenía
opción; debíamos separarnos por lo menos
hasta mañana. Me bajé de la moto y me quité el casco, cosa que él también hizo
pero no se bajó.
-Bueno, hasta mañana Harry- pensaba
acercarme para darle un beso; pero al final decidí no hacerlo.
-Hasta mañana Rosee.- Me giré para ir
hacia la puerta de mi casa, pero Harry me agarró de la muñeca.
-¿Qué pasa Harry?- Pregunté algo
confundida.
-Me gustan las costumbres españolas-
se acercó a mi mejilla y me dio un beso; seguido de un guiño de uno de sus ojos
azules.
-Hasta mañana Harry- y me despedí con
la mano. Corrí hacia mi casa, abrí la puerta, entré, y cerré.
Me apoyé en la puerta con la espalda y
me acaricié la mejilla en la que me había besado. Sólo con recordarlo me
estremecí y sonreí. Descorrí la cortina, y miré por la ventana. Estaba
colocándose el casco y se dio cuenta de que lo observaba. Yo le despedí de
nuevo con las manos y me devolvió el saludo. Finalmente, pegó un acelerón y se fue.
Miré a mí alrededor y vi cómo Napoleón
aparecía por el pasillo.
-¡Me ha dado un beso Napoleón! No es
maravilloso.
El resto
del día fue de lo más aburrido como siempre, excepto que no podía dejar de
pensar en… One Direction.
(A la
mañana siguiente)
Ya
estaba preparada. Me había puesto un vestido veraniego de flores y unas
manoletinas para ir cómoda y llevaba el pelo suelto. Supongo que querrán ir a
una ciudad mayor que está por aquí, pero que no es en la que voy al instituto.
Me había levantado pronto, y ahora caigo en la cuenta de que Harry no me dijo
ninguna hora para pasarse a por mí. Creí que ya era hora de usar su móvil, pero
entonces vi que tenía un mensaje, de él. Se me iluminó el rostro y enseguida
pulsé en mostrar.
*Rosee,
nos pasaremos a por ti a las once. Iremos con el coche y Lou conduce ;)
Tranquila, sólo puede que nos multen por ir despacio :D*
Casi me
da algo al leer el mensaje. Miré a Napoleón que hasta ese instante me había
estado mirando con cara extraña.
-Dice que se pasará a por mí a las
once; pero tú tienes que ser un perrito bueno y no armarme ninguna trastada
mientras no estoy ¿OK?
Miré el
móvil. Las 10:50. Ya sólo quedaban unos minutos para estar con ellos; y por
supuesto con Eveline. Cogí mi pequeña mochila en la que llevaba lo esencial:
móvil, llaves, cartera, gafas de sol, un gloss… En fin, todo lo que una suele llevarse.
Salí de casa y cerré la puerta con llave. Me fui caminando hasta la entrada de
mi parcela y esperé debajo de un olivo. Me puse los auriculares del móvil a
escuchar Moments mientras esperaba. Me quedé enfrascada con cada nota de la canción.
Cerré los ojos y apoyé la cabeza en el tronco del árbol.
Me
hubiera pasado así todo el día, cuando noto que alguien me quita los
auriculares. Abrí los ojos y me encontré a Liam. Detrás de él había una furgoneta
negra muy grande y por la ventana se veía a Harry saludándome.
-Moments, buena elección- me dijo
Liam, mientras se ponía uno de los auriculares- si que la tenías alta. Con
razón no escuchabas los gritos que Lou ha pegado.
-Ups, perdonad chicos. No quería
haceros esperar, pero la culpa no la tengo yo ¡la tiene vuestra música por ser
tan buena! Si no lo fuera yo no la habría estado escuchando y os habría oído.
-Pues tienes razón. Venga, vamos- me
dio su mano para ayudarme a levantarme.
-Gracias Liam.
Me
acerqué al coche, y vi que había un asiento libre entre Harry y Zayn. ¿Qué
mejores compañías que esas?
-Hola chicos, os he echado de menos.
-Nosotros a ti también Rosee- me dijo
Niall. Este chico, tan amable y tierno como siempre.
-Oye Rosee, ¿te gusta Chris Brown? - Me preguntó Zayn, mientras
ponía un CD del mismo a todo volumen en el coche.
-Pues la verdad, creo que me gustáis mucho más vosotros, por
cierto ¿dónde está Eveline?- pregunté.
-Oh, gracias Rosee- dijeron todos con unas caritas de lo más
tiernas.
-Eveline está en un hotel, iremos a por ella y nos quedaremos por
la ciudad. ¿Te parece bien?- añadió Niall.
-Claro. Vamos.
El camino fue de lo más entretenido; gracias a las locuras que
se le ocurrían a Lou. Este muchacho está super loco. La verdad, no estoy
acostumbrada a estar rodeada de ellos. Necesito a una amiga a mi lado, y mi
corazón me decía que esa sería Eveline. ¿Me pregunto si le gusta alguno de los
chicos? En fin, ¿a quién no le gustaría? Me muero de ganas por hacer amigas.
Llegamos a la fachada del hotel en el que se hospedaba Eveline.
-Ven con migo, seguro que le hará ilusión- me pidió Zayn
mientras me daba la mano.
-Claro, a mí también me da.
Bajamos del coche y entramos en el vestíbulo. Allí estaba
Eveline, con un mini vestido precioso y taconazos. Parecía una modelo.
A su lado había una chica con el pelo negro, ligeramente
ondulado e increíblemente largo. Levaba unos vaqueros cortitos y una camiseta
ancha a rayas. En cuanto se quitó las gafas negras que llevaba pude ver sus
ojos azules.
-¡Hola Rosee!- Dijo Eveline nada más verme y dándome un abrazo.-
Qué ganas tenía de quedar contigo. Necesito saber qué es lo que se lleva aquí y
quiero que vengas conmigo de compras. Ésta es mi amiga Carol.
-Hola -dijo la chica morena.- Soy Carol, la coreógrafa de baile
de sus conciertos.- Prosiguió señalando a Zayn.- Encantada.
-Igualmente.- Me chocó mucho Carol, porque todo lo que me dijo,
fue en español con el acento típico inglés.
-Hablo español porque mi padre es de aquí, aunque mi madre es
inglesa- Dijo Carol, al darse cuenta de que me había dejado un poco impresionada.
Eveline y Zayn la miraron con cara extraña- Mejor hablaré contigo en inglés
porque si no éstos no se enteran de nada- dijo finalmente en inglés.
-Tranquila Carol, Rosee sabe hablar inglés tanto como tú hablas
español.- Dijo Zayn.
-Bueno, ¡vámonos de compras!- Gritó Eveline estallando en
impaciencia y alegría. El día prometía diversión.
Continuará…
Capítulo 17.
Eveline me agarró de la muñeca y tiró de
mí hacia fuera. Yo le di la mano a Zayn, que era el que tenía al lado, y él se
la dio a Carol. Formamos una mini cadena humana como los niños pequeños y
entramos en el coche; empezábamos a estar un poco apretujados.
-¡Hola!- dijeron Carol y Eveline. Todos
los chicos las devolvieron el saludo. Yo me senté de nuevo en mi sitio anterior
entre Zayn y Harry. Empezamos a charlar animadamente. Eveline siempre tiene un
tema de conversación, con ella nunca habrá silencio. Carol era algo más callada.
Me di cuenta de que Niall no se perdía detalle de cada gesto de Carol. Sin duda
él sentía algo por ella.
Llegamos al centro y allí tuvimos que
arreglárnoslas para conseguir aparcar. No porque no hubiera sitio, porque había
muchos parkings, sino porque Lou no está acostumbrado a conducir como piloto en
el lado izquierdo.
-Ah, creo que me voy a volver loco.- Decía
Lou.
-No más de lo que estás hermano- dijo
Niall haciéndonos a todos reír.
Finalmente conseguimos aparcar después de
que Zayn tuviera que ir indicándole a Lou si se iba a chocar con algo o no.
-Bueno, ¿y ahora a dónde vamos?- Preguntó
Zayn.
-¡Yo quiero ir de compras!- gritó Eveline.
-¡Yo también!- secundó Lou poniéndose a
saltar.
-Está bien, iremos de compras, siempre y
cuando os calméis un poco.- Dijo Liam.
-Las tiendas siempre suelen estar en las
avenidas, así que se podría decir que estamos en la calle de las tiendas. Pero
no os emocionéis que esto es muy poquita cosa en comparación con Londres.- Les
dije yo.
-Ok, pues entonces venga. Pongámonos a
pasear y si nos gusta algún escaparate entramos.- Dijo Harry.
-¿Habéis traído gafas de sol o algo para
taparos?- Les pregunté yo. No creo que en toda la ciudad no hubiera ninguna
directioner suelta, y como les descubrieran se podría armar una gorda.
-Claro que sí- dijo Niall- venga chicos,
hagamos “la pose”.
-¿”La pose”?- Pregunté algo confundida.
-Esta- dijo Louis- 3, 2, 1…
-¡Yeah!- dijeron todos una vez que se
habían puesto unas gafas negras todas iguales. Yo me empecé a reír otra vez al
igual que Carol y Eveline.
-Estáis monísimos chicos- dijo Eveline-
tengo que hacerme con una de esas.
Empezamos a caminar. Esta vez estuve
hablando con Eveline y Carol de nuestras cosas.
-¿Y tú trabajas o estás estudiando?- me
preguntó Carol.
-Pues yo acabo de terminar la secundaria,
pero el curso que viene empezaré a estudiar bachillerato. De todas formas,
durante el curso creo que me buscaré algo donde trabajar los fines de semana
para ir ahorrando algo para la universidad.
-Chica lista- dijo Eveline- yo nada más
acabar la secundaria conseguí un puesto en la discográfica de mi padre. No
porque sea mi padre el jefe, si no porque durante un verano entero estuve
asistiendo a unas clases de administradora para poder ayudarle en la empresa, y
al final lo conseguí.
-Oh que guay- dije- y tú Carol, ¿cómo
conseguiste ser la coreógrafa de One Direction?
-Desde pequeña me gustaba mucho bailar, y
siempre iba a clases de baile especialmente el rollo hip-hop y pop. A los 14
años prácticamente enseñaba a bailar a toda la gente que quería de mi barrio; y
me decían que era muy buena. Y bueno, a los 16 me presenté para ser la
coreógrafa de One Direction. Al principio no me tomaban en serio porque me
decían que era demasiado joven, pero en cuanto les enseñé una demostración no
pudieron negarse.
-Sí, y yo la conocí precisamente mientras
la hacía- dijo en ese momento Eveline- me quedé impresionada y me puse a decir
por toda la discográfica que era la mejor.
-Desde entonces somos amigas- acabó Carol.
-Oh, preciosa historia chicas. Yo no sé
bailar, pero si tú has conseguido que Zayn
baile bien, entonces yo también tengo solución.
-Hahaha sí muy buena Rosee- dijo Carol
partiéndose de risa- la verdad no fue tarea fácil, pero al final lo conseguí.
-¿Estáis hablando de mí?- preguntó Zayn,
al parecer nos había conseguido escuchar aunque nosotras tres nos hubiéramos
separado de ellos.
-Si Zayn, estábamos hablando de lo bien
que bailas.- Dije mientras le daba un pequeño abrazo.
-Oh, entonces seguid- contestó medio
riéndose.
-¡Mirad esta tienda me gusta! ¡Entremos!-
Dijo Louis agarrando a Liam del brazo. La tienda era bastante grande, pero no
era una de esas con varias plantas con las que te puedes quedar embobada. Tenía
cosas para chicas y para chicos, así que nosotras nos fuimos a la parte
femenina.
-Oh, me probaré estos, estos y estos-
decía Eveline cogiendo vestidos y pantalones.
-Vale pues yo me probaré estas camisetas-
dijo en ese momento Carol- ¿tu no te pruebas nada Rosee?
-Claro, pero antes quiero echar una
ojeadita por toda la tienda.
-Vale, nosotras nos vamos a los
probadores- dijo Eveline mientras tiraba de su amiga. Había varias zonas de
probadores en toda la tienda. Yo me dediqué a mirar un poco por todas partes e
iba añadiendo ropa para probarme. Como nunca suelo salir en este plan de
compras, mi padre me había dado mucho dinero para que me gastara lo que
quisiera, pero no lo gastaría todo. No soy de esas que gastan porque sí. Vi
unos zapatos blancos monísimos en la parte alta de uno de los estantes, pero no
lograba alcanzarlos. Miré a mí alrededor, pero no encontraba ninguna escalerita
a la que pudiera subirme, pero sí vi que Harry me observaba. Al darse cuenta de
lo que me ocurría vino hacia mí.
-Tranquila, yo te los cojo- me dijo, y
enseguida alargando su mano cogió los codiciados zapatos y me los tendió.
-Gracias Harry- dije mientras los miraba-
¿tu no te compras nada?
-No sé, no me apetece.
-Bueno, yo me voy a probar esto, ¿me
esperas aquí y te enseño cómo me queda?- le pregunté algo tímida- necesito que
alguien me diga cómo me queda.
-Claro.
Me fui a los probadores y él se sentó en
uno de los asientos esperándome. Es un cielo, seguro que dijo que sí solo para
agradarme.
Narra Harry:
Deseaba estar con ella desde ayer por la
tarde. No había conseguido olvidar su voz y su sonrisa durante toda la noche; y
estaba un poco triste, porque quería pasar más tiempo con ella, a solas. Creo
que me estoy enamorando. Ayer estuve a punto de besarla, si no fuera porque se
apartó de mí cuando la ponía el casco. La tenía tan cerca. Si no lo hubiera
hecho la habría besado. Los chicos tienen razón. Estoy enamorado de Rosee.
Ahora lo sé.
Desde esta mañana había estado buscando un
pretexto para estar solos, pero ella estaba hablando continuamente con Eveline
y Carol. Es decir, no quiero que por mí no pueda hacer amigas, pero la necesito
a mi lado. Y a demás los chicos también estaban. Gracias a esos zapatos
maravillosos ahora estábamos pasando un ratito “juntos”.
Pensando el ella, veo que Rosee aparece en
el probador. Con un precioso vestido veraniego azul celeste y esos zapatos
blancos con tacón. Parecía un ángel, un espejismo. Simplemente estaba muy
bella.
-Bueno, ¿cómo me queda?- me preguntó
dándose una vuelta sobre sí misma.
-Eh, pues, genial, estás fantástica- dije
tartamudeando, aun sin creerme lo que veía.
-¿En serio? ¿Crees que me queda bien
Harry?- no podía apartar la mirada de ella.
-Sí, estás muy bella.
-Oh, gracias- sus mejillas se tiñeron de
un precioso tono rosado, era simplemente adorable.- Bueno, pues si tú dices que
me queda bien, entonces me lo llevaré.
Ya no aguantaba más. Quería besarla en ese
instante. Me levanté del asiento. Sentí que mis piernas me fallaban, pero
conseguí levantarme. Me acerqué a ella y…
-Oh, ¡mírate Rosee, estás bellísima!- dijo
en ese momento Eveline acercándose a Rosee.- Espera a que te vea Carol.
Ya está. Fue el punto que me devolvió a la
realidad. ¿Y si ella no me quiere de la misma manera que yo? ¿Y si sólo quiere
ser mi amiga? ¿Y si realmente le gusta otro chico? En fin, no soy el único en
toda la Tierra; puede estar enamorada de otro. Incluso de alguno de nosotros,
de la banda de One Direction. Y qué tontería inoportuna querer besarla justo en
una tienda de ropa, cuando todos los demás pueden vernos. Sentí que se me
revolvía el estómago y creo que me quedé un poco pálido.
-Harry, ¿estás bien?- me preguntó Rosee
con su dulce voz. Al parecer ella si se había dado cuenta. Puso una de sus
manos en mi frente.- No tienes fiebre, pero estás muy pálido. ¿Quieres que
salgamos fuera a tomar un poco el aire?- Ella tan tierna como siempre.
-Estoy bien, pero sí me apetece salir.-
Estaba un poco mareado.
-Dame un minuto y salgo- volvió a entrar en
el probador. Eveline se acercó a mí.
-¿Estás bien Harry?
-Si, tranquila, no es nada.- Miré a mi
alrededor. Los demás estaban por la tienda riendo, y no se habían dado cuenta
de nada. Mejor. No tenía ganas de dar explicaciones, solo quería salir de allí
con Rosee.
-Ya estoy, venga Harry vamos.- Dijo Rosee
mientras me dio su mano. Llevaba de nuevo su ropa, pero igualmente estaba muy
guapa. Como realmente es. En ese momento me di cuenta de que ella habría sido
la chica ideal para grabar el videoclip de What Makes You Beautiful. Lástima no
habernos conocido antes.
Pagó su ropa y salimos a la calle. Se la
habría pagado yo si no fuera porque el estómago aún me dolía. Nunca pude creer
que te puedas poner malo sólo con tus propios pensamientos, pero ahora veo que
no han exagerado. En cuanto dio el sol en mi cara me sentí bastante mejor.
-Parece que se te está pasando- dijo
mientras pasaba una de sus manos por mi mejilla- me estaba poniendo muy difícil
el resistirme a ella-¿por qué estabas tan pálido? ¿Qué ha pasado para que
estuvieras así tan de repente?
-No lo sé, pero tranquila ahora estoy
mucho mejor. Gracias por haber salido conmigo.- Dije sonriéndola. Pensé “aunque
no la pueda besar la puedo abrazar ¿no? Al fin y al cabo le doy abrazos a todo
el mundo”. Así que me acerqué a ella y la abracé. Ahora ya estaba mucho más
relajado, ya no notaba ese dolor en el estómago. Sin duda, ella es la pieza que
me falta ahora; y no podré permanecer mucho tiempo así. Pronto la diré lo que
siento por ella aunque ella pueda no sentir lo mismo. Pero algo me dice que es
la chica que he llevado esperando todo este tiempo.
Continuará…
Capítulo 18.
Me separé de Harry. Estaba muy
preocupada, ¿qué podría haberle pasado? Le miré. Ya no estaba tan pálido y me
mostraba su sonrisa.
-Bueno, ¿volvemos dentro?- le
pregunté.
-Tengo un poco de sed, ¿por qué no
buscamos un bar donde pueda beber algo y luego volvemos? No creo que se vayan
de aquí pronto.
-Pero ¿y si se enfadan cuando sepan
que nos hemos ido sin decirles nada?
-Tranquila, llevo mi móvil. Si quieren
saber dónde estamos solo tienen que llamarme. Pero si no quieres venir conmigo,
entremos.
-¡No!- salté casi de inmediato, la
verdad es que tenía ganas de estar a solas con él- claro, no hay problema.
-Pues vamos – me tendió su mano y yo
la acepté sin dudarlo.
Narra
Zayn:
-Chicos, ¿me queda bien?- pregunté.
Después de haber estado probándome un montón de chaquetas, al final estaba casi
decidido; solo faltaba escuchar la opinión de los demás.
-Oh dios mío. Si fuera una chica me
lanzaría a por ti- dijo Lou imitando la voz de una chica.
-Está bien, lo entenderé como un sí.
Pero no te acerques a mí Lou. No quiero que mamá Liam me riña por salir con
chicas.- Casi me da algo con la risa que me dio la última frase. Liam como es
el más responsable a veces le decimos mamá Liam, porque cuida de todos
nosotros.
-Sí, cuidadito que te castigo- dijo
Liam siguiendo la broma.
-Bueno, ¿dónde está Harry?- preguntó
Lou.
-¿Y dónde está Rosee?- preguntó Niall.
-¿Estáis pensando lo que yo?- dijo
Liam.
-Depende; yo pienso en comida y en…
Bueno, lo otro no lo necesitáis saber.- Dijo Niall. Este chico está muy raro
últimamente. No sé por qué se me vino a la mente el momento en el que nos le
encontramos cantando y tocando en casa ayer. Tal vez con eso se refería a esa
chica misteriosa.
-¡No!- dijo Liam mirando con cara rara
a Niall- me refiero es que a lo mejor querían estar solos para…
-¡Para besarla!- Gritó Lou, creo que
pudo escucharle toda la tienda.- ¡No quiero que me quite a mi Harry!
-No bobo, para decirla lo que siente
por ella.- Dije yo finalmente. Soy el “malote” del grupo, pero también soy el
más filosófico. Lo sé, a veces puedo ser incomprensible. Liam se acercó y me
abrazó.
-Gracias hermano, por lo menos una cabeza
piensa casi tanto como la mía- me dijo Liam.
-O puede que sea al revés- dijo en ese
instante Niall.
-¿Cómo que al revés? ¿A qué te
refieres?- le preguntó Lou.
-Pues que ella también puede estar
enamorada de Harry ¿no? Las chicas también se enamoran ¿sabéis?- contestó
Niall.
-Pues tenéis razón- dijo Liam- oh
Niall, eres nuestro pequeño casanova. Tú si que entiendes a las mujeres.
-Pues os puedo asegurar que en este
instante estoy tan perdido como Harry y Rosee.- Siguió Niall.
-Osea que en lo otro en lo que estabas
pensando era en lo que yo pensaba. Estabas pensando en ella.- Dije. Niall se
puso un poco colorado. Se le nota enseguida porque es muy blanco de piel.
-¿Ella? ¿Quién es ella? Chicos me
estoy perdiendo, ¡que alguien me explique!- dijo Lou. No se entera casi nunca
de nada. Es el que menos pilla las cosas, y eso que es el mayor.
-Bueno, que te lo explique Niall, yo
voy a pagar esta chaqueta y a que me de el aire.
Me
acerqué a caja y pagué la chaqueta. La dependienta era mona, pero no era de mi
estilo, aunque yo creo que sí era el suyo porque se me insinuó un poco. Yo
simplemente la ignoré. No quiero dar esperanzas falsas a nadie, y es mejor
dejar todo claro desde el principio.
Salí a
la calle, y saqué de mi bolsillo un cigarro. Estoy enganchado al tabaco desde
los quince más o menos pero lo estoy dejando. Antes era capaz de fumar una caja
entera al día. Ahora me fumo sólo uno. Todo sea por mis fans y mi salud. Estaba
sacando el mechero para encenderlo cuando alguien echa una especie de líquido
en espray en mi cigarrillo y hace que se apague la llama.
