Hola directioners!!! Hoy os traemos un sorpresón. Una maratón de I can´t love you more than this. En ella podréis leer los capítulos 9 y 10!!! Esperamos que os gusten y que nos dejéis vuestros comentarios como siempre :)
Capítulo 9.
Me quedé en una especie de estado de sock. Notaba cómo mi corazón
comenzaba a latir con un ritmo más acelerado. La simple idea de poder estar con
el grupo al completo me llenaba de emoción, pero a la vez un gran nerviosismo
me invadió. Sobre todo con preguntas como: ¿Qué me pondría? ¿Qué les diría?
¿Les entendería? ¿Les caería bien? ¿Cómo actuaría?...Todas estas cuestiones
resonaban en mi cabeza. Pero algo era seguro, Harry no me había invitado a
conocerlos, ni siquiera me había dicho si quería conocerlos o algo por el
estilo. Pero respeto su decisión, yo no soy nadie para auto invitarme. Estas
ideas fluían por mi pensamiento cuando Harry repentinamente pegó un chillido.
-
¿Qué pasa Harry?- le dije mientras me tapaba los oídos. Había emitido
un grito increíblemente agudo para ser de un chico y con una potencia
impresionante.
-
Nada, es que quería sacarte de tus pensamientos, y como no era capaz
con palabras he decidido gritar- me contestó tranquilamente- por cierto ¿en qué
pensabas?- me preguntó mirándome con curiosidad.
-
En tonterías nada más. –Le respondí a modo secante. No quería que se
imaginase lo que rondaba por mi cabeza.
-
Bueno, no te preocupes tarde o temprano me lo vas a acabar contando-
dijo dándose aires de superior.
-
¿Y por qué crees que lo haré?-le contesté con una mirada incrédula.
-
Porque sabes que puedes confiar en mí- me contestó mientras barría el
suelo. Eso era incuestionable. Pero la pregunta era, porqué sentía que podía
confiar en él, a fin de cuentas sólo llevábamos parte de un día juntos; y ya
parecía que le conocía de toda la vida. Y para rematar la frase contestó- y
sabes que yo también confío en ti Rosee.
Estas palabras llegaron
hasta el fondo de mí ser. Era agradable saber que ese lazo que nos unía era
mutuo, y en mi rostro se reflejó una tímida sonrisa que él no ignoró.
-
Está bien Harry, en eso no tengas ninguna duda- me limité a responder-
y ahora ¿con qué quieres que te haga la foto?
-
Ten, usa esto- me dijo tendiendo un iPhone de Apple hacia mí. La
verdad es que precisamente a Harry se le veía que no le faltaba el dinero. Y
aquel pedazo de móvil no hacía más que
recordármelo. La pantalla era super plana y muy nítida, casi tanto que, al
enfocar a Harry con el objetivo, parecía que le podía tocar. Le hice la foto,
todavía algo impresionada.
-
¿Te gusta?- me dijo adivinado mis pensamientos- ¿Nunca habías visto
uno?
-
Sí, pero en los anuncios de televisión… La verdad es que son una
pasada- le dije mientras le tendía el móvil.
-
Están bastante bien, lo malo es que como me lo guardo siempre en los
bolsillos llamo sin querer a todo el mundo- dijo mientras se disponía a
guardárselo- un momento quiero, hacerte una foto- y lo volvió a sacar.
-
¿A mí? Pero porqué.- Dije mientras intentaba levantarme de la silla, y
cómo no, enseguida se acercó a ayudarme.
-
Porque eres mi amiga ¿no? Y no hay nada de malo en eso, pero si no
quieres no pasa nada, no te quiero obligar. A demás me gusta mucho tu
sudadera.- Dijo señalando al estampado de la bandera británica.
-
Oh, gracias. Está bien, te dejo que me hagas una foto, pero con una
condición. Tienes que posar tú también.
-
Vale, de todos modos ya me he acostumbrado.- Dijo colocando
perpendicularmente el iPhone sobre una de las estanterías de la cocina. Se
quitó la toalla de la cabeza. Era curioso ver que el pelo le tenía exactamente
igual que antes. Tocó varias veces la pantalla seguramente para poner la cuenta
atrás antes de hacer la foto. Rápidamente se acercó a mi y pegamos nuestras
cabezas, al mismo tiempo que esbozábamos una gran sonrisa. Cuando estuvo echa
la foto, fue rápidamente a por su móvil y puso una cara de inmensa alegría.