-¿No sabes que fumar perjudica la
salud?- me dijo alguien. Miré a mi lado y allí estaba una chica con el espray del
limpiacristales en la mano y un pañuelo en la otra. Me miraba algo enfadada.
Era guapa. De estatura media tirando a
alta, pelo castaño claro con
algunos reflejos dorados, por el hombro y con unas grandes ondas que le
aparecían al final. Tenía unos lindos ojos color verdes y la piel un poco
morena. Se notaba que había estado en la playa por unas ligeras marcas del
bikini en su bronceada espalda.
La verdad no tengo ni idea de lo que me dijo,
por que seguramente me lo dijo en español.
-Lo siento pero no he entendido nada-
la dije. De todas formas había captado la idea de que lo que quería ella es que
dejara el cigarrillo, así que lo tiré.
-Pues para no haberme entendido, lo
has hecho muy bien- me respondió esta vez en inglés y señalando al cigarrillo
que ahora yacía en el suelo. Ya no parecía enfadada, sino bastante sonriente.
-Solo ha sido intuición- dije también
sonriendo. No quería parecer maleducado. No soy así.
-Me gusta salvar vidas siempre que puedo-
me dijo ella divertida por haber sido obedecida. Echó un poco de limpia
cristales por el escaparate y se puso a limpiarlo con el pañuelo.
-Soy Zayn- dije girándome de costado
para poder hablar con ella mejor.
-Vaya, no se nota que no eres de por
aquí ¿eh?- dijo un poco en sentido irónico pero sin perder su sonrisa.- Soy
Amanda.
-Encantado Amanda- dije haciéndome el
cortés.- Bueno, ¿trabajas aquí?
-Se podría decir que sí. Mi madre es
la dueña de la tienda y yo a veces vengo a ayudarla. ¿Y tú que haces aquí? ¿Has
venido de vacaciones?
-No, también he venido por trabajo.-
Dije yo. Deseaba que me preguntara en qué trabajaba y la pregunta no se hizo de
esperar.
-¿Y en qué trabajas?
-Soy cantante- dije mientras miraba
uno de los edificios lejanos que tenía en frente para aparentar que no le daba
importancia.
-Ah, pues entonces me podrías cantar
algo para saber si eres bueno- me dijo. Amanda sabía responder a cualquier
cosa, y no se andaba con rodeos a la hora de pedir algo a un completo
desconocido, es decir a mí.
En ese momento aparecieron los demás
en la entrada de la tienda. Me hicieron señas para que me diera prisa en
terminar de hablar porque querían marcharse a otro sitio.
-Claro, pero ahora tengo que
marcharme, me esperan mis amigos. ¿Me das tu número y cuando pueda te llamo y
quedamos?
-Está bien, pero te lo doy porque me
has caído bien- tiene carácter y eso me gusta. Me dio su número y lo guardé en
mi agenda.
-Ok. Hasta otra Amanda- me despedí yo.
-Hasta otra- me respondió ella.
Me fui con los demás.
-Vaya Zayn, no pierdes el tiempo ¿eh?-
me dijo Lou.
-Anda tonto, solo trato de ampliar mi
vida social- le respondí. Me giré para ver a Amanda por última vez y descubrí
con algo de sorpresa que ella también me miraba. Me despidió de nuevo con los
brazos, y yo hice lo mismo. Giré de nuevo mi cara hacia los demás con una
sonrisa algo pícara.
-Wow Zayn, si que te ha gustado- me
dijo Liam dándome unas palmaditas en el hombro.
-Me cae bien, pero quien sabe…- me
limité a contestar. La verdad es que Amanda me había gustado bastante. Es muy
guapa e independiente, y son unas de las cosas que busco en una chica. Y a ella
le sobraba de las dos.
-Oh que fuerte. Primero Harry, luego
tú. Esto es un poco preocupante. ¿Quién será el siguiente?- preguntó Lou.
Enseguida todos miramos a Niall. Sabíamos que estaba enamorado, pero no sabíamos
de quien. Sin duda debía de ser alguien muy especial, porque Niall no se
enamora de cualquiera. Sea la chica que sea, tiene mucha suerte de haber vuelto
loco a Niall. Éste se volvió a poner un poco rojo, pero preferimos dejar el
tema. No nos gusta agobiarlo.
-Bueno, y ¿qué hacéis aquí fuera?-
pregunté.
-Estamos esperando a que las chicas
terminen.- Dijo Liam.
-Bueno, más bien a que termine
Eveline. Carol terminó hace ya rato.- Dijo Lou.
-Bueno, pues que alguno entre y las
haga salir- dije.
-Iré yo- contestó enseguida Niall. Y
sin darme tiempo ni si quiera a pensar por qué había respondido tan deprisa,
Niall entró de nuevo en la tienda.
Narra Niall:
Los chicos ya pensaban de todo. Está
claro que pronto descubrirán la verdad. Me gusta mucho Carol.
Cuando la conocí nos llevábamos muy
bien, pero era eso; una simple amistad. Pero fue en ese momento; cuando sin
querer la vi bailar a solas en el escenario, cuando me di cuenta de lo bella
que era y cuando empecé a sentir esas mariposas. Sus pasos estaban llenos de sentimientos.
Cada gesto en su cara, encajaba perfectamente en todos los movimientos.
Yo sabía que ella bailaba muy bien,
porque para eso era muestra coreógrafa, pero desde aquel día ya no la veía del
mismo modo. Ya nunca más la vería de otro modo.
Carol estaba sentada en los asientos en
frente de los probadores, sola, posiblemente esperando a que Eveline saliera de
los probadores.
-Hola Carol. ¿Crees que tardará mucho?-
dije sentándome a su lado. Ella se apartó el pelo para poder verme. Habría dado
lo que sea por poder acariciar su cuello y su pelo con mis manos y dejar que se
durmiera en mis brazos, pero eso sólo pasaba en mi cabeza.
-No tranquilo, sólo la queda este
conjunto. ¿Te aburres?
-Ahora no- la contesté. No podía creer
que eso hubiera salido de mi boca. Seguro que ahora pensaría de todo. Me entró
la vergüenza y miré para otro lado.
-Tranquilo, yo también me estaba
aburriendo un poco. ¿Sabéis algo de Harry y Rosee?
-Que va, se han escapado. Por cierto,
¿por qué se fueron?- pregunté ya más relajado.
-Al parecer Harry se puso malo de
pronto; y Rosee le acompañó afuera. Fue todo de lo más raro.
-Pues sí que lo es. Luego iremos a
buscarlos.
-No creo que ellos quieran que les
encontremos.
-¿Por qué lo dices?- la pregunté algo
confundido.
-Bueno, en fin, ellos se gustan y…-
hasta ese momento habíamos estado hablando mirándonos a los ojos, pero sus ojos
se separaron de los míos e hizo una pequeña sonrisa.
-Ya, entiendo- dentro de mí pensaba
“¿por qué no hacemos tú y yo lo mismo?” pero yo nunca he sido tan lanzado.
-Ya está. Este también me queda bien.
Me lo llevaré. – Dijo Eveline saliendo del probador.- Hola Niall.
-Hola Eveline, venga págalo ya y nos
vamos. Se nos va a pasar aquí toda la mañana.
-Ok, salgamos.
Fuimos a
pagar las cuatro o cinco bolsas llenas de ropa de Eveline y salimos fuera. Iba
muy cargada, así que me ofrecí para ayudarla.
-Oh gracias Niall, eres muy amable.
-No es nada.- Salimos fuera y nos
encontramos con los demás.
-Ya hemos terminado- dijo Eveline.
-Al fin. Bueno, ¿llamamos a Harry?-
preguntó Lou.
Narra
Rosee:
De la
mano llegamos a un bar al final de la calle. Era agradable sentir la mano
cálida de Harry junto a la mía. Entramos. Era un sitio bonito y tranquilo,
justo lo que necesitábamos. Nos sentamos en la mesa más escondida de todo el
bar. Toda seguridad es poca cuando estás paseando con una persona famosa.
-¿Qué quieres tomar?- me preguntó
Harry- Yo te invito.
-Oh gracias, pero sólo quiero un vaso
de agua, nada más.
-Está bien, pero al menos déjame
compartir con tigo un helado de vainilla.
-Oh claro, la vainilla me encanta.
Gracias Harry.
-¿Puedes pedirlo tú? Es que no creo
que los camareros me entiendan.- Dijo medio riéndose y apartándose el pelo de
la cara.
-Para hacerlo más divertido. ¿Por qué
no te lo voy diciendo al oído y tú se lo repites?
-Vale, como quieras. Me gustan los
retos.
-Camarero, ¿puede venir por favor?-
éste vino pronto porque éramos los únicos que estábamos en el bar. Yo le dije
todo a Harry y éste se lo decía al camarero. Me harté de reír, porque aunque
Harry lo dijera bien, lo decía con ese acento inglés tan gracioso que tiene.
Hicimos hasta que el pobre camarero se riera.
-Lo siento, es que él no es de aquí y
quería intentarlo- le dije con algunas lágrimas de la euforia al camarero
sonriente.
-Tranquilos chicos, ahora mismo os
traigo todo- contestó este muy amablemente. Tuve que repetirle la respuesta a
Harry para que lo entendiera.
-Tienes que hacerlo más a menudo- le
dije a Harry.
-¿El qué? ¿Hablar en español?
-Sí, lo haces muy bien. Y es muy
divertido escucharte.
-Si
siempre te vas a reír de esta forma; entonces llegaré a ser profesor de
español por ti.- Esa frase se quedó grabada en mi cerebro. Era una de las cosas
más bonitas que me habían dicho en toda mi vida. Miré a otro lado. Cada vez me
gustaba más Harry; como otras miles de chicas más. Ambos nos quedamos en
silencio; nos sobraban las palabras. Con una sola mirada él podría saber lo
mucho que le quería, y yo no quiero sufrir por algo que es imposible. Tras unos
segundos, el camarero vino de nuevo hacia nosotros con mi vaso de agua, una
Coca-Cola y un gran helado de vainilla para dos.
Continuará…
Capítulo 19.
El camarero se acercó y nos sirvió las bebidas y
nuestro helado. Realmente parecía delicioso.
-¿Te gusta la Coca-Cola?- le pregunté mientras se la
tendía junto con su vaso con hielo.
-Bueno, prefiero la cerveza. Pero no quiero beber
delante de tuya.- No me podía creer lo que acababa de oír. ¡Harry bebiendo!
Para mí era algo impensable, como si a las ranas le salieran pelo. Algo
imposible y me lo acababa de decir tan tranquilo. Siempre he sido muy inocente.
Se me quitaron las ganas de comer y me acerqué el vaso de agua. Decidí no hacer
ningún comentario, y miré para otro lado, por que la verdad ya no sabía cómo
mirarle.
-¡Es broma!- soltó abriendo los brazos y estallando
en una carcajada- No me emborracho simplemente porque no me hacen mucha gracia
las cosas con alcohol. Sólo quería ver la cara que ponías- dijo mientras se
retorcía de la risa.
-No me hagas esto. Me habías preocupado- dije
mientras le daba un codazo. No me gusta que nadie beba; sólo te sirve para
estropear tu salud y para hacer cosas de las que te puedes arrepentir más
tarde. Era un gran alivio saber que él no lo hacía igual que no lo hago yo.
Harry sonrió y se sacudió el pelo de esa forma que
me encanta. Luego cogió la copa del helado y metió una de las cucharillas en
él. Sin soltarla me miró y me sonrió.
-Ten, pruébalo tu primero – me dijo tendiéndome la
cuchara con un poco de helado en su interior.
-Gracias- le contesté antes de saborearlo- me
encanta, la vainilla es mi sabor favorito- continué cuando ya lo había
terminado.
-El mío también- dijo mientras saboreaba la vainilla
de la misma cuchara en la que yo había comido antes.
No pusimos a comer helado y a hablar. Realmente, era
increíble hablar con Harry y pasar un tiempo con él. Todavía no me acostumbraba
a su mirada, su sonrisa, su pelo, su voz… a él. No era más que otra de las
miles de fans que le adoraba y sin embargo mi sueño se había cumplido. Estaba
charlando tranquilamente con uno de mis ídolos y me lo estaba pasando genial.
Cada uno de sus gestos eran adorables. Cada mirada me hacía suspirar, ojalá
tuviera alguna oportunidad...
Mientras
comíamos, Harry se manchó la nariz de helado y yo empecé a reírme; como me pasa
tantísimas veces cuando estoy con él.
-¿De qué te ríes?- me preguntó.
-Ven aquí anda- le respondí. Cogí una servilleta de
la mesa, y él se acercó a mí. Le limpié con cuidado. Pero cuando terminé no se
apartó.
Me miraba a los ojos. Podía notar el delicioso aroma
a vainilla de sus labios ligeramente abiertos formando una boca perfecta. Mi
mente me ordenaba alejarme de él, pero estaba inmovilizada bajo una fuerza de
atracción inexplicable que me impedía separarme. Mi corazón empezó a
acelerarse. Sólo nos separaban unos cinco centímetros. Todo a mí alrededor
pareció detenerse. Se acercó lentamente a mí, mirando con deseo mis labios y…
-¡Aquí estáis! ¡Al fin os encontramos!- dijo en ese
instante Lou apareciendo por la puerta. Harry y yo nos separamos rápidamente. Mi
corazón latía rápidamente por el susto y la excitación. Ahora sabía que Harry
quería besarme. No podría haber sido otra cosa. Y yo también lo deseaba, como
nunca antes lo había deseado.
-¿Qué pasa? ¿Dije algo malo?- preguntó de nuevo Lou,
esta vez con todos los demás detrás de él.
-Ahora vuelvo- dije levantándome rápidamente hacia
el baño, aunque no sabía muy bien por qué iba. Me sentía rara. Ahora todo me
daba vueltas. Entré en el baño y eché el pestillo. Me senté en el suelo, con la
espalda apoyada en la puerta y abrazando mis piernas.
No podía creérmelo. Harry había intentado besarme.
Pero, ¿por qué? No tengo nada de especial; él tiene a miles de chicas detrás de
él. ¿Por qué yo? Me pregunté qué habría pasado si Lou no hubiera entrado en el
bar…
¿Y si me hubiera besado? ¿Qué habría pasado después?
¿Qué habría echo?
Me levanté y me lavé la cara. Lo que más importaba
ahora era qué haría. No me sentía capaz de mirar a Harry a la cara; aún parecía
que el corazón se me salía del pecho.
Una cosa estaba clara. Yo le quería y mucho. En ese
momento era la persona a la que más quería y me hubiera ido al fin del mundo,
por él. Él era mi mejor amigo.
Apoyé mi frente en uno de los azulejos azules de la
pared. ¿Qué haría ahora? ¿Y si sólo fue un impulso suyo? Es algo casi imposible
que él sienta lo mismo que yo. Puede que sólo haya querido besarme porque hace
mucho tiempo que no lo hace con ninguna chica y le dio por hacerlo conmigo
porque era la que estaba “disponible en ese instante”.
En momentos de pánico nunca he sido una chica muy
positiva y cada vez pasaban pensamientos más tristes por mi cabeza, sobre todo por
la impotencia que sentía; porque Harry era el único chico al que realmente
había amado hasta el momento y si me hacía daño no iba a poder olvidarlo nunca.
Y así, sin más, sin saber muy bien por qué, con los
puños apretados, empecé a llorar mientras me dejaba caer de nuevo al suelo, y
escuchaba las gotas de agua caer del grifo del lavabo.
Narra Harry:
Me tapé la cara con mis manos, apoyé la espalda en
la pared. ¡Por qué tenía que haberlo fastidiado todo!
Aún la notaba a mi lado, su rostro dulce me limpiaba
la cara y allí estaban. Sus labios. Tan maravillosos, bonitos, atrayentes,
perfectos…
Debería haberme controlado. Debería haberme separado
de ella y seguir hablando y riendo como habíamos estado haciendo hasta
entonces. Pero yo nunca he sabido controlarme. No había podido evitar intentar
besarla, sabiendo que estaba tan cerca de mí. En ese instante hubiera deseado
que estuviéramos en un parque, al atardecer para poder darla el beso que no
olvidaría en toda su vida.
Pero no. No supe parar, y si no llega a ser por Lou
la hubiera besado en un café. No. Ella no se merecía eso. Se merecía todo lo
mejor por haberme esperado tanto tiempo porque sé que ella me quiere. Porque
aunque no llegué a besarla, pude notar cómo temblaba de la emoción y cómo se
aceleraba su corazón tanto cómo el mío.
No estaba enfadado con los chicos. Ese gesto de
enfado había sido por mí mismo. Por la estupidez que había echo, y que seguramente
la había hecho sentir incómoda.
-Harry. Harry por favor dinos algo, ¿qué te ocurre?-
dijo en ese instante Niall agarrando mi cabeza. Pero yo seguía sin apartar las
manos de mi cara. No quería que los chicos me vieran llorar. No quería hacer
que se sintieran culpables por habernos interrumpido. Sólo quería que los
últimos minutos no hubieran sucedido; que sólo hubiera sido una pesadilla para
hacerme recordar lo mucho que vale Rosee y lo especial y único que debía ser
nuestro primer beso juntos. Y me sentía fatal por no haberlo echo bien.
-Harry me estás empezando a preocupar, por favor,
dinos que te pasa.- Dijo entonces Lou. No podía seguir así. Tarde o temprano
tendría que hablar. Aparté las pocas lágrimas que tenía en los ojos, ya que la
mayoría me las había reprimido pero no había sido suficiente.
-Nada, tranquilos. No ha pasado nada. Estoy bien-
dije con una voz vacía e intentando hacer una sonrisa, aunque creo que más bien
lo que me salió fue una mueca de rabia.
-No Harry. No creo que ninguno de nosotros creamos
que estás bien- dijo Liam agarrándome del hombro.
-Deja de llorar Harry. No podemos verte así- dijo
Carol mientras me deslizó una de sus manos por mi mejilla para limpiarme una
lágrima.
-En serio chicos no ha pasado nada. Es sólo que soy
un idiota, nada más.
-¿Por qué? ¿Qué has hecho?- preguntó Zayn. Notaba
que me faltaba el aire. Mi estómago volvió a revolverse como cuando estábamos
en los probadores. Definitivamente y como en las canciones… ella era mi
criptonita.
-Intenté besarla…- dije entre susurros.
-Pero Harry ¡eso es maravilloso!- dijo Eveline.
-¡Más que maravilloso, es fantástico!- añadió Lou.
-No, no lo es…- dije apartándome el pelo. No
recordaba haberme sentido tan mal, desde que hice mi solo de What Makes You
Beautiful en la actuación en vivo, aunque lo que de verdad me dolió fue leer
las críticas…
-¿Por qué?- preguntó tímidamente Niall.
-Porque no supe controlarme Niall. No fui capaz de pararme.
No fui capaz de esperar para que fuera especial, y no aquí, en un simple bar.
No fui capaz de decirla lo mucho que la quiero antes de intentar besarla. Ahora
se pensará que sólo me quería aprovechar, y no querrá saber nada más de mí.
-¡No fuiste capaz de parar porque la quieres!- gritó
Niall- ¡Porque la necesitas! Y créeme. Sé lo que digo Harry.- Hizo una pequeña
pausa.- Lo extraño sería que hubieras sido capaz de parar, teniendo tan cerca
al ser que más quieres de todo el mundo y queriendo romper esa relación de
“sólo amigos” cuando sabes perfectamente que es mucho más que eso. Harry, si yo
hubiera estado en tu lugar habría hecho lo mismo. Y te diré una cosa. Rosee
puede que haya pensado eso, pero ¿realmente crees que se iría? ¡Pues claro que
no! Porque, querido Harry Styles ¡ella también te quiere! Y sé que tú también
lo sabes. Así que haz el favor de dejar de lamentarte, levantarte de esa silla,
e ir ha hablar con ella y decirla lo que sientes; porque estoy seguro de que
ella lo entenderá.
Me quedé de piedra. ¿Realmente Niall había dicho
eso? Y lo mejor de todo es que tenía toda la razón. No podía seguir ahí
lamentándome y sin decirle a Rosee lo que siento por ella. La verdad es que sin
ella ya no puedo vivir y necesitaba decírselo cuanto antes, porque si la
situación se repetía, estaba claro que ya no pararía.
Todos los demás se quedaron boquiabiertos al igual
que yo. Hasta parecía que Niall se hubiese puesto rojo por la euforia. Ya no me
sentía culpable por nada. Simplemente había dejado salir mis sentimientos; y en
ese momento habían sido esos.
Me levanté de la silla.
-Gracias Niall, eres un buen amigo- le dije dándole
un abrazo- todos lo sois.- Y así, con la sonrisa de mis amigos me fui al baño
de las chicas. Llamé a la puerta.
-Rosee, soy yo Harry. Quiero hablar contigo- la
dije.
-Un momento Harry. Ahora mismo salgo- conseguí
escuchar detrás de la puerta. Tenía que ser fuerte. Ahora más que nunca. Rosee
abrió la puerta. Lo primero que vi, fueron sus ojos enrojecidos por el llanto.
No necesitaba que me lo dijera. Se notaba mucho en contraste con su blanca
piel. Me sentí fatal al sospechar que esas lágrimas habían sido por mí.
-¿Podemos dar un paseo?- la pregunté. No quería
decirla lo que sentía en la puerta de unos baños. La tendí mi mano.
-Claro- dijo ella en voz baja y silenciosa. Delicadamente
me tomó de la mano, lo que produjo que se me erizara la piel. Estaba nerviosa,
¿qué podía hacer para que no lo estuviera? Al instante decidí darla un beso en
la frente y sonreírla. Ella sonrió y me agarró más fuerte la mano. Ahora ya
estaba más segura de sí misma.
Salimos
del bar y les hice un gesto a los demás para hacerles ver que todo iba bien.
Mientras habíamos estado paseando antes, me había llamado la atención uno de
los puentes que atravesaban el río que dividía la ciudad. Aquel era un lugar
perfecto. Mientras caminábamos no dijimos
nada. Sobraban las palabras. Ya llegaría el momento
de hablar.
Llegamos al puente. Ella se detuvo y apoyó sus brazos
en la barandilla y miró el agua en movimiento del río. Sus cabellos castaños se
ondearon con la brisa y sus ojos brillaron por las secuelas que habían dejado
sus lágrimas cuando se reflejaron a la luz del sol.
-Rosee, desde que te conocí sabía que eras especial.
Sabía que podía confiar en ti. Sabía que seríamos muy buenos amigos.- Ella se
giró y me miró a los ojos.- Pero…esto no puede seguir así. Es algo más que eso
Rosee. Yo no puedo seguir siendo tu amigo, porque cada vez que te veo me llenas
de felicidad y siento una necesidad enorme de estar contigo, de verte a todas
horas y… de besarte. Yo… te quiero.- Ya está. Al fin lo había soltado. A ella
se le llenaron los ojos de lágrimas.
-¿Qué te ocurre Rosee? ¿No me quieres?- dije
temiéndome lo peor.
-¿Cómo no voy a querer a la persona con la que me he
soñado todas las noches? Con la que me late el corazón más rápido cada vez que
estoy más cerca. Con el chico que tiene la voz que hace que me duerma todas las
noches desde hace más de un año. Con la que me emociono con sólo verle sonreír
y con la que me puede hacer llorar si le veo llorar. Con mi mejor amigo... Tú
eres el único al que he querido. Tú eres mi mundo Harry. Tú y sólo tú.
Me sentía el chico más feliz de toda la Tierra. La
agarré de la cintura y ella agarró mi cuello. Me acerqué a sus labios. Aquellos
por los que me moría. Los rocé suavemente con los míos durante unos segundos.
Ya nada existía más que nosotros dos y
luego la besé apasionadamente, jugando con nuestras lenguas y sintiéndome en el
cielo. Sus labios eran lo más dulce que nunca antes había probado. Nunca me
equivoqué al sospechar que era única. La atraje aún más a mí con mis brazos
para sentirla aún más cerca de mí, para sentir nuestros corazones. Se separó de
mí para tomar un poco de aire, pero enseguida se acercó para volver a besarme;
y esta vez la levanté del suelo con mis brazos. Noté que se reía mientras la
daba besos dulcemente y sin pausa.
Nos separamos y agarró mi mano.
-Mira, así ha estado todos los minutos en los que he
estado a tu lado- y puso mi mano sobre su pecho. Notaba cómo el corazón le
latía fuertemente. La sonreí mirándola a los ojos. Agarré su mano.
-Y así está el mío- dije mientras posaba su mano en
mi pecho, y con la otra la acariciaba el rostro.
-¿Sabes que has sido mi primer beso?- me dijo
sonrojada. Era un halago enorme saber que nadie antes que yo había probado esos
dulces labios. Se me formó una sonrisa pícara.
-Pues ha sido perfecto, y te prometo que no será el
último- la contesté.
-Te amo Harry- esas palabras hicieron que me
sonrojara aún más de lo que estaba.
-Yo te amo más Rosee- y nos fundimos de nuevo en un
apasionado beso que me produjo la misma emoción que el primero mientras ella me
susurraba “te quiero”. Cuando acabamos entrelacé mis manos con las suyas y ella
apoyó su cabeza en mi hombro. Nos quedamos observando cómo uno de los bracos
atravesaba el río, mientras nuestros corazones seguían latiendo fuertemente.
Continuará…
Capítulo 20.
Narra Niall:
-Espero que le vaya bien.- Dije.
-Le irá bien, ya sabemos lo ligón que es Harry- dijo
Zayn. Tenía razón. No debía preocuparme por eso. Seguro que llegarían cogidos
de la mano y diciendo lo felices que son por todo lo alto.
-Bueno, pero yo no sabía que eras aún más filosófico
que yo- siguió Zayn.- Nos tienes que decir quién te tiene tan loco últimamente.
Todos se rieron y me miraron; pero mis ojos se
fueron rápidamente hacia Carol y si no fuera por que me di cuenta que así se
enterarían todos, no hubiera dejado de mirarla. Noté las mariposas en mi
estómago y se me encendieron de nuevo las mejillas.
-Dejad el tema por favor- dije.
-Oh, chicas, ¿sabíais que Niall se ha enamorado?
Pero no nos quiere decir de quién- dijo entonces Liam.
-Cuando quieras nos dices quién es Niall, así de
paso te ayudaremos a conquistarla- me dijo Eveline.
-Creo que enamorarse es una de las cosas más bonitas
que te pueden pasar…- musitó entonces Carol. Creo que me enamoré aún más de
ella por esa frase. Me hubiera gustado gritarlo todo a los cuatro vientos, para
que ella se enterara y darla un beso en ese instante. Ojalá fuera así de
lanzado. Pero ya tengo en mente qué hacer para intentar conquistarla. Quiero
hacerla sentir especial, y eso es lo que haré.
-Voy a llamar a mis padres- dijo en ese instante
Liam.
-Yo los llamaré en casa- comentó Lou como si hablara
en voz alta- ¡quiero hablar con mi mamá!
Todos nos reímos. Yo también deseaba hablar con mi
familia. En todo momento los hecho mucho de menos.
Liam salió del bar en el que todos nos encontrábamos y me indicó que no le siguiera.
Narra Liam:
Salí a la calle. Esa noche tendría algunas palabras
con Niall. Soy su mejor amigo, y no es
que quiera ser cotilla, pero se sentirá mejor cuando me lo cuente todo. Es
bastante sensible, como yo, por eso sé como se siente.
Busqué un lugar en el que hubiera poca gente para no
tener ruido alrededor y poder hablar bien, y como vi que en la parada del
autobús no había nadie, me senté en uno de los bancos.
Marqué el número de mis padres, pero me salió el
buzón de voz. Lo intenté de nuevo otras tres veces más, pero nada. Me estaba
empezando a enfadar y pegué un puñetazo a la barra metálica que tenía al lado y
me devolvió un dolor insoportable en la mano que hizo que me retorciera.
El autobús apareció, pero al ver que solo estaba yo
y que no hacía por subir, enseguida cerró sus puertas y se fue. Justo en ese
instante apareció una chica corriendo, con la funda de una guitarra a la
espalda hacia el autobús que se iba.
-¡Espere! ¡Espere que tengo que subir!- deduje que
debía decir porque hablaba español. Pero es autobús pasó de largo y continuó su
camino. Cuando llegó a la parada estaba visiblemente enfadada y pegó una patada
a otra de las barras metálicas. Me reí porque es lo que yo había hecho hace
unos instantes. Ella no pareció darse cuenta de que yo estaba allí.
-¿Quieres que te ayude en algo?- la pregunté, y me
quité las gafas de sol que llevaba puestas. Era tan alta como Niall, pelo
castaño oscuro, recogido en un moño improvisado y con flequillo corto y
despeinado. Labios carnosos y unos grandes y bonitos ojos color miel que me
encantaron e hicieron que me pusiera de repente nervioso.
-¡Oh Dios mío! ¡Tu eres Liam Payne!- gritó.
Realmente ya no me acordaba de que rea famoso y no me lo esperaba. Pareció que
iba a desmayarse, y fui corriendo hacia ella para sujetarla por si se caía. Sus
labios formaron una bonita sonrisa y sus ojos empezaron a brillar de la emoción.
-Vaya, parece que me conoces. No te desmayes ni
llores por favor, me sentiría culpable.
Ella respiró profundamente un par de veces y se puso
derecha. Después acarició mi mejilla como si no fuera real mientras seguía
sonriendo.
-Liam Payne, aunque ya lo sabes- me presenté
estrechándola la mano.
-Juliet, encantada- dijo mientras se acariciaba uno
de los mechones que sobresalían de su moño.
-Bueno Juliet, ¿quieres que te lleve a algún sitio?
He visto que antes te has cabreado un poco, pero tranquila, antes de verte yo
también lo estaba.
-Pues iba a ir a clases de guitarra…
-¿Qué lección estás dando?- la pregunté algo
intrigado.
-Bueno, te- tenía que practicar algunos acordes pa-para
exponerlos el próximo día. Creo que aún me hace falta práctica.
-Tengo una idea, ¿qué te parece si me llevas a algún
lugar más silencioso y te ayudo con esos acordes?
-Pu-pues va- vale….eh, un segundo.- Dijo
tartamudeando. Me dio la espalda un segundo y escuché un pequeño grito
reprimido. Empecé a reírme. Es muy graciosa.- Perdona, es que no suelo
encontrarme con mi cantante favorito habitualmente.
-Oh, así que soy tu cantante favorito. Me parece que
ahora el que se tenía que girar y gritar un pelín soy yo.- Me reí y a ella casi
le da algo; ya se iba tranquilizando.
-Bueno, conozco un parque cerca de mi casa en el
casi nunca hay nadie. Es allí donde suelo practicar.
-Perfecto, vamos.
De camino, me estuvo preguntando muchas
curiosidades; aunque yo también la pregunté cosas sobre ella. Y ella siempre
respondía con una risa frenética que acababa por contagiarme a mí también.
-Es aquí.- dijo. El parque era precioso y no había
nadie. Podríamos disfrutar de una intimidad total. Nos sentamos en uno de los
bancos. Sacó la guitarra de su funda, muy bonita por cierto, y me miró unos
instantes antes de soltar un bufido.
-¿Qué ocurre?- la pregunté.
-Es que, no puedo.
-¿Qué no puedes?
-Tocar- se llevó las manos al rostro.
-¿Por qué? ¿Qué ocurre?
-Es que… tú… estás aquí y…
-Tranquila, no tienes por qué ponerte nerviosa. Tan
sólo he venido a escucharte y ayudarte en lo que pueda. Yo tampoco soy tan bueno.-
Empezó a reírse de nuevo.
-¿Qué no eres tan bueno? No me hagas esto Liam
Payne.
-Confío en ti, seguro que lo haces genial.- Hubo un
momento de silencio en el que nos quedamos mirándonos a los ojos como si
pudiéramos hablar con ellos en un lenguaje que sólo nosotros conociéramos.
-Está bien- dijo. Cogió la guitarra, me miró de
nuevo unos segundos y empezó a tocar. Lo
hacía muy bien, creo que hasta mejor que yo, pero está claro que a Niall no le
supera nadie. Mientras seguía tocando, para evitar que se sintiera observada,
miré las partituras. Cada una de aquellas notas que escuchaba eran exactas a
las que ya estaban impresas. Volví a mirarla y me sorprendí al ver que estaba
aún más hermosa incluso con la guitarra. Pero me llamó la atención uno de los
cuadernos que tenía. En él tenía su nombre como título. Lo abrí y estaba lleno
de partituras, pero ninguna me resultaba familiar. Normalmente, todos cuando
estamos aprendiendo a tocar nos dan un patrón de canciones universales pero
aquellas para mí eran únicas. Terminó de tocar.
-Lo haces genial, si lo haces así de bien delante de
tu profesor te preguntará para qué le necesitas.
-Anda, sabes que no es cierto.
-Sí que lo es, lo que pasa es que no te das cuenta
de lo mucho que vales- se puso visiblemente colorada.
-Gracias, significa mucho para mí. No te haces una
idea de cuánto.
-Lo sé. Por eso estoy aquí. ¿Y estas canciones?
-Oh, pues… son mías- lo dijo casi inaudiblemente
pero tengo el oído muy fino.
-¡Son tuyas! ¡Vaya! ¿Podrías tocarme alguna?
-Es que… no sé, no creo que sean buenas.
-Vamos, por favor, eso lo decidiré yo. Pero viendo
lo bien que tocas y la naturalidad que tienes, apuesto a que son geniales.
-Bueno, está bien.
Ella empezó a tocar sus canciones y la verdad, me
quedaría corto si dijera que eran preciosas. Tenían un ritmo que hacía
imposible que se te olvidara de la cabeza y era un sonido único y especial, un
ritmo que no se parecía a nada conocido; era simplemente indefinible y
maravilloso. Un gusto increíble para cualquiera con dos dedos de frente. La
sonreía, levantaba el pulgar y de vez en cuando hacía uno de mis gestos raros
que expresaban lo mucho que me estaba gustando, a lo que ella se reía
frenéticamente pero sin dejar de tocar. Lo único que le faltaba a esas
canciones, era una letra bonita que las acompañara.
Pero de pronto ella dejó de sonreír y de tocar. Se
quedó pálida y sus ojos se desencajaron; y su mirada expresó un increíble
dolor. Sus ojos vidriosos eran incapaces de contener el llanto.
-Juliet, Juliet ¿qué te ocurre?- la quité la guitarra
de las manos y ella permanecía inmóvil, sin articular palabra. Es como si de
repente hubiera visto lo más horrible que se la hubiera podido presentar en
toda su vida.
-Juliet, Juliet por favor ¡reacciona!- zarandeé un
poco sus piernas pero no hizo amago de hablar. Parecía que había perdido la
respiración, de hecho, no parecía que respirara. Lo único que pude ver antes de
abrazarla, fue que muchísimas lágrimas empezaron de golpe a caer por sus
mejillas y que soltó un pequeño gemido de dolor antes de llevarse las manos al
rostro. Sentí que la impotencia de no saber qué hacer me invadía completamente
y que empezaba a notar unas punzadas en el corazón al verla así. Entonces, miré
hacia donde ella no había apartado la vista desde aquel horrible sock y hacia
donde continuaba mirando; y fue entonces cuando creí entenderlo todo.
Narra Zayn:
-Me pregunto dónde está Harry- dijo Lou en ese instante-
no me hace mucha gracia que Rosee me quite a Harry. ¡Él es mío!
-Hahaha él dijo que sería tuyo hasta que encontrara
la chica adecuada.- Dijo Niall, tan pastelón como estaba estos días.
-¿Y creéis que Rosee es esa chica?- preguntó de
nuevo Lou.
-Sí- dijo Niall.
-Completamente- dije yo.
-Son tal para cual- dijo Carol.
-La pareja perfecta- acabó Eveline.
-Vale, vale chicos, ya lo pillo- dijo Lou- la verdad
es que a mí también me cae genial aunque me cueste reconocerlo.
-Sí, ella es fantástica. Esperemos que no la cage… -
dije yo.
-¿A qué te refieres Zayn?- me preguntó Eveline
aunque estaba seguro de que los chicos sabían a qué me refería perfectamente.
-Ya sabemos como es Harry. Le gustan todas las
chicas. Y aunque cuando corta con alguien lo hace como “amigos” todos sabemos
lo destrozadas que han acabado todas sus exnovias, que no son pocas por cierto.
Es simplemente que se enamora muy deprisa y muy intensamente; y luego
simplemente se aburre. Es todo. Con nosotros no le ha vuelto a pasar porque le
mantenemos a raya. Y no sé vosotros chicos, pero creo que Rosee es demasiado
especial y frágil como para que la pase algo así. No creo que lo pudiera
soportar.- dije.
-La verdad es que tienes razón Zayn, pero debemos
confiar en Harry.- Dijo en ese momento Niall.- Es nuestro amigo y ya no es un
crío. No podemos estar detrás de él como si fuéramos su madre. Además, creo que
ha “madurado”. ¿Recordáis cuando estuvo con aquella chica en secreto durante
Factor X?
-Sí, como la envidié…- dijo Lou. Todos nos reímos
con su comentario, y sirvió para bajar la tensión que habíamos acumulado a
nuestro alrededor.
-Bueno, pues entonces también os acordaréis cómo nos
lo restregaba a todos a todo momento; como si fuera un premio o una victoria.-
Siguió Niall.- Y también os acordaréis que se hacía el Zayn cuando estaba con
ella y con nosotros.
-¿Cómo que se hacía el “Zayn”?- dije yo en una
mezcla de extrañado y ofendido.
-Eh brother no te enfades que has sido tú el que ha
sacado el temita- me dijo Lou.
-Lo que quiero decir es que se ponía muy chulo- dijo
Niall. Puse cara de enfadado pero luego me reí porque sabía que sólo lo decían
en broma.- Pero si os habéis fijado, con Rosee no ocurre eso. Cuando estuvo en
casa hizo todo lo contrario a lo que estamos acostumbrados ¡se puso tímido! Eso
quiere decir que ha cambiado, y que la quiere de verdad.
-Estoy totalmente de acuerdo- dijo Carol- además, yo
conocí a esa chica de X Factor y la verdad no pegaban para nada.
-Oh, ya la estoy empezando a odiar y eso que no sé
de quién estamos hablando- dijo entonces Eveline. Todos soltamos una carcajada.
No sé si soy el único o no a quién le pasa esto, pero Eveline en ocasiones me
recuerda muchísimo a Lou. Los dos están super locos. Si fueran pareja serían
tremendos, aunque ahora que lo pienso, quedarían genial juntos. Pensando en
esto, me quedé mirando a Lou.
-¿Qué te pasa Malik? ¿Quieres ser mi nuevo novio?-
dijo Lou. Se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla. Una de las carcajadas
de Niall llenaron la estancia.
-Sí, claro, pero entonces Harry se pondrá celoso y
me castigará mamá Liam por ponerle los cuernos a mi brother- respondí casi sin
poder reprimir la risa. Sonó la vibración de un móvil. Al parecer era el de
Niall que no había podido dejar de reír. Sin embargo se puso completamente
serio mientras observaba la pantalla del móvil
-Es un mensaje… de Liam- se limitó a contestar
seriamente.
Continuará…
Capítulo 21.
Cerré los ojos. Tenía la piel de
gallina y un intenso calor
recorría todo mi cuerpo. Me aferré al torso de Harry fuertemente para
impregnarme de su olor y que éste pudiera permanecer conmigo de alguna forma
cuando no pudiéramos estar así, juntos. Empecé a pensar si todo eso era un
sueño, una de mis fantasías y que simplemente estaba soñando mientras dormitaba
en mi cama.
Sus manos empezaron a acariciar mi
pelo, y las yemas de sus dedos palpaban mis brazos. Hizo que suspirara. No.
Aquello no era un sueño. Aquello era ahora mi vida, una vida que siempre había
deseado y que amaría para siempre.
De pronto noté que empezó a besar con
ternura mi cuello, y a mí me entró la risa floja. No estaba acostumbrada a
tanta felicidad de golpe, aquello era demasiado.
-Me encanta cuando te ríes- dijo
Harry. ¿Se puede ser más tierno? No, creo que no.
-Pues a mí me encanta que me digas
esas cosas- dije mientras abría de nuevo los ojos, pero recibí un regalo que me
enamoró aún más. Otro beso de Harry Styles. Cada vez que le besaba es como si
levitara. No existía la gravedad. La felicidad hacía que prácticamente volara,
y me sintiera más ligera.
-Sabes, ¿y si nos escapáramos?- me
dijo mientras me estrechaba aún más hacia él- No sería tan mala idea. A un
lugar en el que estuviéramos tú y yo solos.
-Sabes que no podemos Harry, además,
¿no es un pelín precipitado?
-¿Acaso no vendrías conmigo?
-Contigo… hasta el fin del mundo.-
Dije mientras soltaba una carcajada. Era verdad. Por él haría lo que sea.- ¿No
crees que deberíamos volver? Puede que estén algo preocupados…
-¿Tú quieres volver, o prefieres
quedarte aquí conmigo?- dijo mientras me agarraba las manos. ¿Cómo se le
ocurría preguntarme aquello? Él conocía la respuesta de sobra.
-Harry, no me hagas esto, sabes de más
que me quedaría aquí contigo, pero no quiero pasar de mis amigos. ¿Lo
entiendes?
-Claro mi vida- Dios, “mi vida”, ¿te
puede decir alguien algo más bonito que eso? Estallé de nuevo en otra carcajada
de lo más sonora.
-¿Desde cuando soy “tu vida”?- le
pregunté. Tiré de su mano para que fuéramos caminando hacia el bar y no se
resistió.
-Desde que sé que estoy que me muero
por tus huesos- me pareció que el corazón se me agrandaba hasta hacerse el
doble de grande con aquella frase tan bonita; así que le planté otro beso como
“premio”, pero claro, solo un piquito.- Rosee, quiero hacerte una pregunta, y
espero que la respuesta sea sí.- El corazón empezó a desbocárseme aún más de lo
que estaba ya, cosa que me parecía imposible.
-¿Quieres ser mi novia?- continuó-
Quiero demostrarte que te quiero de verdad. Y yo estoy seguro de que tú me
quieres. No quiero que lo nuestro sea simplemente un rollo.
-Para mí nunca lo hubiera sido. ¡Claro
que sí!
Me rodeó de nuevo con sus brazos e hizo que me elevara mientras nos
besábamos de nuevo. Aquello era nuevo para mí. Sentir los labios de otra
persona junto a los míos. Él había sido mi primer beso, y no podría haber sido
con alguien mejor. Realmente, había sido perfecto.
En cierto sentido, me sentía orgullosa de no haber besado a nadie
antes que a él; porque él es el único que puede hacer que vea las estrellas por
un instante. Simplemente, cada beso era único e irrepetible.
Nos cogimos de nuevo de la mano, y caminamos hacia el bar. Por lo
menos yo suponía que los demás seguían ahí, aunque sinceramente, ya había
perdido el norte. Llegamos a la entrada, pero Harry me separó de ella.
-Sígueme el rollo, ¿vale?- me dijo con
una sonrisa pícara.
-Depende de qué se trate- dije yo
haciendo lo mismo.
-¿Confías en mí?
-Sí, eso dalo por hecho.
Me soltó de la mano y entramos separados. La verdad, no sabía lo que a
Harry le rondaba por la cabeza, pero yo confiaba en él, así que todo estaba
bajo control. Vi que los chicos se habían sentado en círculo alrededor de la
mesa en la que Harry y yo habíamos estado sentados. Todos se callaron al notar
nuestra presencia y fijaron sus miradas en nosotros dos. Yo me fijé en Harry,
aún no entendía cuál era mi papel en ese instante. Él estaba serio mirando al
suelo.
-¿Y bien? ¿Nos vais ha decir que ha
pasado? ¡No aguanto más miraditas y más incógnita!- gritó Louis. Harry y yo nos
reímos y nos miramos un poco cortados porque, por lo menos, casi todos mis
amigos estaban presentes y ya se me había pasado por la mente lo que Harry iba
a hacer a continuación. Y en efecto, no me equivoqué.
Con un brazo me rodeó por la cintura y
con su otra mano agarró mis cabellos; lentamente, esos tentadores labios se
acercaron de nuevo a los míos hasta que se juntaron por completo, y nos besamos
delante de todos.
-¡Woho! ¡Así se hace Harry!- gritó
Zayn mientras aplaudía.