-
Déjame verla por favor- le dije.
-
¡Sí! Sales genial Rosee- me dijo acercándose a mí para que ambos
pudiéramos contemplar la foto.
-
No mejor que tú Harry- ese comentario se quedó flotando en el aire, y
por unos segundos reinó el silencio, silencio en el que Harry me miraba con
cara confundida y deseosa de decir unas palabras que no surgieron...
-
Bueno- dije para romper el silencio- ¿me puedes ayudar a poner la
televisión con subtítulos?
-
Claro pásame el mando. Aunque la verdad, no me vendría nada mal
aprender un poco de español. – Dijo mientras examinaba cuidadosamente los
botones.- Me asombra que sepas hablar en inglés tan bien, y me da un poco de
envidia.
-
¿Por qué? ¿Es que no aprendías otra lengua en el instituto?
-
Sí, he dado clases de francés pero no se me da tan bien como a ti el
inglés. Siempre me ha gustado conocer nuevas lenguas, solo que claro, allá a
dónde voy todo el mundo sabe hablar en inglés y por eso nunca he sentido la necesidad
de aprender lenguas.
-
Bueno, si quieres puedo intentar darte clases de español, por lo menos
para que puedas entenderme.
-
Eso sería genial, me da a mí que serás una excelente profesora.
-
Sí, pero pongo una condición.- Dije haciéndome la interesante.
-
¿Y cuál es?
-
Que tú me enseñes a cocinar. En serio Harry, creo que lo haces de
maravilla- dije dedicándole una gran sonrisa que también le contagió.
-
Por supuesto, será todo un placer- dijo mientras que me hacía una
reverencia y al mismo tiempo apretaba uno de los botones del mando. Mágicamente
aparecieron los subtítulos en la pantalla y le miré con una cara super
impresionada.
-
Oh, ¡también me enseñarás eso!- le dije justo antes de soltar una
carcajada.
Harry terminó de limpiar. La
verdad es que lo quedó todo impecable. Tenía cara de cansado. Sabía que no
tenía que haberme quedado quieta. Intenté mover el tobillo, y ya apenas dolía y
lo tenía mucho menos hinchado. Se sentó en una silla a mi lado, intentando
parecer lleno de energía aunque yo sabía que no era verdad.
-
Vamos Harry, ven conmigo, vamos a echarnos en el sofá. Así estarás más
cómodo.
-
No si no pasa nada Rosee estoy bien- dijo mientras se apartaba hacia
un lado el flequillo.
-
Venga Harry, me dijiste me ibas a contar todo, y aunque no me lo digas
yo sé que estás cansado y créeme no me gusta nada verte así cuando yo también
debería haber estado limpiando contigo.- Acto seguido me levanté y abrí mis
brazos para darle un abrazo.
-
Es imposible llevarte la contraria.- Me dijo mientras me abrazaba.-
Está bien, venga que te ayudo.
Me agarró de la
cintura y puso uno de mis brazos rodeándole el cuello y otro a su cintura
mientras él sujetaba la mía. Tal y como hace una horas me había ayudado a subir
a su moto. Cada cosa que me ocurría, hacía o decía que tuviera que ver con él
estoy segura de que nunca se me olvidarán.
Con bastante agilidad
llegamos al salón y nos sentamos en el sofá. En seguida Harry cogió el mando, dispuesto
a poner los subtítulos.
-
Espera, es mi turno. Enséñame a ponerlo- le dije arrebatándole el
mando de las manos.
-
Está bien, pulsas aquí, aquí y luego aquí.-En seguida estuvieron
puestos los subtítulos.
-
Bueno, y qué te apetece ver.-Y le tendí el mando. La verdad, no suelo
ver mucho la tele. Prefiero entregar mi atención a los libros o a mi ordenador
aunque siempre me han gustado las películas. Y como leyendo mis pensamientos,
Harry se detuvo en un canal en el que estaban echando una. Ninguno de los dos
la habíamos visto, así que decidimos verla.