-¡Que bonito! ¡Voy a llorar!- decía
Eveline.
-Hacéis una pareja perfecta- musitó
Carol. Todos estaban aplaudiendo, hasta los camareros. Noté como Harry empezaba
a reírse mientras me besaba y yo hice lo mismo.
-¡No Harry! ¡Te he perdido!- gritó
Lou, tanto que Harry y yo nos separamos y le miramos algo preocupados- Es
broma, te doy permiso para salir con ella.
-Eh no, yo no necesito tu permiso. ¿No
lo recuerdas? Nuestro matrimonio era hasta que encontrara a la chica adecuada-
dijo Harry mientras me agarraba de la mano; yo simplemente me partía de risa-
por lo tanto ¡vete con tus amadas zanahorias que yo me quedo con Rosee!
-¡Algún día encontraré a alguien, y
cuando lo haga, me tendrás envidia!- se defendió Lou.
-Eso, a ver si ella te aguanta en la
cama, porque no paras de moverte y pegarme patadas- contestó Harry. Todos
empezamos a reírnos de nuevo, me dolían hasta las mejillas y de vez en cuando
se me escapaba alguna que otra lagrimilla. Me fui a sentarme en una silla para
tranquilizarme y respirar un poco.
Mientras que me calmaba, me di cuenta
de que Liam no estaba allí, y de que Niall estaba algo serio en comparación con
el resto. Es decir, estaba feliz, pero no tenía esa risa que me producía
carcajadas en los vídeos que había visto de ellos en internet.
-¿Dónde está Liam?- le pregunté a
Niall para intentar averiguar qué le ocurría.
-Se fue a la calle para hablar con sus
padres, pero lleva cerca de una hora fuera.- me contestó.
-¿Y eso? ¿Cómo es que aún no ha
vuelto?- pregunté alarmada.
-La verdad, no lo sé. Toma mi móvil,
me ha mandado este mensaje y quiero que tú también lo veas.
Me tendió su móvil. Abrí el último
mensaje, el de Liam.
* Niall, puede que me retrase porque
tengo que ayudar a alguien. Tranquilo, estoy bien. Cuando pueda te llamaré para
saber dónde estáis. No te preocupes. Te quiero hermano. *
-¿Qué crees que le ha podido pasar?-
me preguntó Niall visiblemente preocupado. La verdad, era muy conmovedor saber
que se preocupaba por él aunque Liam le había dicho que estaba bien. Le sonreí.
-Tranquilo, seguro que está bien. Le
habrá surgido un imprevisto, nada más. Cuando esté aquí nos dirá que ha
ocurrido- dije para tranquilizarle mientras le daba la mano. El pareció
animarse.
-¿Quién crees que es?- siguió
preguntándome.
- Pues la verdad no lo sé. Tú le
conoces mucho mejor que yo. ¿No se te ocurre nada?
-No, a Liam no le suelen pasar estas
cosas. De Harry o de Lou por ejemplo me lo esperaría, pero de él no.
-Bueno, pues tú hazme caso que seguro
que no le ha pasado nada y estamos aquí preocupándonos sin motivo- me reí para
intentar que se relajara y pensara en otra cosa.
-Tienes razón, ¡parezco su madre!- y
esta vez si soltó una de sus sonoras carcajadas a la que por supuesto yo
también me uní.
-Bueno, ¿que ocurre aquí?- preguntó
Harry mientras aparecía entre Niall y yo. Vio que teníamos las manos agarradas
y su cara se puso bastante seria. Se veía totalmente adorable cuando se puso
celoso.
-Ven, siéntate- dije palpando la silla
que tenía a mi lado y soltando la mano de Niall. Harry me obedeció pero seguía
un poco serio.
-He recibido este mensaje de Liam-
dijo Niall mientras le daba su móvil a Harry. Éste lo cogió y lo leyó
detenidamente mientras apretaba los labios y ponía su carita de concentración.
Hiciera la cara que hiciese, para mí seguía estando guapo ¿no es increíble?
-Y yo le he dado mi opinión- dije a
Harry, mientras le ponía las piernas encima. “Espero que se dé cuenta de que no
tiene motivos para estar celoso” pensé. En efecto, en seguida sonrió de nuevo y
le dio unas palmaditas en el hombro a Niall.
-Tranquilo, estará bien.- Dijo Harry.
-Sí, lo sé. Rosee me ha dejado mucho
más tranquilo- dijo Niall mientras se guardaba el móvil de nuevo en el bolsillo
de su pantalón.
-Ella suele tener ese efecto- comentó
Harry mientras me miraba sonriente.
-Bueno, por lo que veo, todo te ha
salido bien Harry- dijo Niall mientras me observaba.
-Menos mal que le ha salido bien,
porque si no, ¡no me quiero imaginar como se hubiera puesto!- dijo Lou haciendo
muecas de lloros.
-¿Y eso?- dije yo mientras le daba la
mano.
-¿Acaso no se lo has notado?- dijo
Zayn- Cuando estabas dentro del baño, Harry se puso a llorar porque decía que
lo había estropeado todo.
Se me formó un nudo en la garganta.
¿Harry había hecho eso? Entonces, sí. Sí me quería de verdad, porque yo en el
baño había hecho lo mismo, llorar por él. Y yo había pensado un montón de
tonterías negativas… Claro que, las pensé porque nunca pude llegar a imaginarme
que le gustaría algún día a Harry Styles. Fue extraño que no lo notara, porque
yo suelo ser muy observadora. Aunque antes me sentía hundida, y probablemente
por eso no me fijé en nada.
-Te quiero, y me importas mucho- dijo
Harry en ese momento. Todos se quedaron en silencio; creo que para ver qué le
contestaba.
-Yo te quiero más. Y yo también…- iba
a decir, “lloré por ti antes”, para hacerle ver que llorar era algo de lo más
normal, pero Harry me lo impidió diciendo:
-Lo sé.
-¿Qué es lo que sabes?- preguntó Lou.
Este chico… es tan, tan… ¿Lou? No tiene sinónimos, es único. Yo empecé a reírme
y se lo contagié a todos. Me encantaba poder pasar el tiempo así. Rodeada de
mis amigos y riendo.
-Bueno, ¿seguimos dando una vuelta? No
hemos paseado nada con tanto drama.- Dijo Niall.
-¿Por qué no volvemos a la tienda de
antes? Quiero comprarte ese vestido y los zapatos Rosee. Te sentaban como un
guante, están hechos para ti- me dijo Harry.
-No, no quiero que me compres nada. En
serio, ni se te ocurra.- Contesté rápidamente. Lo que menos quiero de él son
regalos. Su amor vale mucho más que cualquiera.
-¡Eso! Yo si quiero volver- dijo Zayn.
-¿Y eso?- Preguntó Harry.
-¡Pues porque quiere ir a ver a la novia!-
dijo Lou.
-¡Zayn! ¡No me has dicho nada!-
exclamó Harry.
-Vamos, que os lo contamos por el
camino- dijo Niall nos agarraba a mí y a Harry por los hombros y nos conducía a
la salida.
-Un momento, antes tengo que hacer
algo- dijo Harry mientras entraba de nuevo. Vi como pagaba al camarero mientras
se esforzaba por entender la cuenta.
Continuará…
Capítulo 22.
Narra Liam:
Justo enfrente de nosotros había un chico que se besaba con una chica. Parecían tener más o menos nuestra edad. No se daban cuenta de nuestra presencia.
-Yo, yo le quería…- consiguió decir Juliet entre llanto y llanto. Al parecer no me equivocaba. Aquel chico era su novio y la estaba engañando con otra. ¿Pero cómo puede ser tan imbécil como para hacerle daño a una chica tan maravillosa como Juliet? ¿Cómo ha podido hacerle eso a alguien que le quiere? La ira se apoderó de mí. Tenía deseos de acercarme a ese tipo y partirle la cara a puñetazos, pero eso no iba a cambiar nada y no quería que Juliet presenciara aquello.
- Tranquila, yo estoy aquí- la dije mientras la atraía aún más hacia mí.
Ella me agarró fuertemente y noté como sus lágrimas empapaban mi camiseta. Yo sujetaba su nuca y la daba pequeños besos en la frente para que se calmara, pero parecía algo imposible. Las lágrimas caían y cada vez eran más. De vez en cuando soltaba pequeños hipidos. No podía seguir viéndola llorar de aquella manera. Miré por última vez a la pareja mientras se alejaban felizmente por la calle. Me entraron ganas de vomitar de la repulsión que sentía por aquel desalmado. No le conocía de nada, pero ya le odiaba, siempre le odiaría.
De pronto la chica con la que iba se giró un poco y la pude ver la cara. No. No era posible. ¿Aquella no era la chica con la que había estado hablando Zayn en la tienda? ¿Era Amanda? Sí, sin duda era ella. Me quedé blanco como la cera. Aquello no podía estar pasando. Entonces había dos opciones: que ese imbécil esté engañando a las dos; o que ella también sea consiente y le de exactamente igual. Yo me fío más de la primera, no parece mala chica. Dios, ¿cómo decirle esto a Zayn?
-Por favor, quédate conmigo- dijo Juliet entre hipidos.
-Claro, no me iré de aquí.
-Gracias- consiguió decir antes de llorar con más intensidad.
-No hay por qué darlas.
Estuvimos así varios minutos, en silencio. Yo continuaba dándola pequeños besos que parecieron que la calmaron poco a poco hasta que casi dejó de llorar. Sé lo que se siente cuando alguien te rompe el corazón; realmente, es lo más doloroso que he experimentado.
-¿Puedes venir a mi casa? No quiero estar sola- preguntó Juliet mientras se separaba de mí. Vi que tenía los ojos rojos, la nariz colorada y congestionada, y los labios apretados. Ese nudo en el estómago que notaba se hizo más insoportable. ¿Cómo decirla que no?
-Claro, como quieras. Vamos.
Cogí su guitarra y la metí de nuevo en su funda. La cargué en mi espalda. Después aferré por los hombros a Juliet y empezamos a caminar despacio y en silencio. Saqué mi móvil y le mandé un mensaje a Niall. No sabía cuánto tiempo iba a estar con Juliet y no quería que los chicos se preocuparan. Ella paró cuando llegamos a un bloque de pisos anaranjados.
-Es aquí- musitó.
-Está bien, venga entremos.
Ella sacó unas llaves y abrió el portal. Entramos en el ascensor y pulsó el cuarto piso.
-Perdóname- dijo Juliet.
-¿Por qué?
-Por no poder dejar de llorar- dijo mientras le empezaban a brillar un poco más los ojos- siento que me tengas que ver así. No es el mejor plan para estar con una superestrella. Seguro que te estoy amargando el día.
-Juliet, por favor, no me veas como Liam Payne de One Direction el famoso. Mírame como Liam, un chico británico normal. ¿Vale? Soy igual que tú. No tienes que pedirme perdón por estar triste. Yo también he pasado por esto y creo que eres una chica muy fuerte. De verdad.
-¿De veras crees que soy fuerte?
-Mucho- dije sonriendo. El ascensor se abrió y salimos.
-Tranquilo, no hay nadie en casa.-Dijo Juliet- O al menos eso creo, supongo que mi hermano también habrá salido.
-¿Tienes un hermano? ¿Cómo se llama?-pregunté yo. Quería hacerla pensar en cualquier otra cosa.
-Sí, se llama Alex. Es un pesado, siempre me está gastando bromas.- Sacó de nuevo las llaves y abrió la puerta. El piso era bastante acogedor y cómodo.
-Por lo menos tienes a tu familia cerca, yo por eso daría cualquier cosa, ¿y cuantos años tiene?- seguí preguntando.
- Bueno, si, supongo que en eso soy afortunada, tiene dieciocho, pero el mes que viene cumple los diecinueve.
-Vaya, como yo, pero yo los cumplo en Agosto.
-Sí, lo sé.
-Ups, tienes razón, se me olvidaba que eres una fan; pero no estás obsesionada, ¿no?
-Bueno, eso decídelo tú mismo- dijo mientras abría la puerta que sería de su habitación. Sí, lo era por la cantidad de posters de One Direction que había por las paredes y los armarios. No lo pude evitar, me puse a reír. Nunca pensé que llegaría tan lejos. Vi también una mesa de mezclas y nuestro disco Up All Night.
-No creo que estés loca, pero sí creo que te gusta mucho la música- dije mientras examinaba la mesa de mezclas más de cerca; era realmente impresionante y estaba en perfecto estado.
-¿Te gusta la mesa de mezclas? Es de mi hermano, pero a mí también me gusta, y como en su cuarto no tiene más espacio la tiene aquí.- dijo Juliet con una media sonrisa y con los ojos de nuevo brillantes- Él también solía usarla…-de nuevo se puso a llorar. Aquello me mataba.
-Eh, sshh, tranquila, sigo aquí.- Dije mientras la abrazaba de nuevo.- Tienes que olvidarte de él. No te merece. Eres una chica fascinante. No sabe lo que se pierde. En serio, no lo sabe. ¿Pero sabes qué? Estoy seguro de que aún eres más increíble, porque solo llevo contigo un par de horas y te aseguro de que no querría estar ahora mismo en ningún otro lugar. Eso es magia, tu magia. Quiero estar contigo ¿sabes? Nada ha sido culpa tuya. No sufras más. Necesito verte sonreír de nuevo como cuando me vistes ¿te acuerdas? Sí, cuando dabas pequeños gritos. Quiero verte así, siempre.
Se quedó callada, dejó de llorar, pero no me soltó. Yo tampoco la quería soltar, ya nunca la soltaría.
Narra Rosee:
Harry salió del bar y nos pusimos a andar todos juntos, pero algo me hacía extrañar a Liam. Tal vez fuera la mirada de Niall que extrañaba a su amigo, si, sería eso. Harry se acercó a mí y me agarró de la mano. Me seguía pareciendo extraño, pero me gustaba, no, lo adoraba.
-El caso es que Zayn se ha enamorado de la hija de la dueña de la tienda en la que estuvimos antes- decía Eveline.
-¡Eh! ¡No estoy enamorado aún! Sólo me gusta, nada más…- dijo Zayn.
-Sí, es muy guapa, y parece simpática aunque solo la vimos un poco de lejos- dijo Carol.
-Vamos Zayn, que vimos como se te caía la baba cada vez que la mirabas- dijo Lou.
-Eso no es verdad- replicó Zayn.
-Sí, si es verdad- dijo Niall. Eso me recordó mis sospechas de que a él le gustaba Carol. Sonreí imaginándome a los dos de la mano, como Harry y yo. Quería hablar con él de ese tema. Pero Harry podría ponerse celoso, porque lo es, es un celoso, y eso me hacía reír. Por eso me acerqué a su oído, para pedirle “permiso”. Pero él en vez de escucharme me besó de nuevo. Oh Dios, otro de sus maravillosos besos. Me sonrojé y le separé de mi boca.
-Harry, ¿me dejas hablar con Niall?- le pregunté bajito sin que nadie nos escuchara.
-Te acabo de besar y lo que me preguntas es ¿eso?- dijo mirándome extrañado.
-Quería preguntártelo antes de besarte pero no me has dejado. No has podido resistirte y yo tampoco- dije mientras vi como se empezaba a reír. Sentía que las piernas me fallaban cuando me miraba de aquella manera.
-Vale, ¿pero para qué me pides permiso para hablar con él?
-Porque ya he visto lo celoso que te has puesto antes…
-¡Eso no es verdad! Yo no…- no le dejé acabar, le callé con un beso- vale, puede que un poco- acabó, guiñándome un ojo.
-Te quiero- me separé de Harry, y agarré a Niall del brazo.
-Quiero hablar contigo Niall- le dije. Hice que nos quedáramos los últimos y Harry se fue hacia adelante a reírse un rato con Louis.
- Bueno, y de qué quieres que hablemos. Espero que no sea de Liam. No le habrá pasado nada ¿¡verdad!?
- No, no, tranquilo- dije echándome a reír.- Es sobre Carol.
Vi como Niall abría de pronto los ojos como platos, se le habría ligeramente la boca y se puso un poco colorado. Era adorable, se le notaba que estaba enamorado.
Continuará…
Capítulo 23.
-Por… ¿por qué quieres que hablemos de ella?- preguntó Niall tartamudeando.
-Porque sé que estás enamorado de Carol.-Le dije. Miró para otro lado, posiblemente para evitar que viera esa sonrisa cuando menciono su nombre.
-¿Cómo lo has sabido?- me preguntó. Le sonreí aún más y le agarré del brazo.
-Niall, puede que los demás no se han dado cuenta aún porque no han sabido observarte, pero yo noto cuando a alguien le pasa algo; y yo me he dado cuenta de que tú estás enamorado. Y eso es maravilloso.- empezó a sonreír, es curioso, pero esa sonrisa se semejaba un poco a la de Harry cuando me mira- Tranquilo, yo no le diré nada a nadie si tú no quieres. Ni si quiera a Harry. Pero creo que deberías decírselo a Carol. Sé que tú podrías hacerla muy feliz.
-Es que, me da miedo, ¿y si yo no le gusto Rosee? No sabes cuánta envidia me entra al verte a ti con Harry, porque deseo con todo mi corazón hacer lo mismo con Carol.
-Vamos Niall, eres un chico encantador con mucho talento, ¿qué chica te rechazaría?- Niall se quedó pensativo unos segundos y luego me miró sin saber muy bien que decir- ¿lo ves? Ninguna. Así que dila lo que sientes, o si no nunca sabrás lo feliz que puedes llegar a ser.
Niall me enseñó su encantadora sonrisa de nuevo y me dio un beso en la mejilla. Que dulce es Niall. ¿Cómo puede creer que alguna chica se le puede resistir? Todavía no se han inventado vacunas contra chicos tan perfectos como One Direction.
-Gracias Rosee- dijo Niall.
-No hay de que.-Le guiñé un ojo a Niall y me fui con Eveline y Carol a charlar un rato.
-Bueno Rosee, ¿y cómo se te declaró?- me preguntó Eveline.
-Eh…pues…- susurré mientras observaba a Harry. Estaba haciendo el tonto con Louis y no pude evitar reírme al verle así.
-Wow, sí que está enamorada- dijo Carol refiriéndose a mí.
-Sí, mucho- contesté. De pronto una idea se presentó en mi mente, algo que podría ayudar a Niall.- Y vosotras, ¿no lo estáis?
-Bueno… se podría decir que sí- dijo Eveline.- Y no soy la única- siguió mientras le daba un codazo a Carol que se había puesto colorada de pronto.
-Vale, me habéis pillado- dijo Carol. Por una parte me alegré un montón, pero por otra empecé a preocuparme. ¿Y si no es de Niall?
-Oh, supongo que no me querréis decir de quién- dije yo.
-Pues, como eres mi amiga, yo si te lo voy a decir, claro está, si me prometes que no se lo vas a decir a nadie- me dijo Eveline.
-¿Carol lo sabe?- la pregunté.
-Claro que sí, nosotras lo sabemos todo la una de la otra- dijo Carol.
-Oh chicas, me encanta ser vuestra amiga- las dije. De verdad que me sentía muy agradecida. Me encanta tener amigas tan simpáticas como ellas.-Tengo una idea, ¿y si me lo decías las dos a la vez al oído? Así no se enterará nadie.
-Vale-dijeron las dos al unísono. Cada una se acercó a uno de mis oídos. Parecíamos tres niñas pequeñas en un recreo, pero esa situación me hacía reír.
-Una, dos y ¡tres!- dije yo.
-Niall.
-Louis.
Me quedé de piedra al escuchar esos dos nombres, pero ¿a quién le gusta quién? Dentro de mí rezaba por que la que había dicho Niall fuese Carol. Empecé a reírme.
-¿De qué te ríes?-preguntaron las dos.
-De que no me he enterado a quién le gusta quién. Está claro que los juegos de niñas pequeñas no son lo nuestro- dije yo entre risas.
-A mí me gusta Niall- dijo Eveline.
-Y a mí me gusta Louis- dijo Carol.
¿Qué era lo que acababa de escuchar? No podía ser verdad. Tragué saliva y pestañeé un par de veces. ¡Esto no podía estar pasando! Las piernas empezaban a fallarme, frené en seco y me quedé pálida. ¡Esto podía destrozar a Niall! Se le veía realmente enamorado. Por suerte Harry vino a mi rescate.
-Vamos Rosee, ¡no puedes quedarte atrás!- dijo mientras me cargaba en su hombro boca abajo y me sujetaba con un brazo por la cintura.
-¡Harry! ¡Harry por favor bájame!- gritaba mientras le daba algunas palmadas en la espalda, ya que era lo único que podía ver de él.
- ¿Por qué? ¿No estás cómoda mi princesa?- me preguntó sin soltarme. Empezaba a ser vergonzoso porque notaba como toda la gente fijaba la vista en nosotros.
-No Harry, no estoy cómoda- contesté. Todos seguían riendo y Harry no me bajaba. Empezaba a dolerme la cabeza de estar tanto tiempo invertida. Decidí darle un pequeño susto a Harry para que se diera cuenta de que conmigo no se juega cuando digo que no a algo. Así que me callé y dejé de patalear.
- ¿Rosee? ¿Rosee estás bien?- me preguntó Harry. Yo le hice oídos sordos y no le contesté. Me bajó, pero yo fingí no sostenerme en mis piernas.- ¡Rosee! ¡Rosee por favor reacciona!- empezó a gritar Harry mientras me estrechaba contra él.
- Sí, estoy bien- le dije finalmente dándole un beso en la mejilla y agarrándome a su cuello- perdona por preocuparte, pero cuando no quiero que me hagas algo deberías hacerme caso. Me estaba empezando a marear de verdad.
- Oh, claro, lo siento.- dijo sonriendo aliviado.- ¡Pero no vuelvas a hacer eso!
-¿El qué?- pregunté.
-Fingir que estabas inconsciente. Se me ha puesto el corazón a mil.
-Oh, ¿tan buena soy actuando?-pregunté a todos mientras le daba la mano a Harry.
-Sí- dijeron todos.
-A mí también me habías asustado- dijo Zayn. Nos reímos de nuevo.
Llegamos a la tienda en la que estuvimos antes. Pude ver que Zayn abría los ojos y buscaba algo en el interior de la tienda con la vista, mejor dicho, a alguien. Claro, a la chica de la que se había enamorado. Parece que cupido estaba haciendo de las suyas ese día.
De nuevo pensé en Carol, pero sobre todo en Niall. ¿Por qué el amor puede ser algo tan complicado y caprichoso? Y lo peor de todo podría ocurrir si Niall siguiera mi consejo y le confesara todo a Carol. Posiblemente ella le rechazaría, él quedaría destrozado y Eveline al enterarse también. Puede que hasta Niall se enfadase conmigo. No por favor, eso no. ¿O no tiene por qué ocurrir todo eso? Puede que aún no se han dado cuenta de a quién quieren de verdad, aunque esa es una posibilidad más improbable. Por un momento recordé los momentos en los que estaba sola en mi casa y no podía hacer daño a nadie con ese tema tan delicado llamado amor.
Pero ahora era mi oportunidad, mi oportunidad de ser feliz con Harry, porque si había alguien en quien pensara continuamente era en él. En ese instante estábamos agarrados de las manos. El tacto de su cálida mano me hacía sentir protegida y cómoda. De nuevo esas mariposas volaron por mi estómago. Me quedé mirando unos segundos embobada su bello perfil hasta que él también posó su vista en mí. No lo pude evitar; le besé de nuevo, con cortos y dulces besos.
-Vaya, normalmente el que hace estoy soy yo- dijo cuando nos separamos.
-¿El qué?- pregunté.
-Acercarme a ti para besarte.
- Pues bórrate eso de la cabeza porque yo también siento de vez en cuando esas ganas de besarte.
-Y me encanta que tengas esas ganas- dijo mientras agarraba mi nuca y me daba un beso más intenso.
- ¡Eh por favor! ¡Iros a un hotel a besaros y lo que queráis! ¡Pero prometedme que no vais a estar así siempre que salgamos juntos!-dijo Louis. Yo me reí al igual que todos.
- Perdona, pero quiero mucho a mi chica, y por eso la doy muchos besos, tú podrías buscarte una para dejar de cortar rollos, ¿sabes?- dijo Harry.
-Tranquilo Lou, ¿tú quieres un beso?, yo te lo puedo dar- dije mientras me separaba de Harry y besaba la mejilla de Lou- ¿ya? Ahora venga ¿qué hacemos aquí? ¿Alguien quiere comprar algo?
No me había dado cuenta de que Zayn se había marchado y que no había estado con nosotros hasta que vino a nuestro encuentro.
-¿Qué pasa Zayn? ¿A dónde has ido amigo?- le preguntó Niall. Zayn tenía una expresión algo triste.
-No está- contestó.
-¿Quién?- preguntó Carol.
-Amanda, ha salido, y ya no tiene ningún sentido que sigamos aquí.- Dijo Zayn.
-Tranquilo Zayn, tienes su móvil ¿verdad?, si quieres quedar con ella sólo tienes que llamarla y listo.-Dije.
-Sí, claro. No hay problema- me contestó Zayn.
-Bueno, tengo hambre. Sólo he comido el helado que nos sirvieron en el bar en toda la mañana. ¿Y si nos vamos a un McDonald?- Dije. Era el sitio perfecto para comer y que no nos miraran de forma extraña por las tonterías que seguramente haríamos.
- Sí, por fin lo propone otra persona que no sea yo. Vamos que yo también estoy que me muero de hambre- dijo Niall.
Continuará…
Capítulo 20.
Narra Harry:
Cuando salimos de la tienda, rodeé de la cintura a Rosee con un brazo y vi como sonreía. Claro, de nuevo, porque llevaba sonriendo todo el tiempo. Es la cosa más hermosa cuando sonríe. Me vuelve loco. Yo también llevaba todo el tiempo con esa sonrisa de bobo que se me pone cuando estoy enamorado. Pero con ella es distinto; no me había sentido tan cómodo con alguien en toda mi vida, y cuando no está, siento que una parte de mí no está conmigo. La necesito. Tenía ganas de besarla de nuevo, pero claro, ahora entiendo porque los chicos me llaman besucón. Me reprimí esas ganas.
-Una pregunta, ¿dónde está el McDonald?- preguntó Lou.
-Oh, es verdad, está a las afueras, en el centro comercial- dijo Rosee.
-¿Necesitaremos el coche?- volvió a preguntar Lou.
-Me da miedo responder porque sé que por el camino nos podemos matar por lo bien que conduces por el lado izquierdo; pero sí, esta demasiado lejos como para ir andando.- Respondió Rosee.
-¿Y qué pasa con Liam?- preguntó Niall.
-No pasa nada, que nos llame y nos pasamos a por él- dije yo.
-Vale, haremos eso- dijo Zayn. Enseguida llagamos al parkings donde Lou había dejado la furgoneta. Estaba un poco preocupado por Liam, pero seguro que no la liaría. Ese suelo ser yo o Louis. Entramos en el coche.
-Siéntate sobre mí- dije a Rosee, me hacía ilusión cogerla.
-¿Por qué si hay sitio de sobra?- me preguntó ella.
-Porque te quiero mucho y quiero tenerte lo más cerca posible de mí- la respondí mientras me mordía el labio. Ella abrió los ojos como platos y tardó menos de un segundo en sentarse sobre mí.
-Eh, cuidadito con lo que hacemos por ahí atrás- dijo Zayn desde el asiento del copiloto.
-Oh, déjalos Zayn, ¿no ves lo monos que son?- dijo Eveline. Rosee soltó una leve risilla que sólo yo pude escuchar. Después echó su cabeza hacia atrás y la apoyó en mi hombro. Tenía los ojos cerrados. Aprovechando que ella no me veía, me puse a besar el hombro que tenía descubierto lentamente. De nuevo una sonrisa se formó en sus labios. Disfrutaba haciendo aquello.
Por un momento me puse a ver qué pasaba a mí alrededor. Vi que Eveline y Carol se enseñaban cosas con el móvil, y entonces me fijé e Niall. Nos estaba observando, bueno, más bien observaba a Rosee con el semblante triste y soñador. ¿Por qué narices miraba a mi chica? Otra vez los celos entraron en mi mente y esta vez estaba más seguro de que Niall quiere algo con Rosee. Primero, cuando se fueron dentro de casa los dos solos el día anterior supuestamente para buscar una guitarra con lo que tocarla una canción. ¿Por qué no nos dijo nada? Segundo, cuando antes los pille hablando cogidos de la mano. Tercero, cuando Rosee justo después de besarme me preguntó si podía hablar con Niall y no me dijo el motivo. Y ahora esto. Niall se dio cuenta de que yo también le observaba y enseguida apartó su mirada de Rosee. Dejé de besar su hombro, me sentía incómodo. Agarré su torso y la aferré aún más hacia mi cuerpo.
-¿Qué pasa? ¿Por qué paras?- me preguntó Rosee sonriendo y girando su rostro para mirarme, pero sin separarse de mi hombro. La tenía a unos escasos diez centímetros. Ver su dulce rostro me recordó que ella estaba enamorada de mí y yo lo estaba de ella. Ella era mía y sólo mía; y eso me llenaba de felicidad. Así que la di un lento y dulce beso en sus perfectos labios. Cuando nos separamos se enderezó y se quedó observándome.
-¿Por qué me miras?- la pregunté con una sonrisa burlona. Ella se acercó aún más a mí; mirando directamente mis ojos.
-Me encantan tus ojos- se limitó a contestar. Esta chica es un caso. Me encanta. Hizo que apartara mi vista hacia otro lado por la vergüenza.- De verdad, nunca pensé que algún día pudiera mirarlos de cerca.
-A mí también me gustan mucho los tuyos- la dije con una sonrisa y mirándola de nuevo.
-¿Por qué? No tienen nada de especial. De un marrón de lo más corriente…- dijo poniéndose algo triste.
-Mírame- me ignoró- Rosee te lo ruego mírame- agarré su mentón y nuestras miradas conectaron- Tienes unos ojos preciosos y perfectos. Para mí son únicos. Eso es lo que importa. Te adoro tal y como eres.
-Aw Harry- dijo mientras me daba un fuerte abrazo.
-Eh chicos ya llegamos- dijo Lou.
Bajamos todos y enseguida entramos en el establecimiento. Ya era tarde y apenas había un par de personas charlando en una de las mesas. Mejor, así nadie podría reconocernos o interrumpirnos. Todos pedimos lo que quisimos y enseguida nos lo trajeron; nos pusimos a comer…
Narra Liam:
Miré a Juliet. Lo que me imaginaba. Se había quedado dormida en mis brazos y yo también estaba un poco adormilado, pero el hambre había conseguido despertarme. No había comido nada en toda la mañana y el estómago empezaba a rugirme. No pude evitar reírme y quedarme mirándola mientras dormía. Se la veía tan tranquila y segura…
Como me vuelva a cruzar con ese cretino que la ha hecho esto y ella no esté delante, juro que le parto la cara. No hay nada que me de mas rabia que lo que ha hecho ese cabrón.
Pero ahora tenía que irme de casa de Juliet y volver con los chicos, por lo menos ahora que Juliet se había calmado finalmente. Deben de estar preocupados, pero les agradecí en mi mente que no me hubieran llamado. Quise dedicar toda mi atención en Juliet para que se tranquilizara.
La separé de mi torso al que estaba abrazada y la tumbé en su cama. Miré a mí alrededor y busqué su móvil. Quería apuntarla mi número por si me necesita para algo. Y sí, también me moría de ganas por verla de nuevo y por eso yo también quería su número. Lo encontré encima del escritorio. En cuanto lo desbloqueé, encontré una foto mía como fondo de pantalla. Vaya si que le gusto, pensé. Recordaba bien cuando me hicieron esa foto.
Una fan me pidió que me hiciera una foto con esa pose para su prima. Ella también era una directioner y estaba enferma en el hospital, por eso no había podido ir con ella a vernos. Aquello me llegó al corazón y me hice la foto con muchísimo gusto. Incluso le pedí a aquella chica que me diera el teléfono de su prima para poner llamarla mas tarde. Pero no la llamé yo solo; todos hablamos con ella por teléfono. Nos dijo que nunca había sido tan feliz en toda su vida. Todos nos llenamos de orgullo con aquella frase. Lástima que ya no podamos hacer ese tipo de cosas. Son tantas las directioners que nos siguen que es imposible conocerlas a todas, pero hacemos todo lo posible para al menos saludar a cuantas más podamos.
Conseguí dejar de pensar en recuerdos y le apunté mi número en la agenda. Yo hice lo mismo con el suyo en mi móvil. Fui hacia Juliet y la di un pequeño beso en la frente como despedida. Me acerqué a la puerta de su habitación y eché por última vez la mirada hacia atrás para ver como Juliet seguía dormida agarrando fuertemente la almohada. Sonreí y salí de su casa. Cuando salí por el portal sin querer me tropecé con alguien.
-Perdona tío no te había visto- me dijo el muchacho con el que me acababa de chocar. Y como es natural no entendí nada porque no me habló en inglés.
-Tranquilo, ha sido culpa mía. Debería de mirar por donde ando- le contesté.
-Oh, así que no eres español- me dijo hablando un inglés casi a la perfección que me impresionó bastante- ¿Te acabas de mudar? ¿Vives aquí?
-No, no, solo venía a ayudar a una amiga.
-Es curioso, me suena mucho tu cara. Es como si ya te hubiera visto antes- me dijo. Enseguida me vino a la mente la imagen de la habitación de Juliet llena de posters One Direction. ¿Sería posible de que él fuera Alex, el hermano de Juliet?
-Un momento, ¿eres Alex?- le pregunté.
-Sí, ¿cómo sabes mi nombre?
-Tu hermana me ha hablado de ti. La he dejado dormida en su habitación. No la molestes por favor, ha estado muy triste y me ha costado calmarla. Cuídala mucho ahora, ¿vale?
- Espera, ¡como que has estado con ella en la habitación! ¿Por qué dices que ha estado muy triste?- Alex pareció enfadarse un poco conmigo. Por lo que se ve, aunque se haga el bromista con Juliet, es un hermano muy protector. Sonreí para evitar que se creara tensión.
-Eso que te lo cuente ella si te lo quiere contar, es su vida, no la mía. En fin, encantado de conocerte Alex pero mí banda me espera.- Me giré y salí corriendo en dirección a la parada del autobús.
Continuará…
Capítulo 25.
Narra Rosee:
Acabamos de comer y no habíamos parado de hacer tonterías. No podría tener unos amigos mejores.
Sin embargo notaba algo raro en Harry, estaba un poco distante. Aunque yo tampoco es que estuviera como para tirar cohetes. Seguía pensando en el lío que tenían Niall, Lou, Carol y Eveline. Tan preocupada estaba con ese tema que no podía evitar quedarme pensativa mirando de vez en cuando a Niall. ¿Debería decírselo?
Narra Harry:
Estaba lleno, pero aún tenía ganas de comer más patatas fritas. Miré a Rosee que estaba sentada a mi lado, para preguntarla si las compartía conmigo. Pero las ganas de comer se me fueron en un segundo. Rosee estaba observando a Niall exactamente con la misma cara con la que él la había mirado antes en el coche. Me sentí desplazado y triste pero… pero sobre todo celoso.
Narra Rosee:
Si no lo sabe se llevará un golpe más duro al enterarse de lo que pasa; pero les he prometido a Eveline y Carol que no contaría nada y no debo romper esa promesa. Pero… necesitaba ayudar a Niall de alguna forma… algo debía hacer. Justo en ese momento sonó el móvil de Niall.
-Es él, es él- dijo Niall muy feliz. Todos sabíamos a quién se refería y me puse contenta al ver la sonrisa de Niall. Esa sonrisa que en parte por mi culpa se le borraría algún día. Estuvo cerca de medio minuto hablando con Liam y colgó.
-Chicos, está en la parada del autobús y necesita que vayamos a por él- nos dijo Niall finalmente- Pobrecillo, ¡seguro que se muere del hambre!
-Pues seguro, porque si no ha comido nada en toda la mañana…- dijo Zayn.
-Tengo una idea- dijo Carol- ¿Por qué nosotros no nos vamos a por Liam, y mientras Harry y Rosee piden algo de llevar para él? Luego os recogemos de nuevo y nos vamos a casa.
- Claro- contesté rápidamente.- ¿Te parece bien?- le pregunté a Harry mientras le daba la mano y le sonreía. Harry se sacudió el pelo y me pareció ver algo de fastidio en su cara. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué estaba tan raro? Decidí preguntárselo más tarde.
-Vale, hagamos eso- dijo mientras me soltaba la mano y se ponía de pie. Ese rechazo me dolió, mucho. Los demás se levantaron rápidamente y fueron a pagar la cuenta, mientras, Harry no me dirigió ni una palabra. Los nervios aumentaban dentro de mí. Tenía un mal presagio.
Narra Harry:
Estaba muy incómodo y raro. Quería hablar con Niall, lo necesitaba. Quería hablar con él antes que con Rosee, pero los chicos nos habían dejado solos. No sabía que decirla.
Me levanté y pedí una hamburguesa para Liam. Menos mal que entendían inglés porque no me veía con ánimos de preguntarle a Rosee. Fui hacia la mesa de nuevo y me senté sin mirarla, aunque ella sí lo hacía. Agarró mis manos y empezó a acariciarlas suavemente. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
-¿Qué te ocurre?- me preguntó Rosee con un hilo de voz.
-Nada- contesté yo mintiéndola.
-Si no te pasara nada ahora estarías sonriendo y… abrazándome y… pidiéndome que te besara.- Noté que tenía la voz quebrada. Apreté los labios- Y yo podría decirte lo mucho que te quiero y lo importante que eres para mí.
Decidí mirarla finalmente. Su ojos estaban húmedos y sus labios apretados al igual que los míos. La culpabilidad me invadió por completo. ¿Por qué me vuelvo tan cabrón cuando estoy celoso? Con eso no saco nada, solamente estropear nuestras vidas. La agarré de la cintura y de la nuca, atrayéndola hacia mí, pudiendo sentir su corazón. Y ella se agarró fuertemente a mi cuello.
-Lo siento, perdóname Rosee- dije antes de besar su mejilla.
- Pero Harry, por favor, dime que te ocurre ¿he hecho algo mal? ¿Necesitas algo?
Pensé durante unos segundos mi respuesta. Ella realmente no había hecho nada malo. Y sí, necesitaba algo… algo de ella.
-Necesito…necesito que me beses de nuevo- Rosee sonrió y me besó. No podría vivir sin esos besos que serían capaces de resucitar a cualquier ser inerte.- Tranquila pequeña, soy un tonto que no sabe lo que tiene. Siento haberte puesto triste.
- Te quiero- me contestó.
-Yo más.
- ¡Harry Styles no seas mentiroso!
- Sabes de sobra que yo te quiero más.
-Harry, llevo queriéndote un año y medio…
-Pero yo soy muy apasionado; y para mí un día son como dos años.
-Eso es imposible.
-¿No creías que era imposible que te amaría algún día?
- Tienes razón. No lo creía y sigo sin creérmelo.
-Pues ya es hora preciosa.- La di un pequeño beso, me levanté para ir a por el pedido de Liam y pagué mi cuenta y por supuesto la de Rosee. Cuando volví me miraba con gesto enfadado, pero sabía que no lo estaba realmente.
-No quiero que me pagues las cosas Harry, tengo mi dinero y puedo hacerlo yo.
-Pues vas a tener que aguantarte porque desde hoy pago yo nuestras comidas.
Hizo el amago de responder pero un pitido del exterior llamó nuestra atención. Agarré su mano y salimos. Allí estaba la furgoneta negra. Entramos rápidamente.
Narra Rosee:
Volvía a sonreír. No sé que le pasaría a Harry, pero un mal rato lo puede tener cualquiera, así que no le di importancia.
-Chicos, ahora que estáis todos, tengo que contaros algo- dijo Liam cuando llevábamos más o menos la mitad del camino. Nos contó que había conocido a Juliet, lo que la había ocurrido y lo que él había sentido.
-Yo…creo que me gusta… me gusta mucho- concluyó finalmente Liam mientras miraba el suelo. No hacía falta que nos lo dijera. Yo sabía que le gustaba desde que empezó a describirla de aquella manera tan dulce y soñadora; sus ojos habían brillado de la emoción.
-Oh no. ¿Y ahora qué más? El único que falta soy yo…- dijo Lou.
-¿A qué te refieres?- le preguntó Zayn.
-Pues que no sé como ha podido ocurrir, pero hoy todos estáis enamorados… y esto empieza a darme miedo. ¿Acaso hoy es el día internacional del amor? ¡Por qué no se me ha avisado!
Todos nos reímos, pero en el fondo Lou tenía toda la razón del mundo. Miré a Carol y vi como se acariciaba su largo pelo y sonreía tímidamente. A su lado, Eveline miraba de reojo a Niall; mientras que éste miraba a Carol con aire soñador. En un acto valiente, Eveline agarró una de las manos de Niall y este la sonrió; pero sé que esa sonrisa es de amigo, no de enamorado. Eveline y él no hacían mala pareja. Ella es una persona muy graciosa y Niall es de carcajada fácil, así que juntos se complementan perfectamente.
-Algo me dice Lou, que tú muy pronto también caerás…- dije yo. No pude evitar reírme por la mirada asesina que me lanzó Carol.
-A si… ¿y con quién?- preguntó Lou mirándome por el espejo retrovisor con una enorme sonrisa.
-¡Eh tío, mira a la carretera!- gritó Zayn.
-Uh, es verdad- respondió Lou.
Llegamos a la entrada del hotel de Eveline y Carol.
-Bueno chicos, ¿nos vemos mañana?- dijo Eveline mientras abrazaba a todos al igual que Carol.
-Claro- respondieron todos. Yo me mantuve en silencio, porque no sabía que iba a pasar mañana. No sabía si iban a tener tiempo libre, aunque para mí pasarme un día sin ellos y sobre todo sin Harry sería un auténtico infierno, pero tenía que irme haciendo a la idea que todos los días no iban a ser como aquel. Saqué mi móvil del bolsillo y vi que tenía cerca de 14 llamadas perdidas de mi madre.
No. Mierda, seguro que ahora está cabreada, pensé.
-Chicos, necesito volver a mi casa ahora mismo- dije a todos.
- ¿Y eso? ¿Qué ocurre?- me preguntó Harry mientras rodeaba mis hombros con un brazo.
- Tengo muchas llamadas perdidas de mi madre. Seguro que ahora está enfadada conmigo.
-Tranquila pequeña, ahora mismo te llevamos a casa- dijo Zayn- venga Lou, ¡arranca!
-Ya voy, un segundo tío que si no me llevo a este de enfrente por delante- contestó Lou. El resto del viaje lo pasamos entre risas y más risas.
Cuando divisé al fin mi casa me puse visiblemente triste. Era la hora de separarnos, el peor momento del día. Tranquila, sólo es un día, mañana los volverás a ver, pensaba.
-Venga, te acompaño- dijo Harry antes de salir de la furgoneta.
-Gracias, adiós chicos- me despedí de todos y salí al exterior. Harry agarró fuertemente mi mano y nos pusimos a caminar en dirección a mi casa lentamente, como si quisiéramos evitar que lo inevitable ocurriera.
-Tranquila, no pasa nada, mañana nos veremos.
-Sí, lo sé, es que ya no me hago a la idea de pasar ni siquiera unas horas sin ti. Todo esto es nuevo para mí, en todos los sentidos- Harry río.
-Para mí también.
-No, para ti no. Tú has tenido muchas novias. Soy tu fan, ¿recuerdas? Me entero de todo, o casi todo.
-Sí, he tenido novias Rosee, pero nunca había experimentado esa necesidad casi vital de estar con una persona a todas horas y de necesitarla tanto. Tú no eres como las otras. Tú eres única.
-Harry por favor no me digas esas cosas tan bonitas porque entonces…
- ¿Entonces?
-Entonces…no querré separarme nunca de ti.
- ¿Quién ha dicho que vayas a tener que hacerlo?
Ambos sabíamos que esto no iba a durar eternamente; pero el momento era demasiado bonito como para estropearlo. Me limité a sonreír y a besarle por última vez antes de entrar en mi casa.
-Te llamaré mañana amor- dijo Harry.
-Vale. Te quiero.
Harry dio media vuelta y corrió hacia la furgoneta. Yo alcé la mano y los despedí hasta que desaparecieron de mi vista. Saqué las llaves de mi bolso y entré en mi casa.