Realmente era una
película muy buena, aunque la historia era la de siempre. La típica en la que
hay un agente secreto que salva a la guapa, y después de algunos embrollos, se
funden en un apasionado beso mientras el edificio de fondo explota. Para ser
sincera, en la parte del beso yo no sabía a dónde mirar. No me digáis que nunca
os ha pasado… Más o menos a mitad de la película, me habían entrado las ganas
de cambiar de postura, no me puedo estar quieta más de media hora. Harry se dio
cuenta y sin decirme nada, me cogió piernas y las tumbó sobre las suyas, y me
quedé super cómoda. Lo malo es que como ya he dicho, en la escena del beso,
estaba prácticamente obligada a mirarle, pero lo solucioné haciéndome la
dormida. Pasados unos diez minutos creo que él se dio cuenta, y empezó a
hacerme unas caricias por mis gemelos, seguramente pensando que yo estaba
totalmente dormida y que no me enteraría de nada. Menos mal que tenía puesto
unos vaqueros porque si no me habría dado la risa.
En ese ambiente tan
relajado, me olvidé de todo y creo que verdaderamente me quedé adormilada bajo
las caricias que Harry me daba y el silencioso volumen que tenía la película.
Pero de repente noté el ruido de un coche entrando en el porche. Abrí los ojos
y me incorporé. Miré a Harry que también me miraba, pero con unos ojos
ligeramente tristes.
-
Rosee, no te lo he contado porque no quería ponerte triste, pero me
tengo que ir. Zayn y Louis han venido a por mí y me tengo que marchar.- Me dijo
con voz temblorosa.
Rápidamente se
levantó, me dio un beso en la mejilla, abrió la puerta y se fue. No me dio
tiempo ni a reaccionar. Cuando me quise dar cuenta estaba con Napoleón rondando
por mis piernas y sin poder verle. Aquel beso me había dejado helada. Harry se
había marchado. Me sentí fatal, seguramente ya no le volvería a ver.
Pero esta idea se
disipó de mi mente cuando veo un mensaje escrito en mi mano con bolígrafo azul:
``Pasaré a por ti a
las once``
Y en mi palma me
había escrito su firma y su número de móvil. Pegué un chillido de alegría que a
veces hace que me pregunte si llegó a escucharme él.
Capítulo 10.
Estaba en el sofá viendo mi mano como si fuera un tesoro. En parte sí que lo era. Me llamó la atención
el número de Harry, sobre todo porque era bastante largo. Miré su firma. Tal y
como la había visto en imágenes de Internet. No podía haber estado más feliz.
De pronto me percaté de que no tenía su número apuntado en el móvil y que se
podría borrar, así que rápidamente lo guardé en mis contactos, que no eran muchos
por cierto. Napoleón se puso repentinamente a ladrar.
-
¿Qué pasa chiquitín?- le dije cariñosamente
mientras le acariciaba la cabecita. Rápidamente saltó al sofá se acurrucó a mi
lado y se quedó calladito. Estaba claro lo que le pasaba. Estaba celoso, eso es
todo. Y tenía razón, desde que estuvo Harry con migo apenas le había echo caso
al pobrecillo, cuando normalmente le tengo muy mimado.
-
No te preocupes, nunca me voy a olvidar de
ti- sonreí, le cogí y lo puse pegando mi pecho- tú siempre vas a ser mi bebé.
Pareció entenderme, porque enseguida hizo
amago de lamiarme toda la cara si no se lo hubiera impedido. Ya eran las seis y
media, hora de la merienda. Me levanté con cuidado, apoyándome en los muebles
para caminar y me dirigí a la cocina. El pasillo por el que tengo que pasar
para ir a la cocina es amplio, con algunas plantas y con un gran espejo que
ocupa prácticamente toda la pared. Me miré en el espejo. Los ojos me brillaban
de la emoción y de la alegría que sentía, e instintivamente me toqué la mejilla
en la que Harry me había besado sólo unos minutos antes. Me puse colorada sólo
al recordarlo. Debía de haberle caído bastante bien porque nosotros, los
españoles, somos lo únicos que tenemos costumbre de dar un beso como saludo o
despedida. Sin embargo él me había besado, eso era lo que importaba, y al día
siguiente estaba dispuesta a saludarle de la misma forma. Llegué a la cocina y
me preparé un té, para calmar los nervios. Puse la televisión y aparecieron los
subtítulos. Ahora sé que se puede echar de menos a una persona en media hora.