-¿Se puede saber dónde estabas?- era mi madre. Al parecer ya estaba en casa.
-Me alegro de verte mamá- después de un beso de Harry es prácticamente imposible que te puedas enfadar.
-No me cambies de tema Rosee, llevo toda la mañana llamándote y no me has cogido el teléfono.
-Lo siento. No sé como, pero lo tenía en silencio.
-Pues vas a tener que ponerte a organizarlo todo ahora.
- ¿A qué te refieres?- no entendía nada. ¿De qué estaba hablando mi madre?
- Tu primo Álvaro va a venir mañana. Necesito que prepares la habitación de invitados para él hasta que encuentre un piso.
El corazón se me desbocó de la alegría. ¡Mi primo Álvaro iba a venir! ¡Nada más y nada menos que desde Estados Unidos!
-¡Claro! ¡Ahora mismo lo preparo todo!- respondí llena de euforia.
Corrí hacia mi cuarto y tiré mi bolso sobre la cama. Aún no me lo creía. Álvaro. Le había echado tanto de menos…
Continuará…
Decidí cambiarme para estar más cómoda, así que me puse unos leggins, una camiseta y me recogí el pelo en un improvisado moño. Mi mente no dejaba de pensar en Álvaro… Cuantos momentos buenos había vivido con él cuando éramos pequeños. Siempre jugábamos juntos. Era un niño muy curioso y le gustaba mucho conocer cosas nuevas sobre la naturaleza. Se nota que es familia de mi padre, él tiene también esa obsesión… Ya desde muy pequeñito solía contarme todo lo que se le pasaba por la cabeza sobre árboles, animales, peces… y a mí me encantaba escucharle. Mi primo había sido además, mi mejor amigo de la infancia y siempre me había protegido, como el hermano mayor que nunca tuve.
Recuerdo el día en el que me contó que tenía que marcharse a Estados Unidos. Yo tenía diez años y él dos más que yo. Estábamos en nuestro lugar secreto. Un paraje rodeado completamente de maleza que daba a la orilla del río cercano a mi casa. Nos gustaba quedarnos largas horas en aquel lugar en el que sabíamos que nadie nunca nos podría encontrar. Él había estado recogiendo unas flores y luego me las había regalado; y yo como otras muchas veces le había dado un beso en la mejilla.
-Rosee, tengo que decirte algo- me había dicho bastante serio. Era algo muy extraño para mí verle así porque siempre que yo estaba con él me mostraba su preciosa sonrisa. Yo me senté a su lado y le observé con ojos interrogantes de niña pequeña…
-Mañana me voy a Estados Unidos con mis padres. A mi madre le han trasladado el trabajo allí y vamos a mudarnos. Y… oh, por favor pequeña no llores. Sabes que yo nunca me separaría de ti- recuerdo el abrazo y los besos que me dio.
-¡Pero, esto no es justo!- había gritado llena de ira- ¡Tú, tu me prometiste que nunca te ibas a marchar! Yo… te necesito aquí. ¡No puedes abandonarme!
No lo pude evitar, las lágrimas volvieron a mis ojos recordando el que fue, el pero momento de mi vida. Recuerdo que el día que se fue no quise ir a despedirle. No lo aceptaba. Me quedé tirada en mi cama llorando como si aquello fuera a arreglarlo. Pero él antes de irse se acercó a mí. Me dio un fuerte abrazo y me besó en la frente.
-Volveremos a vernos, un día volveré aquí; cuando sea lo suficiente mayor como para vivir solo… No me olvides, porque yo nunca lo haré. Siempre serás mi niña preferida.
Luego se fue. Hasta que no tuve trece años, mis padres no me dejaron viajar a Estados Unidos para verle. Fue un verano maravilloso, hasta hace muy poco había sido el mejor; pero nada era mejor que haber conocido a One Direction y sobre todo ser la novia de Harry Styles. Aún no me lo creía…
Hacía calor, así que me quité las chanclas que llevaba y me puse a andar descalza en dirección a la habitación de invitados mientras me ponía los auriculares del móvil. Claro, ya que no podía escuchar la voz de Harry hablándome, quería escucharle cantar, como había hecho siempre. A ritmo de What Makes You Beautiful me puse a ordenar y limpiar la habitación. Ni siquiera me di cuenta de que Napoleón me había seguido hasta allí.
-Sabes Napoleón… Soy su novia. Sí, del chico que anteayer estuvo con nosotros. De Harry Styles. No me lo creo, aun no entiendo qué ha podido ver en mí… Es tan adorable… Casi tanto como tú pequeñín- me senté en una silla y empecé a acariciarle. Él movía la cola alegremente mientras lamiaba mi mano.
-Ah, ¡tengo otra noticia Napoleón! ¡Álvaro va a venir! Sí, mi primo… bueno, prácticamente mi hermano. Aunque tú no puedes saber a quien me refiero- él no lo sabía. Me regalaron a Napoleón para intentar llenar esa pena que tuve por dentro cuando Álvaro se fue. Casi lo consiguieron.
Pasé cerca de dos horas moviendo trastes y limpiando. Sería la única vez en toda mi vida en la que limpiaba feliz, deseaba que el momento de verle de nuevo llegara. Cuando acabé me preparé una buena ducha. ¡Mi encrespado pelo necesitaba un repaso a fondo! Puse la música a tope. El agua fría recorría todo mi cuerpo y la sensación de frescor me invadió.
Demasiadas emociones vividas. Estaba echa un manojo de nervios, y mientras cantaba bajito con la música a tope todos ellos fueron desapareciendo. Cuando salí empecé a tiritar. ¡Mierda! Se me había olvidado coger la toalla. Enseguida la encontré y en cinco minutos me puse el pijama. Ya eran las diez. Tenía que cenar, así que calenté la pizza que tenía en el congelador.
-Mmmm… pizza- dije mientras olía su delicioso aroma cuando ya estaba lista para comer. Puse la televisión mientras cenaba. Las cenas eran de lo más aburridas, porque mis padres siempre andaban por ahí ocupados haciendo cualquier tarea que se les ocurriera. Ya estaba acostumbrada a ese tipo de vida. Estaba acostumbrada a vivir por mi cuenta, como la típica hija de padres que andan continuamente trabajando y que puede hacer lo que quiera mientras está sola en casa. Puse la televisión, pero no veía nada bueno mientras cambiaba continuamente de canal hasta que… si, aquella escena. Una familia unida cenando y contándose todo lo ocurrido durante el día. Me entraron ganas de llorar, pero no lo hice. Continué viendo aquella película. Casi me quedo dormida encima del plato, si no fuera por que mi móvil sonó.
-¡Harry!- exclamé instintivamente. Atravesé el pasillo a toda velocidad seguida por mi pequeño Napoleón, entré en mi cuarto y cerré la puerta. Me lancé a por el móvil, que estaba dentro del bolso sobre mi cama. No me equivocaba era él.
-Oh pero que tierno.- Dije como pensando en voz alta.
-¡Harry!- dije una vez que cogí la llamada.
-¡Rosee! ¿Qué tal amor? Quería escuchar tu voz antes de dormir.
- Estoy bien Harry. Yo también iba a llamarte pero casi me quedo dormida sobre mi plato mientras cenaba…
-Oh, lo siento, te he despertado…
-No, no tranquilo que no debía quedarme dormida ahí. Si no luego no podría mover el cuello con esa postura toda la noche.
- ¿Sabes?
- ¿El qué?
-¿De verdad que no lo sabes?
- Harry cariño, aún no he desarrollado el poder de leer tu mente. ¡No sé que piensas!
-Te quiero.- Tuve que ponerme a morder la almohada para no ponerme a gritar como la loca fanática que se había despertado en mi interior. Joder, ¿Por qué tiene que ser tan sumamente perfecto? Es imposible no quererle más que tu propia vida.
-Lo sé, yo también te quiero. Mucho Harry.
-¿De veras?
-Harry, ¿qué pregunta es esa?
-Pues que no sé si tu me quieres. Pero yo a ti si.
-Ah, en ese caso no te quiero…- escuché como la respiración de Harry de pronto se cortó.
-Yo te amo Harry. Eso es mucho más que quererte.
- ¡Oh, pero que empalagosos sois!- escuché gritar a Zayn.
-Pues bien que tú has estado hablando de Amanda- se defendió Harry. Escuché muchas risas de fondo.
-¿Podremos quedar mañana?- ya ansiaba volver a verle.
-Está bien, ¿a las doce me paso por tu casa?
-Vale amor. Buenas noches, que sueñes con los ángeles- más tarde me arrepentí por lo cursi que había quedado eso.
-O sea, ¿quieres que sueñe contigo? No hacía falta que lo dijeras, ya lo iba a hacer de todos modos.
-Bobo, yo no soy ningún ángel- dije mientras me reía.
-Para mí lo eres, buenas noches Rosee.
-Buenas noches Harry. ¡Buenas noches a todos!
-Buenas noches Rosee- dijeron todos. Seguro que Harry tenía puesto el altavoz. No me importaba.
Dios, que feliz me sentía. Me levanté de la cama y me miré en el espejo de mi tocador. No me reconocía. Hacía mucho tiempo que no veía aquella sonrisa en mí. Desde luego volvía a ser feliz. Hacía calor, así que abrí la ventana que tenía al lado de mi cama, la que abría todas las mañanas. Lo único que recuerdo antes de haberme quedado dormida es que estaba mirando al cielo, deseando que lo que me estaba pasando durara, mientras escuchaba el cantar de los grillos.
A la mañana siguiente…
-¡Qué es ese ruido!- grité sobresaltada. Odiaba despertarme de aquella manera. Era mi móvil. Tenía un mensaje.
*Hija, en diez minutos estoy en casa. Iremos a por Álvaro al aeropuerto. *
Era de mi padre. Un momento, ¡¿QUÉ HORA ES?! Cierro el mensaje y… no, esto no puede ser verdad ¡LAS DOCE!
-Mierda, soy de lo peor, ¡Harry tiene que estar al venir!- me lamenté. Un segundo, tenía llamadas perdidas y más mensajes.- ¿Y esto?
Todas las llamadas perdidas eran de él. “Qué raro…”, pensé. Leí los mensajes.
*Hola Rosee, ¡buenos días! ¿Cómo se ha levantado mi chica? Yo genial, porque al final soñé contigo…*
-Oh Harry, eres adorable- dije como si lo tuviera delante.
*Puede que te pongas triste pero, no podré quedar contigo a las doce. Lo siento Rosee. El director de la discográfica dice que estoy distraído y que debo centrarme. Adivina por qué… Sí, sólo pienso en ti.*
Por una parte era un alivio porque no me habría dado tiempo a nada, pero me sentí un poco culpable. Debería centrarse en su trabajo. Muchas fans los necesitan y no quiero que Harry las descuide. Leí su último mensaje.
*Creo que esta tarde sí podré quedar, y si no me escapo hahaha, necesito verte. No te sientas culpable por nada que sé que eres muy sensible. Te llamaré en cuanto pueda. Te quiero Rosee.*
Oh Harry… no existen medidas para decirte cuánto te quiero. Se me ocurrió una sorpresa para él… Le respondí:
*Yo también me muero por verte amor, pero por favor céntrate en tu trabajo. Hazlo por mí y por tus fans. Sois increíbles. Esta tarde te daré una sorpresa. Te quiero Harry.*
Vale, el día había llegado. Hoy debía batir mi récord y prepararme en ¡cinco minutos! Misión imposible… lo averiguaría. Corrí hacia la cocina y me bebí un vaso le leche a toda velocidad. Rápidamente me deslicé hasta el baño para lavarme los dientes y peinarme, si a mojarse un poco el pelo puede llamarse “peinar”. Luego volví a toda velocidad a mi habitación y me puse lo primero que me encontré. Ya tendría más tiempo al volver para cambiarme. Metí mi móvil en uno de los bolsillos del pantalón. Salí de mi casa.
-Buenos días Napoleón. Hoy te vienes conmigo y con papá en busca de Álvaro.
Mi perro me respondió con un sonoro ladrido y en unos quince segundos escuché el coche de mi padre acercarse, un gran todoterreno blanco.
-Vamos hija sube- me pidió mi padre.
-¿Puede venir él?- pregunté señalando a Napoleón.
-Claro. Venga.
-Gracias papá.-Aquello sólo ocurría con él. Mi madre nunca me dejaría meter al perro en el coche. Ni siquiera le gustaba Napoleón, lo trataba como un bicho. Mi padre fue el que me lo trajo. Por ello le di siempre las gracias. Estuvimos una hora larga en el coche. Yo llevaba puesto los auriculares escuchando a mi novio y nuestros amigos cantar. Sonaba raro, ¿verdad?
Finalmente llegamos. En cuanto mi padre aparcó salí disparada del coche cerrando fuertemente la puerta hacia la entrada. Napoleón me siguió. Menos mal que no había mucha gente, porque me los habría llevado a todos por delante. Le busqué a mí alrededor. ¿Dónde estaba Álvaro? Hasta que le vi, sólo podría ser él.
Estaba de espaldas a mí. Un chico alto y fuerte con el pelo completamente negro y algo despeinado. Me quedé paralizada de la emoción. Y como si de intuición se tratara, mi primo se giró hacia mí. Pude ver sus increíbles ojos grises, como los de mi padre. Estaba muy cambiado. No le veía desde que yo tenía trece años. Ya no parecía un niño, ahora era un chico guapísimo.
-¡Rosee!- gritó con una gran sonrisa. No era capaz de responderle. Aquello era un gran sock para mí. Álvaro tiró todas las maletas que hasta ese momento sujetaba y corrió hacia mí con los brazos abiertos. Me abrazó fuertemente levantándome del suelo y yo me aferré a su cuello.
-Te he echado tanto de menos…- le susurré. De mis ojos brotaron numerosas lágrimas llenas de felicidad.
-Yo también pequeña, yo también.-Me respondió.
Continuará…
Capítulo 27.
Al fin. Volvíamos
a estar juntos. Dios, cómo le había echado de menos. Finalmente nos separamos
después de pasar unos minutos abrazados.
-¿Por qué siempre
que te veo estás llorando?- dijo mientras me apartaba algunas lágrimas
sonriendo.
-Porque te he
echado tanto de menos… que verte ahora aquí, a mi lado, me hace muy feliz.
-Te lo prometí,
¿recuerdas? Cuando pudiera vivir solo volvería a estar contigo.
¿Qué? ¿Se
acordaba? Cuando me dijo aquello justo antes de marcharse, se quedó grabado en
mi cabeza. Claro que lo recordaba, era lo único que me ayudaba a dejar de estar
triste por él; pero lo que no esperaba es que él lo recordara…
-Vaya Álvaro,
eres todo un hombre. ¡Hace seis años que no te veo! ¡Cómo has cambiado!- mi
padre se acercó a él y le dio una palmaditas en la espalda. Ya sabéis, esa
manera extraña con la que se saludan los hombres…
Sí, había
cambiado, mucho. Pero en sus ojos podía seguir viendo a aquel niño dulce y
curioso con el que había jugado tantos días en nuestro lugar secreto.
-¡Vaya! Y este
chiquitín, ¿quién es?- preguntó Álvaro refiriéndose a Napoleón mientras le
acariciaba cariñosamente. Científicamente comprobado. A todas las personas que
se llevan o se llevarían bien conmigo, Napoleón los trataría bien. Probado en
Harry y Álvaro. Me empecé a reír pensando en eso.
-¿De qué te
ríes?- me preguntó Álvaro.
-Nada, es sólo
que tengo muchas cosas que contarte.
- Vais a tener
todo el día para contaros lo que queráis- dijo mi padre- mamá estará todo el
día trabajando- me puse seria y miré a Álvaro, él siempre ha sabido lo sola que
me ha sentido. Él también me estaba mirando pero en vez de ponerse más serio,
sonrió aún más. Esa es una de las cosas que me gustan más de él, siempre
intentando animarme- y yo también. Venga, entremos en el coche.
Entramos todos,
puse a Napoleón en mi regazo. Saqué mi móvil de nuevo y los auriculares.
-¿Puedo escuchar
yo también? Estoy harto de escuchar tantas veces mis canciones durante el
viaje. Creo que he acabado aborreciéndolas.- Dijo Álvaro.
Sonreí y asentí. Puse Up All Night. Le
tendí uno de los auriculares mientras yo me ponía el mío y él hizo lo mismo. Dio
tiempo a escuchar todas las canciones. El trayecto no había sido precisamente
corto. Cuando llegamos a la entrada de nuestra parcela mi padre frenó y nos
quitamos los auriculares.
-Bueno, yo tengo que trabajar. Prepárale
algo de comer a tu primo Rosee y déjale que descanse, habrá sido un viaje
agotador.-Dijo mi padre.
-Sí que lo ha sido. Soy fuerte, pero
agradecería poder comer algo, ducharme y dormir hasta mañana.-Dijo Álvaro
mientras yo reía.
-Claro, tú quédate durmiendo bello
durmiente mientras yo salgo de fiesta por ahí…- dije yo mientras salíamos. Le
ayudé a coger parte de las numerosas maletas que traía.
-Sí, claro, te irás de fiesta.-Dijo sarcásticamente.-
Por cierto, me molan mucho las canciones que has puesto antes. ¿Me las pasas
luego? Los tíos esos lo hacen genial. ¿Qué grupo es?
Vale. Me dio la risa histérica. ¡Acababa de
escuchar a mis amigos y a mi novio! La situación era de lo más irreal.
-¡Eh! ¿De qué te ríes? ¿Qué he dicho?
¡Tengo derecho a enterarme!- decía él. A mí hasta me lloraban los ojos.
-Te lo contaré cuando pueda volver a
respirar…
Abrí la puerta y entramos dentro. Tiré mi
bolso y las maletas por ahí.
-Que forma más cómoda de entrar en casa
dejándolo todo por ahí tirado- dijo él.
-Oh perdona, no quiero ser maleducada, es
sólo la costumbre.
-Está todo tal y como lo recordaba…
-Sí, no hemos cambiado nada. Tu habitación
es esa- dije mientras se la indicaba. Él entró y escuché como dejaba todas las
maletas en su sitio.- Voy a hacer la comida, tú haz lo que quieras.
-Dame un segundo. Voy a colocar algo de
ropa en el armario y luego estoy contigo Rosee. Uy, ¡que limpio y ordenado está
todo!
-Dame las gracias. Ayer estuve limpiando y
ordenando.-Contesté yo desde la cocina.
-Pues gracias, pero siento decirte que en
unas horas todo estará hecho una porquería…
-¿Y eso? No recuerdo que fueras
desordenado…
-La gente cambia Rosee. Ahora soy el típico
adolescente americano, ¿qué esperabas? Tú has cambiado, pero me alegra ver que
sólo por fuera y no por dentro.-Dejé la sartén y los macarrones que sostenía y
fui a abrazarle. Que gusto tener a mi “hermano” de vuelta.
-Oh, qué demonios, no me quiero poner a
ordenar. Vamos a la cocina.- Cuando estuvimos allí puso la televisión.- Vaya,
qué recuerdos…
- ¿Recuerdos?
-Sí… ¡hacia mucho que no veía la tele en mi
idioma natal!
-Hahaha ahora se te tiene que dar de
maravilla el inglés.
-La verdad es que ya soy totalmente
bilingüe. Al principio, cuando entré en el instituto me costó mucho integrarme
y eso. Pero tardé menos de medio año en acostumbrarme. Además, a las chicas
americanas les pirran los extranjeros, sobre todo españoles…
-Siempre has sido muy listo. ¿Sabes? Se me
hace muy raro verte así…
- Así, ¿cómo?
-Tan mayor, ya… ya tienes dieciocho años…,
como- ¡Stop! Iba a decir Harry, pero me tapé la boca. Aún no quería decirle
nada.
-Lo sé. Ya soy “independiente”, pero creo
que aún no puedo vivir solo. Tú también estás muy cambiada. Tienes dieciséis años…
ya no eres una niña. Pero, un momento, ¿Como quién?
-No, nada.
-Rosee, ¿desde cuándo tú y yo nos hemos
ocultado algo?
-Desde nunca, pero… esto es distinto.-
Estaba de espaldas a él, pero aun así noté la cara de reproche que puso. Me
agarró de la cintura e hizo que me girara para mirarle.
-Sabes que me puedes contar lo que sea,
¿verdad?
-Sí, pero…
- ¿Pero?
-Está bien, pero no se lo digas a nadie, y
menos a mis padres.
-Depende.
-¡Como que depende! No Álvaro, no puedes
decirlo.
-Si es algo que te esté haciendo daño lo
diré a quien pueda ayudarte. ¡No pretenderás que me calle!
-No, no es algo que me haga daño. Es todo
lo contrario… es lo que me hace más feliz.- Mi primo sonrió.
-Pues entonces cuéntame. No diré nada.
-Yo… tengo novio.- Mi primo abrió la boca
de par en par mientras pegaba grandes carcajadas.- Tiene tu edad, por eso lo de
“como”.
-Vaya Rosee. Me equivocaba, sí que has
cambiado. La Rosee de antes era tan vergonzosa que nunca creí que lo fueras a
tener algún día. Bueno, no es por ser cotilla ni nada, pero ¿cuánto lleváis
saliendo?
-Em, ¿un día?
-Vale, esto si que es fuerte.- Las mejillas
me ardían y tenía una sonrisa de tonta. Era la primera persona que lo sabía.
-No, eso no es lo más fuerte…
-¿Mas fuerte que enterarse de todo esto?
Imposible.- Álvaro se levantó para coger el kétchup que estaba en el
frigorífico para echárselos a los macarrones que ya estaban listos.
-Él, él… es famoso.
Álvaro dejó caer de golpe el kétchup al
suelo y la sonrisa que había tenido hasta ese momento se le borró de la cara.
-Rosee, ¿quién es?
Le agarré de la mano y le llevé hasta mi
habitación. Señalé a Harry en uno de mis posters.
-Se llama Harry Styles. Es británico. Hace
año y medio le juntaron a él con ellos- señalé a los demás- para formar la
banda británica que ahora es la más popular mundialmente llamada One Direction,
y es el tiempo que he pasado enamorada de él. Hace unos minutos has escuchado
su primer disco Up All Night, y te ha encantado. Ahora han venido a España de
incógnito. Nadie sabe donde están, excepto yo y el equipo que viene con ellos.