Estaba aburrida de nuevo así que puse música
en bajito de mi móvil, y encendí mi ordenador. Miré en el Messenger, cero
mensajes, miré el Tuenti, cero mensajes… Y cuando se me estaban quitando las
ganas de seguir mirando mis cuentas vi que en Twitter tenía un nuevo seguidor.
Eso era raro, así que me metí a ver quién era, y cuán fue mi sorpresa cuando
descubrí que Harry me estaba siguiendo. ¡Nuestra amistad iba en serio! Pero
todo fue aún mejor cuando leí el último tweet de Harry:
“Te echo de menos”
Era exactamente lo que me pasaba y estaba
segura que lo decía por mí. Yo le “respondí” con:
“Yo también”
Las horas siguientes fueron bastantes
aburridas, como de costumbre. Mi padre llegó a las nueve, y me dijo que mamá
había llamado y le había dicho que llegaría tarde y que no la esperásemos para
la cena. Mi padre es un hombre alto, de constitución fuerte, con el pelo negro
y unos ojos grises muy profundos. Lástima que yo no haya heredado esos ojos.
Siempre le ha apasionado la naturaleza, en
especial la botánica. Por eso tiene un pequeño bonsái en su mesa desde que
tengo memoria. Trabaja en el campo y le encanta, tanto que su pasión lo absorbe
y lo aparta de mí. Si vas a hablar con él lo más probable es que te cuente lo
emocionante que ha sido descubrir una nueva propiedad de una planta conocida.
Parece que no tiene otro tema de conversación. Pero eso no significa que cuando
lo necesito no está a mi lado, siempre que lo he llamado ha estado ahí y se ha
preocupado por mí más que mi madre.
-
Bueno papá, ¿qué vamos a cenar?- pregunté
mientras lavaba los platos en los que Harry y yo habíamos comido los tacos.
-
Pues supongo que lasaña- dijo mientras sacaba
los ingredientes- un momento, ¿por qué estás lavando dos platos? ¿Es que acaso
no lavaste los de anoche?- Era extraño que me lo preguntara, y más
extraordinario aún que se hubiera dado cuenta.
-
No papá, es que he comido con un amigo- le
respondí mientras sonreía recordando a Harry.
-
¿Un amigo? ¿Quién hija?- me preguntó en tono
preocupado.
-
Un
nuevo amigo que he hecho esta mañana, verás es que salí a correr un rato con
Napoleón por el campo, pero me tropecé con un bache de la carretera y no me
podía levantar porque me dolía mucho el tobillo. Entonces apareció Harry con su
moto y me trajo muy amablemente a casa. Y para agradecérselo le invité a
comer.- Le dije intentando conseguir la mayor naturalidad que pude adoptar.
-
¡Has montado en moto hija!- me dijo en tono
alarmantemente excitado.
-
Sí, no hay nada de raro papá. Además, no
tenía otra opción. Recuerda que no podía moverme.
-
Harry… ¿no es de aquí verdad?- preguntó mi
padre.
-
No, es del Reino Unido y ha venido aquí con
unos amigos a pasar las vacaciones.- Me limité a contestar.
-
¿Y sabe hablar español?- preguntó con
curiosidad, una curiosidad que me extrañó muchísimo en él.
-
No, sólo habla inglés y un poco francés. Pero
como a mi se me da bien el inglés, no he tenido ningún problema a la hora de
hablar.- Contesté orgullosa.
-
Muy bien hija. Ya sabía yo que ese viaje a
Estados Unidos te había venido muy bien.- Contestó animado.- Me parece muy bien
que hagas amigos.
-
Ya papá- dije sin poder evitar reírme. Se me
hacía raro tener esa especie de charla padre e hija.- He quedado de nuevo con
él mañana a las once. Me ha invitado a su casa y va a venir a por mí.
-
Bueno pues espero que te lo pases muy bien.-
Y me dio un beso, como si yo hubiera hecho algo excepcional.
Luego le ayudé a preparar la cena y comimos
solos en silencio. Cuando acabamos recogí la mesa, como haría toda niña buena;
le di un beso a mi padre de buenas noches, me puse el pijama y me metí en la
cama. Me puse a leer un libro porque no era capaz de conciliar el sueño, pero
ni siquiera conseguí centrarme en la lectura. Estaba demasiado nerviosa
pensando en One Direction.
A la mañana siguiente…
Me desperté a las siete de la mañana con los
nervios a flor de piel. Cuando me disponía a salir de mi habitación, me percaté
de que se oían ruidos. Agucé mi oído y escuche a mi madre y a mi padre hablando.
-
¡Es verdad, todavía no se han ido a
trabajar!- dije bajito para que no me escucharan. Volví a meterme en la cama, y
estuve acariciando a Napoleón una hora, hasta que escuché el sonido de la
puerta al cerrarse. Entonces abrí mi ventana, miré el paisaje y rápidamente
salí de mi habitación y me fui corriendo al baño, deslizándome con los
calcetines por el suelo. Me lavé la cara y volví a mi habitación. Durante el
tiempo que había estado acariciando a Napoleón ya había planeado lo que iba a
ponerme, aunque la verdad es que no me fue nada fácil.
Escogí unos vaqueros cortos, una camiseta
negra de manga corta ancha y caída de un hombro, y unas sandalias negras con
pintas plateadas. Para complementar, me puse un collar plateado, largo y fino.
En mi opinión estaba guapa y a la vez super cómoda.
Fui al baño de nuevo para peinarme, pero no
tenía ni idea de qué hacerme en el pelo. Después de pasar veinte minutos frente
al espejo, decidí hacerme un recogido hacia atrás, como un tupé, y me cardé un
poco el pelo. El efecto resultante fue el de una auténtica roquera si no fuera
por que en mi cara no había ni rastro de maquillaje. No lo necesito, y me
enorgullece decir que tengo un cutis impecable, solo que un poco falto de sol.
Siempre he sido muy blanca de piel, y eso contrastaba muchísimo con mi camiseta
negra. Pero tenía tiempo todavía de ponerme morena, al fin y al cabo, el verano
acababa de comenzar.
Salí corriendo hacia la cocina, y en ese
momento me di cuenta de que mi tobillo estaba perfectamente y no me dolía nada
en absoluto.
-
¡Voy a disfrutar de un día a tope!- grité lo
más fuerte que pude y levantando los brazos.
Como todas las mañanas me hice mi desayuno
con bacon. Esta vez estuve muy pendiente de Napoleón, y le di rápidamente su
desayuno para evitar desastres. Desayuné más rápido de lo habitual por los
nervios y lo recogí todo. Me acerqué a ver mi móvil.
-
¡Mierda! Tiene poca batería.- Exclamé
alarmada.
Rápidamente fui a buscar el cargador, y en la
pantalla táctil apareció el icono de cargando. Y como tenía el móvil en la
mano, me entraron ganas de poner música. Y así lo hice, puse la canción Up All
Night, como no, de One Direction. Me encanta esa canción, y tiene una letra muy
marchosa, tal y como estaba mi corazón. Empecé a cantar como una loca, cerrando
los ojos, imaginándome en un escenario con miles de personas gritando mi nombre
y aplaudiendo. Sólo imaginándomelo me emocionaba, y me puse a hacer los
movimientos que hacen las superestrellas al cantar, con algunos pasos de baile
incluidos.
Como tenía la música a tope no me di cuenta
de lo que pasaba a mí alrededor. Harry ya había llegado, y estaba observándome
por la ventana, con los ojos como platos y con la boca abierta de par en par de
la admiración. Cuando acabé mi “actuación”, se puso a gritar y a aplaudir.
Cuando me di cuenta pegué un chillido y me llevé las manos a la cara muy
avergonzada.
-
¡Rosee eres genial, pero por favor déjame
entrar!- dijo golpeando el cristal. Yo no sabía si abrirle o no. Quería que me
tragase la Tierra o que de repente se le borrase la memoria a Harry, o incluso
que el tiempo retrocediera. Había algo que yo no soportaba, y es que me
escuchen cantar o que me vieran bailar. ¡Y encima habían resultado ser las dos
cosas!