Nos conocimos por una pura casualidad, la mejor casualidad de mi vida. Y ahora
él dice que me quiere y que está enamorado de mí. Y yo cada vez que le miro a
los ojos, sé que dice la verdad.
-Rosee, ¿seguro que estás bien? ¿No estás
mala, o algo así?
-No, estoy perfectamente y te estoy
diciendo la verdad.
-Pero, Rosee esto es algo imposible. Es
como… como una de las novelas de las fanáticas por internet.
-No Álvaro, es… mi vida.
Guardamos unos minutos de silencio en los
que él se quedó mirando los posters y yo clavé mi mirada en el suelo. ¿Debería
arrepentirme?, pensaba. Quizá no hubiera sido una buena idea contárselo, pero
me había sentido tan liberada… De pronto siento que Álvaro me da la mano y yo
levanto la vista para ver sus grandes ojos grises.
-Rosee, tranquila. No contaré nada. Me
parece muy bien que te enamores, eso es algo muy bonito porque yo también lo he
sentido- un momento, ¿él había tenido novia? Nunca me lo había contado, pero
ahora que lo pienso es normal. Mi primo es un chico muy tierno y muy guapo,
¿qué chica no le querría? Sonreí.- Es cierto que me cuesta mucho entender con
claridad lo que te está pasando, porque tienes que admitir que no es nada normal,
pero te prometo que siempre tendrás mi apoyo y te ayudaré siempre que pueda. Te
quiero prima. Puedes contar conmigo para lo que necesites.
Ya no aguantaba más. Notaba todos los
nervios recorrer mis venas. Mi corazón latía fuertemente. Era algo muy importante
para mí que él me apoyara. Esta vez fue él el que se acercó a mí para abrazarme
porque yo me había quedado helada.
-Gracias- susurré.
-De nada. Hay que admitir que el tal Harry
tiene buen gusto con las chicas…
Aquello hizo que soltara una carcajada
nerviosa, perfecto para deshacer la tensión del momento. Nos tiramos un rato
así, simplemente riendo y mirando los posters de mi habitación. Claro, hasta
que escuché mi móvil sonar. Nos miramos, ambos sospechábamos de la misma
persona.
-¿Crees que es él?- me preguntó.
-Me apuesto lo que quieras.
-¡Wau! A esta Rosee no la reconozco.
-Eh, que sigo siendo la misma de antes.-
Dije mientras iba en busca del móvil que lo había dejado en el salón al haber
tirado todas las cosas al entrar.
-Sí, claro. La de antes también se ligaba a
tíos famosos- dijo mientras se destornillaba de nuevo riéndose. Yo le ignoré y
cogí el móvil. Ya se llevaría lo suyo más tarde. Pero vino corriendo a por mí e
hizo que me sentara a su lado del sofá antes de que cogiera el móvil.
-¿¡Pero qué haces!? Quiero hablar con él.
-Por eso mismo, quiero escucharlo- dijo
mientras ponía cara de cachorrito.
-No de eso nada, esto no es asunto tuyo.
-Bueno está bien, pero al menos déjame
estar aquí contigo.
-Vale.-Cogí la llamada.
-¡Rosee! Oh, ya me estaba preocupando
porque no contestabas. Me has dejado completamente loco con ese mensaje. No me
he podido centrar en los ensayos…
-Harry, te he dicho que te centraras.
-Lo sé, pero es culpa tuya al decirme que
me tenías una sorpresa preparada. Espero que sea un beso y un abrazo…
A esas alturas tenía una cara de boba que
no podía con ella. En serio, ¿Por qué tenía que ser tan adorable? Mi primo
tenía la boca abierta, al parecer le había impresionado hablando en inglés. Me
sentí muy orgullosa de mí misma.
-Claro, esta tarde tendrás los que quieras
porque yo también te necesito ¿sabes? Pero esa no es la sorpresa. Podremos
quedar, ¿verdad?
-¡Sí! Digo si…- que mono era, no quería
parecer desesperado- tras haberme peleado un poco con Paul y con Simon me han
dicho que esta tarde la tengo libre. A eso de las cinco ¿me paso con la moto?
-Como quieras, pero te aviso, tráete ropa
cómoda y muy importante…bañador.
Continuará…
Capítulo 28.
-El… ¿el bañador?- podía imaginarme su sonrisa incrédula aunque no le estuviera viendo.
-Sí, esa es la sorpresa.- Contesté.
-Pero, ¿a dónde vamos a ir?
-Ya lo verás.
-OMG en media hora estoy allí.
-¡No! Eso es muy poco tiempo y necesito preparar… cosas. Vente sobre las cinco como has dicho antes.
-Oh, ¡es que no puedo esperar más!
-Eres monísimo, pero vas a tener que esperar. Tengo que hacer muchas cosas. Nos vemos luego.
-Está bien… esperaré. Te quiero.
-Awww yo también te quiero.- Colgué y miré a Álvaro.
-Awww yo también te quiero mucho Harry, venga ¡dame un besito!- dijo imitando mi voz. Para ser sincera, me plagió genial.
-¿¡Eh!?
-Ok ya lo dejo. Tengo que decirte dos cosas. Primera, hablas mejor que yo en inglés. ¿¡Cómo narices lo has hecho tan bien prima!?- Yo me empecé a reír. Sabía que tenía algo que decirme sobre eso…- Y segundo, ¿a dónde vais a ir?- preguntó bastante serio.
-A ti te lo voy a decir… para que vengas detrás de mí a controlarme.
-Que no, que…
-No insistas. Sé cuidarme solita. No te lo voy a decir. Tú come, dúchate y vete a dormir que tienes cara de zombi- cuando se lo dije se palpó la cara con las manos con aire preocupado- tranquilo, un zombi muy guapo, pero que necesita un descanso urgente.
Nos reímos de nuevo. A él le puedo hablar de todo. Es la única persona en la que puedo hacer cualquier cosa, pero aun así sé que seguirá a mi lado. Él si es de mi familia. Podéis haceros una idea, tengo mucha más confianza en él, que no le veía desde hace tres años, que en mis padres. Vamos, uña y carne.
-Un momento- dijo- me estás mandando ¿quién es el mayor aquí?
-Hahaha tú, pero yo soy mas madura.
-Ya, ya, para lo que queremos…
-Vale, digamos que somos iguales.
Comimos juntos, claro, tuve que aguantar las tonterías que decía mi primo de mí y Harry; pero lejos de molestarme, me divertían. Cuando acabamos, él fue a ducharse y yo me puse a organizar la mochila que llevaría conmigo.
Decidí ponerme mi bikini lila, mi favorito; y encima mi camiseta caída de un hombro de color rosa con las converse a juego del mismo color y unos vaqueros cortos. Después, como el baño estaba ocupado, en mi tocador me recogí el pelo en un improvisado moño alto. Me hacía más alta y estilizada. No estaba acostumbrada a recogerme el pelo, pero había que reconocer que no me quedaba nada mal.
-¿A qué hora vendrás?- me preguntó mi primo de espaldas a mí. Al parecer ya había terminado.
-Pues, no lo sé, supongo que…- me giré. Empecé a reírme. ¿Qué por qué? Digamos que no estaba acostumbrada a ver a mi primo sin camiseta por casa. Al parecer, y no hacía falta que me lo dijera, había estado yendo al gimnasio. Al igual que ellos, pensé mientras recordaba la tarde que había pasado con One Direction en su casa hace dos días.
-¿Qué?- me preguntó él tan tranquilamente y mirándose de arriba abajo.
-Haz el favor de ponerte una camiseta, ¿quieres?
-Vaya, sí que es verdad que es tu primer novio- comentó mientras se marchaba a su cuarto. Recordé de nuevo aquella maravillosa tarde que pasé viendo una película con Harry. Él también se había quitado la camiseta. Sin poder evitarlo reí de nuevo recordando su musculoso torso.
-Pues tú estás demasiado sexy, no me fío yo mucho de ese Harry…- dijo mientras volvía a mi habitación mientras se ponía por el camino una camiseta negra.
-Anda, estás muy tonto…
-No, no, te lo digo muy en serio Rosee. Yo soy tu primo, pero también sé cómo son los tíos. Yo también soy uno- dijo guiñándome un ojo.
-¡Oye! Yo hago con él lo que quiera porque para eso estamos juntos; y si me quiero poner esto pues me lo pongo.
-Ok tranquila, no te enojes conmigo. Solo decía que estás muy sexy, nada más…
-Mentiroso…- ¿de verdad estaba escuchando todo eso de mi primo?- ¿tú crees?- le pregunté “posando como una modelo”. Mi primo abrió los ojos de golpe.
-Wau, ¡si que lo creo!- yo dejé de posar porque me entró la risa y se la contagié.
-Ya que estamos de confesiones, tú tampoco estás nada mal- como respuesta a aquello, él se besó los bíceps y yo casi me muero de la risa. Quería preguntarle algo que hace rato rondaba por mi cabeza pero que antes no me había atrevido a preguntar.- Y tú, ¿tienes novia?
-Tuve, pero la dejé. Era una pesada y se enfadaba por todo. Aun así, seguimos hablándonos y eso.
-Ah, pues yo tengo que presentarte algunos amigos y… algunas amigas.
-¿De verdad? ¿Cómo son?
Miré mi reloj.
-¡Las cinco menos cinco! ¡Tiene que estar al llegar! Te hablaré mas tarde de ellas.
Cogí mi mochila y las gafas de sol que tenía en la mesa. Fui corriendo hacia la puerta.
-¿Pero a que hora vas a venir?- me preguntó Álvaro justo antes de que abriera la puerta.
-No lo sé, te llamaré.-después se escuchó el portazo. Corrí hacia la carretera. Oh, que ganas tenía de verle. En cuanto llegué agucé la vista para vislumbrar su moto. Sí, a lo lejos parecía verla.
-¡Sí!-grité. Pareció darse cuenta de que yo estaba allí, así que aceleró. En menos de un minuto llegó hasta donde yo estaba.
-¡Rosee!
-¡Harry!- no lo pude evitar. La abracé antes de que le diera tiempo a quitarse si quiera el casco. Creo que casi hago que se caiga de la moto.
-Espera- me apartó un segundo de él, lo justo para que pudiera quitarse el casco. En seguida me quedé fija en sus ojos azules. Se acercó bruscamente hacia a mí y me besó apasionadamente sujetando mi cintura con firmeza.
-Vaya, si que me necesitabas, pensé que iba en broma- dije cuando conseguí separarme de él para respirar.
-No te haces una idea de cuanto. ¿Estás lista?- me tendió el otro casco.
-Claro, siempre lo he estado.
-Bueno, ¿y dónde vamos?
-Tú sólo ve por donde yo te indique.
-¡A mandar!- se puso el casco y arrancó la moto. Yo me abracé fuertemente a su torso. Aspiré su colonia. Me encantaba, por ella podría reconocerle. Vi que fuera de su caso sobresalían algunos mechones de su pelo. Ahora sí, sí lo haría. Alargué mi mano y le acaricié algunos mechones.
-¿Por qué me tocas el pelo?
-No sé, simplemente me he acordado de el primer día que nos conocimos. Cuando me senté en la moto, vi que algunos rizos asomaban por tu casco. Quise tocarlos.
-¿Por qué no lo hiciste?
-Tenía vergüenza…
-¿Te acuerdas de esto?- Agarró una de mis manos, la que rodeaba su cintura, y la acarició suavemente.
-Claro que me acuerdo. Cuando lo hiciste pensé que se me había parado el corazón.- El rio.- Desde ese momento me di cuenta de que te quería más de lo que pensaba.
Pasamos unos segundos en silencio. No hacía falta hablar, nuestros corazones ya lo hacían. Me sentía en el cielo. Me imaginé un mundo en el que solo estuviéramos él y yo, y que aquello no fuera una carretera, si no un montón de nubes sobre las cuales sólo nosotros pudiéramos caminar y nuca caer. Que todos los problemas que se nos presentarían, solo conseguirían que nos uniéramos más.
Cada palabra que me había dicho, se había quedado grabada para siempre en mi mente; y con solo recordarlas era capaz de estremecer. Hasta me pareció distinguir música romántica en el siseo del aire que chocaba con mis oídos.
-¿Qué dirección tomo?- me preguntó con voz silenciosa.
-Solo una, una dirección- noté como su vientre tembló por la risa igual que el mío. De verdad que me había quedado como alelada. Una dirección…- Tú aparca allí.
Señalé una zona llena de árboles. Harry no me cuestionó y aparcó donde le había indicado. Bajó de la moto y me ayudó a bajarme a mí aunque él sabía que yo podía hacerlo sola. Nos quitamos los cascos.
-¿Y ahora?-me preguntó mientras me tomó de la mano.
-Es hora de caminar un poquito.
-Contigo, hasta donde sea.-Le di un pequeño beso y tiré de él. Al principio se podía caminar bien, pero cada vez había más maleza y era más dificultoso caminar.
-Rosee, ¿a dónde me llevas?
-Ya lo verás, es una sorpresa, ¿recuerdas?
Volvió a sonreír. Joder, de verdad que esa sonrisa me mataba. Vivir sin ella es como prescindir del aire. Imposible.
Miré el cielo, estaba algo nublado, el sol iba desapareciendo poco a poco. Pronto habría tormenta, una gran tormenta de verano. Por no poder mirar el suelo, tropecé con una de las gruesas ramas del camino. Pero como estaba agarrada a Harry, él sujetó fuertemente mi mano para no dejarme caer y después con la que tenía libre, agarró mi cintura.
-¿Estás bien Rosee?
-Sí, perfectamente, gracias a ti.
-¿Queda mucho aún? Me da miedo que te puedas hacer daño.
-No tranquilo, no queda apenas nada. Además, contigo aquí, no me pasará nada.
-Eso dalo por seguro. Estoy que muero de impaciencia.
Anduvimos un par de minutos más, y al fin llegamos, sí, a mi sitio secreto. Bueno, mío y de Álvaro, pero no jugábamos allí desde que éramos pequeños, así que ya no se acordará de aquel lugar.
Entre las nubes se filtraban algunos rayos de sol que enfocaban directamente al cauce del río que por allí transcurría con su natural agua cristalina y homogénea. Como era una zona muy intransitada, el corto forraje que había era de un verde intenso y lleno de vida, al no haber sido nunca manipulado por el hombre. Se podía distinguir el sonido de algunas aves entre aquellos bajos árboles, que se hizo más intenso al notar dichas aves nuestra presencia. El aroma de la naturaleza penetraba en mis pulmones dejándolos frescos… aquella sensación era indescriptible.
-Rosee, esto, no tengo palabras… es precioso, nunca había estado en un lugar parecido…- susurró Harry a mi oído mientras me abrazaba por la espalda suavemente.
-¿Te gusta?- pregunté sin dejar de mirar aquel bello paisaje que se extendía delante de nosotros. Harry se separó y se puso delante de mí. Miró mi rostro durante unos segundos con aquellos ojos a los que no podía escapar ninguna parte de mi ser, hasta que su mirada se posó en mi boca. Se acercó lentamente a mí hasta rozar sus dulces labios con los míos.
-Me encanta- musitó casi imperceptiblemente, justo antes de juntar nuestros labios por completo. Me sujetaba delicadamente con ambas manos la cara, como si fuera de frágil cristal y daba la sensación de que quería evitar que me separara de él. Yo me adherí completamente a su torso rodeándolo con mis brazos. Aquello… era simplemente el paraíso.
Cuando nos separamos ambos estábamos sonriendo. Aquella mágica sonrisa…Era maravilloso estar así con él. Se dispuso a besarme de nuevo, lentamente, como antes lo había hecho. Cuando casi lo había conseguido, rápidamente me aparté.
-¿Eh? Quiero besarte- me dijo con voz cálida haciendo pucheritos.
-No he venido sólo para besarte Harry.
-¿Hay algo mejor que eso?
-Puede…- acto seguido me quité la camiseta rosa y le señalé mi bikini. Él se quedó con la boca abierta de par en par, y tardó un rato en reaccionar de nuevo.
-De, ¿de verdad esto está pasando?- preguntó incrédulo mientras se acercaba a mí de nuevo y besaba mi espalda. Yo no paraba de reír divertida con su reacción. Se quitó rápidamente la camiseta. La que se quedó helada y sobre todo intimidada esa vez fui yo al ver sus músculos. Tan enfrascada estaba que no me di cuenta de que Harry se acercaba rápidamente a mí, y me elevó del suelo cogiéndome la cintura.
-¡Harry que haces!
No me respondió, simplemente corrió velozmente hacia el río conmigo a cuestas riendo fuertemente y nos zambullimos en el agua helada.
Continuará…
Raquel :D
Capítulo 29.
El frío del agua penetró por mi piel hasta llegar a mis huesos. Me quedaba corta al decir que el agua estaba completamente helada. El calor aún no había calentado el agua al ser el principio del verano. Me quedaba sin respiración así que nadé hasta la superficie. Harry ya estaba fuera con el pelo completamente empapado y una enorme sonrisa burlona.
-¿¡Harry!? ¿Por qué lo has hecho? ¿No podías haberte esperado hasta al menos, habernos quitado toda la ropa? Para eso me traje el bikini.
-Tenía demasiado calor teniéndote tan cerca- nadó hasta estar justo enfrente mía- a demás, era una venganza por haber esquivado mi beso.
-Pues ya no lo vas a conseguir…- dije haciéndome la enfadada.
-No estés tan segura.- Se acercó lentamente hacia mí mientras miraba mis labios. Yo no aparté mi vista de sus ojos eufóricos y ansiosos. No me había dado cuenta de lo guapo que estaba con el pelo empapado. Estaba a punto de rozar mis labios cuando… Me abalancé sobre sus hombros haciendo que se hundiera en el agua.
-¡Tú lo que te mereces es una ahogadilla por sexy!- gritaba yo con unas tremendas carcajadas. Rápidamente Harry consiguió deshacerse de mí y salió de nuevo a la superficie.
-Se acabó, ahora si que me vas a dar un beso, por las buenas o por las malas- dijo él mientras se restregaba la cara con las manos para conseguir apartar las gotas de agua que tenía en sus ojos y poder visualizar algo.
Yo rápidamente eché a nadar lo más rápido que podía. Le llevaba una gran ventaja, pero cada vez escuchaba las salpicaduras de Harry más cerca. Casi había conseguido llegar a la otra orilla cuando me agarró fuertemente de la cintura mientras reía, cosa que yo no había dejado de hacer en todo momento. Podía ponerme en pie, notaba la tierra bajo mis pies.
-¡Ya te tengo!- dijo victorioso- pero, ¿por qué no quieres besarme?
-Me gusta ver cómo te desesperas. Pero tranquilo, aquí tienes tu recompensa por la espera.
Agarré su cara con ambas manos y le besé apasionadamente. Él rodeó mi cintura y me elevó, y para que estuviéramos más cómodos, rodeé su cintura con mis piernas. Fue el beso más largo que nos habíamos dado, y también el más intenso y sincero. Tuve que separarme de él para coger aire, pero por mí hubiera seguido así para siempre.
-Si…- musitó Harry.
-¿Si qué?
-Si ha merecido la pena.-Sonreí.- De verdad Rosee, me vuelves loco.
-Para mí lo eres todo Harry. Eres el causante de esto- dije señalando mi sonrisa.
-Quiero serlo siempre. Si tú sonríes, yo sonrío.
Nadamos de vuelta a la orilla. Tenía los shorts y las convers empapadas. A lo lejos pude divisar mi camiseta y mi mochila tiradas en el suelo. Mientras recogía la camiseta, Harry sacó una de las toallas de mi mochila, me la puso por los hombros, y se pegó a mí para darme calor.
-Ay, de verdad, ¿por qué lo eres?- repliqué.
-¿Ser qué?
-Tan adorable, maravilloso, perfecto, inigualable y… sexy.- Con lo último soltó una carcajada.
-¿De verdad te parezco sexy?
-Sí mucho. Tal vez demasiado… me siento inferior a tu lado.- Contesté mientras miraba mis zapatillas.
-Rosee, aquí el que tiene miedo de que le roben la chica soy yo. De verdad, tú también eres muy sexy, y bueno, sé como te mira…
-¿Qué? ¿Por qué piensas eso? ¿Quién me mira?
Notaba a Harry de vez en cuando muy raro, y ese era uno de esos momentos. ¿A quién se refería Harry?
-No, nada, ignórame…
-Harry, si hay algo que te preocupa dímelo, puedes confiar en mí, de verdad.- Él me abrazó aún más y apoyó su cabeza en mi hombro.
-Es que… yo te quiero. Sólo te quiero a ti. Y sé que tú también me quieres. Pero no sé si también quieres a alguien más…
-No me dirás en quién piensas, ¿verdad?- Harry negó con la cabeza. Vaya, sí que era importante todo esto para él.- Harry, yo ya te he dicho que eres el único al que quiero. Eres mi novio, y también mi mejor amigo. Pero… creo que tengo una forma mejor de hacértelo ver. Una forma que pocas personas entenderían del mismo modo que tú y yo.
Me separé de él y le miré a los ojos. Había llegado el momento, ahora no tenía vergüenza para hacer lo que quería hacer, si, lo que más deseaba hacer junto a él… cantar. Cerré los ojos, tomé aire y dejé que mi voz sonara limpia y clara.
Al principio estaba muy nerviosa, porque era la primera vez que cantaba para alguien; pero me metí de lleno en la canción, los nervios fueron desapareciendo y en el estribillo abrí los ojos de nuevo.
Harry me miraba a los ojos, con una pequeña sonrisa en los labios que cada vez se agrandaba más, y permaneció inmóvil frente a mí. Notaba que mis ojos se llenaban de lágrimas, lágrimas llenas de amor que conseguí contener dentro de mí. Aquella canción me encantaba y decía todo lo que yo sentía realmente. Me encantó ver que sus ojos estaban igual que los míos… brillantes y al borde de las lágrimas por la emoción del momento. Agarró mis manos y las besó lentamente, mientras yo no dejaba de cantar. Cuando terminé, salté hacia él para abrazarle.
-Rosee, esto… ha sido precioso, nunca dudaré de ti. Nunca pequeña.
Se acercó rápidamente a mí para darme un beso que yo acepté con ganas.
-Me alegra que lo hayas entendido. Sabía que esto funcionaría. Eso es lo único que funcionaría conmigo.
-No solo lo he entendido. Me ha encantado. Tienes una voz preciosa, me gustaría escucharte a todas horas. Es como un don. Tu voz es capaz de llegarme hasta aquí- señaló su corazón- es capaz de llegar al alma. Serías una increíble cantante.
-¿De veras crees eso?
-Nunca había estado más seguro de algo.-Yo simplemente sonreía y me derretía por dentro.- ¿Quieres que entremos de nuevo en el agua?
-No sé… el agua está helada y no tengo calor.- Harry se acercó aún más a mi con una miraba pervertida que lo decía todo.- Vale, ahora si tengo más calor- dije mientras me reía- ¡no me mires así pervertido!
-Hahaha pues… ¡tonto el último!- gritó Harry mientras salía a correr hacia el agua.
-Eh, ¡eso no vale!- grité mientras corría detrás suya. Pero él no había contado con algo. Yo llevaba aún las zapatillas y él no, así que yo podía correr sin que me doliera pisar las ramas del suelo. Me meaba literalmente de risa cuando le adelanté mientras él se quejaba por el dolor. Me tiré de cabeza al agua, creo que fue la mejor zambullida que había hecho en mi vida; como un pez saltando en el agua. Cuando salí del agua Harry estaba en la orilla de pie mirándome con los brazos cruzados.
-¿Qué pasa?- le pregunté.
-Me das envidia- respondió serio.
-¿Por las zapatillas?
-No.
-¿Por qué corro más rápido que tú?- dije enmarcando una ceja.
-Tampoco.
-¿Por qué canto mejor que tú?- conseguí decir al borde de un ataque de risa.
-No… pero un poco sí. ¡A eso no me refiero!
-¿Entonces?- pregunté divertida.
-¡Tú te sabes tirar de cabeza al agua! ¡Yo sólo sé hacer esto!
Vi que tomaba carrerilla y se tiró de bomba haciendo que me salpicara muchísima agua. Yo no era capaz de cerrar la boca por la risa y casi me trago la mitad del río. Suerte que el agua era limpísima.
Estuvimos más de una hora metidos en el agua. Ahora que lo pienso no sé como pude aguantar porque el agua estaba congelada. Será porque estaba con él, cerca, muy cerca de él. Como siempre, no paramos de reír. Aquel día lo recordaría por siempre por ser uno de los mejores.
-Quiero salir, que ya estoy arrugada de tanto estar en el agua.
-Ok. ¿Alguna vez te has preguntado por qué los dedos se quedan arrugados?- preguntó mientras miraba su mano como un niño pequeño. Yo le puse una de mis toallas por encima.
-No lo sé… tampoco me lo había preguntado nunca.
-Yo tampoco. ¡¿Así es como tendré la mano de viejo?!
Agarré su mano y la observé. No me había dado cuenta de que tenía unas manos muy bonitas aunque… ¿qué es lo que tiene él feo? Nada.
-Me gustan tus manos- dije simplemente. Él rio.
-Te sorprendería la de veces que me han dicho lo mismo- me contestó mientras me guiñaba un ojo.- A mí me gustas tú.
-Awww gracias.
En ese instante, un trueno apareció en el cielo con un monstruoso estruendo que eliminó todo el silencio y la paz del lugar. Del susto pegué un respingo y me abracé a Harry instintivamente. Él también pareció asustarse pero sólo porque le había sorprendido, no porque tuviera miedo.
-Parece que va a caer una tormenta. Será mejor que nos vayamos- dijo Harry.
-Sabía que hoy habría tormenta, me di cuanta antes cuando miraba el cielo y casi me caigo. Dame un segundo, voy a recoger mi mochila.
Cuando lo dejé todo preparado empezamos a andar hasta la moto. Iba agarrada a sus manos, como antes, así me sentía mucho más segura. Cuando al fin llegamos empezó a chispear.
-Rosee ponte una de las toallas por la espalda, no quiero que te enfríes.
-Está bien- dije mientras me la ponía- pero, ¿a dónde vamos?
-Podemos ir a mi casa. Está mas cerca, y creo que se va a poner a llover fuerte en cualquier momento.
Nos pusimos los cascos y nos subimos a la moto. A los cinco minutos nos estaba cayendo una buena tormenta veraniega encima. Llovía muchísimo. Empecé a asustarme, ¿y si teníamos un accidente?
-Harry, tengo un poco de miedo, ¿seguro que puedes conducir bien?
-Sí Rosee, tú estate tranquila que no es la primera vez que conduzco así. Recuerda que en Londres llueve todos los días. Tápate todo lo que puedas con la toalla.
Eso hacía pero era casi inútil. El agua llegaba por todas partes. Yo me agarraba fuertemente a Harry para al menos conservar algo de calor. Llegamos a su casa, él aparcó rápidamente la moto y tiró de mí para que nos metiéramos en el porche. Vi que no había ningún coche aparcado, ¿dónde estarían los demás? Cuando sacó las llaves del bolsillo e iba a abrir, paró. Si, se quedó inmóvil mirando las llaves.
-Harry, ¿Qué ocurre?
Me miró. Permaneció así unos instantes. Yo no sabía que hacer, no sabía que le rondaba por la cabeza. Alargó una de sus manos para colocar algunos de mis mechones mojados por la lluvia mientras me miraba con ternura. Estaba increíblemente sexy. La camiseta que llevaba estaba completamente pegada a su cuerpo, y de su cabello, ahora casi liso, caían gotas de agua. Sus ojos eran más azules que de costumbre, y sus labios estaban mojados y brillantes. Mentiría si dijera que no quería besarle por enésima vez.
De repente agarró una de mis manos y tiró de mí de nuevo hacia el exterior, fuera del porche, sin dejar de mirarme a los ojos. El agua volvía a caer sobre nosotros pero yo estaba hipnotizada con Harry, no era capaz de sentir el frío, sólo el calor que él desprendía.
-Qué… ¿qué ocurre?- conseguí repetir casi inaudiblemente. Él se acercó hasta mí. Acarició mis brazos lenta y suavemente. Mis piernas me fallaban.
-Nunca he besado a alguien bajo la lluvia- susurró en mis oídos. Sonreí.
-Yo tampoco- contesté con picardía. Harry sonrió. Me agarré a su cuello. Él agarraba fuertemente mi cintura para no dejarme escapar, aunque no lo pensaba hacer. Pegamos nuestras frentes mientras seguíamos mirándonos a los ojos y finalmente, nos besamos bajo la lluvia…
Continuará…
Capítulo 30.
Narra Rosee:
Aquello había sido precioso. Un beso bajo la lluvia es algo mágico, es, es… increíble, claro, si es con él. Entramos finalmente en su casa.
-¡Chicos! ¡Estamos aquí!- gritó Harry.
-Déjalo, es inútil, no están.
-¿Cómo lo sabes?
-Pues porque no están los coches. Se habrán ido.
-Tienes razón. Bueno… ¿qué hacemos ahora?- me preguntó con aquella mirada pervertida que sólo él sabe poner.
-¡No Harry, no me pongas esa cara!
-¿Qué cara?
-Esa cara de pervertido.-Dije girándome para no mirarle.
-¿Por qué? ¿Te pone nerviosa?- preguntó girándome y obligándome a mirarle a los ojos. Sentí como mi temperatura aumentaba y como la sangre circulaba con más fuerza por mis venas. Un día de estos iba a matarme…
-Sí, ¡por favor deja de mirarme así!
-Está bien, pero que sepas que me encanta ver como te sonrojas.
-Bueno…- me puse aún más roja si era posible.
-¡Oh soy un idiota! Debes de tener frío. No puedo dejar que te quedes con esa ropa mojada.
-Si, frío… y ¿qué me pongo? No he traído más ropa. No esperaba que me tiraras al río y menos que cayera una tormenta como esta.
-Bueno… puedes quitártela y…
-¿Y?
-Y ya está. A lo natural.- Espera, ¿era verdad que había salido eso de su boca? ¿¡Era verdad!? Harry volvió a poner esa cara de pervertido de antes mientras me miraba de arriba abajo.
-¡Harry, no pienso hacer eso!
-Pues es lo que yo pienso hacer. No se puede estar mejor que desnudo.- Dijo mientras se llevaba ambas manos a la nuca. Yo me llevé las manos a la cara. ¡Hay dios mío, Harry desnudo!
-En primer lugar- dije aparentando tener serenidad- me voy a quedar con mi ropa. Ni loca estaría desnuda por tu casa.
-Bueno… eso se puede discutir…- susurró mientras mordía mi cuello. Solté un pequeño suspiro, pero en seguida reaccioné.
-¡No! De discutir nada. Y en segundo lugar, sé que es tu casa y que tú puedes hacer lo que quieras en ella, pero por favor, ¡no te quedes desnudo delante de mí!
-¿Por qué? ¿Acaso no te gustaría?-Iba a gritarle un no rotundo pero lo pensé más detenidamente y… creo que la respuesta correcta no era esa.
-No quiero responder a eso.
-Está bien, no me quedaré desnudo, me pondré… ¡unos calcetines!
-¡Harry! ¡Quédate si quieres en pantalones!
-En boxers.
-Pantalones.
-Está bien, pantalones, pero sólo porque me lo estás pidiendo tú; y a decir verdad, creo que muchas chicas soñarían con que yo me quedara desnudo delante de ellas pero en fin… - ante aquello le “pegué” en el brazo mientras él soltaba una carcajada histérica- no puedo dejarte con esa ropa mojada encima. Vas a enfermar así.- Harry se llevó una de sus manos a la barbilla como si estuviera pensando.- ¡Ya sé! Ven.- Me tendió su mano.
Subimos las escaleras hasta que llegamos a su habitación. Se giró para guiñarme un ojo y luego abrió su armario.
-Escoge lo que quieras.
-¿Quieres que me ponga tu ropa?- Pregunté algo incrédula.
-¿No quieres?- preguntó serio.
-No, en absoluto, en verdad… siempre he soñado con ponerme alguna prenda tuya; gracias Harry.
Él sonrió satisfecho y se sentó en su cama mientras me observaba. Miré en el armario y saqué algunas de sus numerosas sudaderas. Dios, las conocía todas después de haber visto todas las fotos existentes de Harry en internet. Cogí una morada en la que ponía “Jack Wills” aquella me encantaba.
-Me gustan todas, pero esta la que más.- Dije finalmente.
-Bueno, ¿a qué esperas para ponértela?
-¡Absolutamente a nada! Voy al baño, ahora mismo vuelvo.
-No, no hace falta. Puedes cambiarte aquí si quieres, yo me voy a preparar algo para cenar que ya son las ocho y bueno, es la hora en la que yo suelo cenar. Cenarás conmigo, ¿verdad?
-Pues… claro, supongo que no pasa nada porque aún no es tarde, pero tampoco quiero molestar…
-Rosee, estamos juntos, eres mi novia, ¡tu nunca vas a molestar aquí!- contestó mientras cerraba sonriente la puerta dejándome sola. Me quité la ropa mojada y me quedé el bikini puesto aunque estaba algo húmedo aún, pero no empapado como lo demás. Ya se secará, pensé. Cogí la sudadera con ambas manos y no sé por qué, pero me puse a abrazarla con los ojos cerrados.
-Pero, ¿pero qué hago?- me pregunté a mi misma dándome cuenta de lo loca que parecía en ese momento. Acerqué la prenda a mi cara y aspiré su aroma. Claro, olía al encantador perfume de Harry…
Me la puse en cinco segundos. Me quedaba bastante grande y era tan larga como un vestido. Adoraba sentirme pequeñita dentro de prendas grandes. Cogí mi móvil. No tenía ninguna llamada ni ningún mensaje, así que me lo metí en el bolsillo de la sudadera después de ponerlo en silencio. Como la mayoría de la casa estaba recubierta por alfombras, decidí quedarme descalza.
Bajé las escaleras y fui hacia la cocina. Harry estaba allí y en cuanto escuchó mis pisadas se giró. Pero ahí fue cuando me di cuenta. ¡Sólo una toalla tapaba su cuerpo! La tenía anudada como si acabara de salir de la ducha.
-OMG Rosee, que sexy estás…- yo me llevé las manos a la cara.
-Harry, ¿y lo prometido?
-Ah, si, es que tenía calor contigo en casa a solas y eso… ahora mismo me pongo unos pantalones es que estaba esperando a que salieras de mi cuarto.
Harry subió rápidamente la escalera subiendo los escalones de dos en dos.
-Este chico algún día me va a matar por sexy- susurré mientras reía.
-¡Te he oído!- escuché desde el piso de arriba.
Algunas horas atrás: (Narra Zayn)
-Bueno, y ahora ¿qué hacemos?- preguntó Niall.
-Yo si sé lo que no voy a hacer ¡quedarme en casa!- dijo Lou.
-Yo voy a llamar a Juliet.- Dijo Liam mientras miraba su móvil.
-Oh claro, quieres asegurarte de que tu futura novia está bien- dije yo y todos reímos, incluido Liam- pues me has dado una idea, yo voy a llamar a Amanda a ver si podemos quedar un rato.- Todos siguieron riendo incluso con más intensidad, todos excepto Liam que dejó de pronto de reír y me miró con gesto preocupado. ¿Qué le pasaba ahora?
-Oye Liam, ¿qué pasa? ¿Por qué te has callado tan de repente?- le preguntó Niall como si me hubiera leído la mente.
-No, nada, es… bah nada dejarlo- dijo desinteresadamente Liam o al menos eso parecía. No sé pero me daba la impresión que nos ocultaba algo, o más bien me ocultaba algo a mí. Anoche apenas me dirigió la palabra y esta mañana en los ensayos al principio había estado de lo más tenso pero aun así, no había conseguido estar más descentrado que Harry. Paul y Simon le habían echado una buena bronca, pero él seguía sonriendo con una sonrisa de bobo y miraba el móvil cada cinco minutos. En cuanto llegaron las cinco salió pitando de casa para ver a Rosee y ni si quiera nos dijo dónde iban a estar. Se ha vuelto un poco paranoico pero mientras sea feliz, todos lo somos.
-Pues a mí me apetece ir por ahí a hacer trastadas por la ciudad de ayer. ¿Te vienes Niall?- dijo Louis.
-Claro, quiero airearme un poco. ¿Y si llamamos a Carol y a Eveline? Así nos acompañan.- Dijo Niall. ¿Fue casualidad o se puso algo rojo?
-Bueno, lo dicho, voy a salir fuera a llamar a Amanda.- Dije.
Salí al exterior. Eran las cinco y cuarto y en todo el día no había salido de casa. Claro, si me levanté a las doce, se podría decir que ahora es cuando me estaba despertando. Me apoyé en el tronco de nuestro querido sauce llorón y llamé a Amanda.
-¿Diga?- dijo ella.
-Hola soy Zayn.
-Ups, siento haberte hablado español pero es que no sabía quién eras.
-No tranquila no pasa nada. Bueno, te acuerdas de que ayer te dije que te llamaría para ver si quedábamos algún día…
-Sí, como olvidarlo.
-Pues ese día es hoy. ¿Que me dices? ¿Te apetece dar una vuelta por ahí?
-Pero tú y yo, ¿solos?
-Pues si… ¿hay algún problema?
-.Es que… bueno… no pasa nada. Tranquilo, claro que puedo quedar.
-Entonces, ¿me paso en una hora?
-Vale pero ¿a dónde te pasas?
-Donde va a ser, en el escaparate donde ayer conocí a una chica muy guapa que se llama Amanda.- Escuché como se rio.
-Está bien. Veo que eres todo un galán, seguro que eso lo haces con todas…
-No… solo contigo- se produjeron unos segundos de silencio en los que saboreé mi victoria ¡había aceptado! No sé por qué pero por primera vez en mi vida noté unos nervios extraños en el estómago…
-Bueno, hasta luego Zayn.
-Nos vemos en una hora Amanda.
-Recuerda que me debes algo.
-¿El qué?- la verdad es que me había quedado en blanco, ¿Qué se supone que la debo? ¿Un beso? Si es eso… encantado, pensé.
-Una canción para que me demuestres que eres cantante ¿o era mentira?
-No, no era mentira, yo nunca miento y menos a ti. Claro que te cantaré algo.
-Gracias, bye.
-Bye.
Narra Liam:
Subí las escaleras y entré en mi cuarto. Iba a marcar el número de Juliet cuando de repente mi móvil empieza a sonar. Alguien me llamaba. Que casualidad ¡era Juliet! Abrí los ojos como platos y en mi cara se dibujó mi característica sonrisa. Acepté la llamada con gusto mientras me tiraba en mi cama.
-¿Liam?
-Sí Juliet. Que gusto escucharte, iba a llamarte ahora mismo. ¿Qué tal? ¿Cómo estás?
-Pues si te soy sincera no muy bien, pero mucho mejor que ayer. Todo gracias a ti.
-Lo hice encantado, de verdad, ¿qué es lo que ha ocurrido?
-Mi ex me llamó esta mañana- me alegré muchísimo al escuchar la palabra ex – claro, para él es como si no pasara nada y me trataba tan falsamente como siempre ha hecho. El caso es que esta mañana me ha preguntado si íbamos a quedar y me he armado de valor y le dije que sí. Quería decirle que ya me había dado cuenta de la clase de persona que era y que no quería volver a verle nunca más.
-Has hecho bien- dije para calmarla, ya que noté que la temblaba un poco la voz. Me entraron ganas de darla un abrazo, la pena es que no estaba allí para dárselo.
-Lo sé. Al final quedamos, al principio no era capaz de decirle nada porque no encontraba las fuerzas necesarias, pero luego intentó besarme y… bueno, toda la rabia me explotó y le reproché todo lo sucedido en mitad de la calle.
-Y ahora, ¿te sientes mejor?
-Sí, aunque no puedo evitar sentirme un poco sola.
-¿Quieres que quedemos?
-Oh, ¿ahora? ¿De-de verdad?
-Claro, te iba a llamar para que quedáramos y que me contaras todo con más tranquilidad.
-Me encantaría Liam, eres muy bueno conmigo. No he podido dejar de pensar las cosas tan bonitas que me dijiste ayer.-Mi corazón empezó a palpitar fuertemente recordándolo. Sobre todo, recordando su bello rostro dormido justo antes de salir de su casa.
-Yo tampoco he dejado de pensar en ti. ¿Nos vemos en una hora?
-¿En la parada?
-Sí.
-Vale. Gracias Liam. Te quiero.- Colgó. Aquel “te quiero” me había dejado helado. ¿¡De verdad lo había dicho o eran imaginaciones mías!? En cualquier caso, estaba tan feliz que empecé a dar saltos encima de mi cama como un niño pequeño.
Continuará…
ME ENCANTA, ES PERFECTA!! es tan hfejcnxmdsmx, me e leido toda la novela hoy y mE he quedado sin palabras...me encanta la pareja que hacen harry y rosee! y tambien niall y carol, espero que las dos parejas salgan pronto, jajaja. pero me has dejado con toda la intriga y con muchas ganas de más. me he enganchado por completo, cada capitulo que leo me gusta más! me puedes avisar cuando subas los proximos capitulos por favor?? soy @FatyDirectioner gracias por escribir esta hermosa novela!!siguiente ya!! <3 :D
ResponderEliminarOh gracias, de verdad. Te habrás tirado un buen rato leyendo verdad? Hahaha. En serio es muy importante la opinión de mis lectoras, me la tomo muy enserio. En cuanto a lo de que salgan pronto... solo puedo decirte que queda menos de lo que probablemente te esperas ;) Y no te preocupes, HABRÁ MAS. Claro, te avisaré :) De verdad, GRACIAS :$
EliminarRaquel :D
gracias a vosotras! la verdad es que si que he estado algunas horas leyendo, pero no me arrepiento, ha merecido la pena :) ademas ahora en semana santa estoy todo el dia sin hacer nada hahaha, me he fijado que el comentario lo ha escrito raquel, espero que a gema tambien le guste, por que pongo el comentario para que os animeis y os deis cuenta de lo bonito que escribis... :D
EliminarDios mio! Es fantastica! Me encanta como escribes enserio!(: Me he leido hoy todos los capitulos y me muero por leer mas $: Dios mio, Harry...Me encanta la pareja que hacen él y Rosee enserio! :D Sigue asi! Y me podrias avisar cuando subas capitulos a mi tambien? Soy @_1Dream1Band1D Graciasss!! <3
ResponderEliminarHahaha gracias, en serio, grcias de todo corazón. Afjfdjdkjd me hacéis muy feliz ;) Es un alivio que penséis que escribo bien, proque es la primera novela que escribo en toda mi vida, y tenía un poco de miedo de hacerlo mal ;) Y claro guapa, a tí también te avisaré; pero te puedes suscribir a mi lista de twitter??? Es que todavía no sé como darle para añadir a más personas porque me aparece si quiero crear una lista nueva y no sé que... hahaha si, soy un poco torpe. Os quiero guapas xoxox
EliminarRaquel :D
P.E.R.F.E.C.T.A. *_* Escribes muy bien cielo :) Que ganas de que subas otro capítulo!Qué pasará ente Carol y Niall??!! Tequierooo (@IreneDirection3)
ResponderEliminarHahahaha gracias, muchisimas gracias como siempre ;) Yo también te quiero preciosaaaa <3
EliminarRaquel :D
Hola!!! soy nueva lectora :D
ResponderEliminarAaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!! amoooooo amooooo su blog chicas!!!!!! tiene de todo *.*
y su nove es hermosaaaaaa ¡Me encanta!!!!! les juro que no me podía despegar de mi laptop hehehe en verdad que escriben bastante bien :) Hoy mismo me leí toda su nove *.* ¡Ya es una de mis favoritas!
ya quiero saber que sigue!!!!! me he quedado con ganas de seguir leyendo más :D
Espero que puedan subir cap pronto :) ¡Me encanta!
yo tambn escribo una nove n.n y me preguntaba si les gustaría pasar por ella?? :) de verdad que significa mucho para mi :D
Bueno lindas, aquí les dejo el link de mi nove :
http://noveladeonedirectionytulove.blogspot.mx/
Gracias!!! Cuidense mucho!! besos!! xoxo <3 <3
Hahahaha pedazo de comentario!!!!! Pues muchísimas gracias. Ahora mismo entro en tu blog :)
EliminarRaquel :D