Me acerqué a la puerta y le abrí finalmente.
Tenía mis manos tapándome la cara, no quería ni que me viera. Nada mas abrir se
abalanzó sobre mí y me dio un enorme abrazo levantándome hasta del suelo, pero
yo no me retiré las manos de la cara.
-
¡Rosee, con esa voz serías capaz de ser más
famosa que nosotros!- me dijo al oído mientras me acariciaba el pelo.
-
Harry, por favor, no digas tonterías-
contesté entre susurros.
-
No digo tonterías Rosee, es en serio- dijo
mientras apartaba mis manos de mi rostro. Mis ojos temerosos enseguida se
encontraron son los suyos completamente emocionados- espera a que se lo cuente
a los chicos.
-
No Harry, no le digas nada a nadie- le dije
apartándome bruscamente de él- no podría soportarlo…- esto no era nada bueno,
estaba a punto de llorar por la estupidez que había hecho. Me giré y le di la
espalda, no podía mirarle a la cara.
-
Pero Rosee, el mundo necesita saber que
existe esa voz tan increíble que tienes-dijo mientras me rodeaba con sus brazos
por la cintura. Estaba a punto de derretirme, literalmente. Me giré para
hablarle a la cara.
-
Harry, tienes que prometerme que no le dirás
nada a nadie. Sólo tú lo sabes. No soporto ser el centro de la atención. Yo,
nunca podré ser como tú…
-
Pero…-dijo de modo suplicante.
-
No Harry, nada de peros, si realmente quieres
ser mi amigo tienes que respetar mi decisión.
-
Está bien, sólo si prometes al menos cantar
con migo aquí, en tu casa y cuando estemos solos- dijo mientras me agarraba la
cara con sus manos, seguramente para evitar que dejase de mirarle a los ojos-
en serio Rosee, me gustaría mucho cantar contigo.
-
Pero Harry no lo entiendes, yo no he cantado
con nadie nunca y tratándose de ti mas difícil me resulta- dije agarrando sus
manos y bajando la mirada.
-
Vale Rosee, no se lo diré a nadie y tampoco
te obligaré a cantar, pero que sepas que tienes una voz preciosa- dijo mientras
me abrazaba por segunda vez- será nuestro secreto.
-
Gracias- y le abracé aún más fuerte.
-
Venga vámonos.- Dijo agarrándome de la mano.
-
¿A dónde?- le pregunté ya más calmada.
-
¿Tú qué crees?- me dijo divertido.
Continuará…
Meee encantaaa!!
ResponderEliminarSiguiente pero yaaaa!!
aiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiix! voia contar una cosa: yo cuando leo un libro, novela o lo qe seame meto muxo en el personaje y sinceramente, cuando stabaleyendo la nove mestaba poniendo nerviosa y toodoo! jajajaj cmo si me estuviera pasando amiii!! (ojala...^^) jejejjejejej:$
ResponderEliminarenserio raqel MEN-CAN-TA! Supongo k en el proximo capitulo saldran los demas componentes de 1D aver k pasaaaaa con Rosee y Harryy!!! jajajjajajajjaj :$
ONE DIRECTION! <3
AAAAH ME ENCANTAAAAAA!!!
ResponderEliminar¿CUÁNDO SEGUIRÁS? NOS TIENES IMPACIENTEEES!!! ESTÁ GENIAL TU NOVELAAA!!!!! :)
ONE DIRECTIOOOOOOOON:D
Me encanta, me chifla, me mola...!!! Tu novela es genial! Siiigueeee, hay que intriiiiiigaaaa :S
ResponderEliminarme encanta!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarxfa scribe/publicaa mas amenudo!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarais chicas, en serio, me haceis muy feliz; y aprobecho para mandar un saludo a las nuevas lectoras ;) No os preocupéis, dentro de dos días o así subiré otro ok? teneis ganas de mas? hahahaha yo creo k si guapísimas, todas querríamos ser Rosee :)
ResponderEliminarraquel me encanta!!!!!!!!!! publica pronto ke no puedo dormir de la intriga. besosss wapisssima :P
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