Capítulo 5.
Ya no tenía ganas de
llorar, más bien estaba inmersa en mi mundo ideal. Estaba abrazada a Harry
Styles, mi ídolo, y me estaba llevando en su moto a mi casa. No podía haber
soñado nada mejor. Notaba la brisa del aire darme en la cara. Mi pelo se
ondeaba con el viento. Algunos mechones de Harry también se movían fuera de su
casco; castaño claro y rizado, simplemente irresistible para mí. Estuve tentada
a tocarle, pero lo notaría ya que tenía mis manos rodeándole. Notaba su
corazón, su ritmo ahora tranquilo y calmado; mientras que el mío palpitaba a
una velocidad de vértigo; pero se fue calmando, acompasándose con el suyo.
Podía oler su colonia, era fresca y atrayente, como él. El trayecto duró unos
cinco minutos pero a mí se me hizo eterno. Volvería a montar en moto muchísimas
veces más siempre que fuera con él. En ese momento era en la única persona en
quien confiaba. Si no fuera por él seguiría tirada en mitad de la carretera.
De pronto una cosa me vino a la
mente, he hizo que me pusiera de repente muy nerviosa. ¿Dónde estaba Napoleón?
Miré a mi alrededor. Ahí estaba, corriendo detrás de la moto. Lo hacía sin
problemas, porque no íbamos muy deprisa que digamos. Le estaba eternamente
agradecida, si no se hubiera comido mi desayuno ahora mismo estaría en casa
aburrida, y no habría conocido a Harry. Él, al darse cuenta que había levantado
mi cabeza de su espalda me preguntó:
-
-¿Qué te pasa? ¿Tienes miedo? Si quieres puedo ir más despacio.
- -
No, no hace falta no tengo miedo. Es sólo que estaba preocupada por
Napoleón al darme cuenta que no estaba a mi lado.
-
-Am, vale. Se ve que te quiere mucho.
-
-No tanto como yo a él.- He de reconocer que esa frase me quedó muy
bien.
Llegamos a mi casa. Como esperaba la puerta estaba abierta de par en
par.
-¿Es aquí verdad?- me preguntó antes de aparcar la moto.
- Sí, es aquí.
-Bonito chalet.
No le contesté, simplemente me quité el casco y le sonreí. Se bajó, se
quitó el casco, e hizo ese movimiento que tantas veces había visto yo en los
videos de Internet, ese movimiento que me encanta. El movimiento de cuando se
aparta el pelo de la cara. Ya sé que suena estúpido pero a mí me parece una
monada. Una monada inalcanzable para mí…
Yo le sonreía como boba, y casi me da algo cuando, sin remediar
palabra, se acerca a mí y me coge en sus brazos para llevarme dentro de casa.
Me puse rojísima, y seguro que él lo notó. Yo me agarré a su cuello, para que
llevarme fuera más fácil. Entramos en casa y me dejó suavemente sobre el sofá.
Según Internet, él no va al gimnasio, pero aún sin ir tiene bastante fuerza.
-No tenías por qué hacerlo- le dije sin ser capaz de mirarle a los
ojos.
-Quería, y además no ha sido nada…-es cosa mía, ¿o cuando lo dijo se
puso de repente él colorado también?
Desagradablemente, todo se sumió en un profundo silencio, hasta el
punto de ser incómodo. Menos mal que justo a tiempo entró Napoleón para desviar
mi atención, y así empecé a acariciarle.
-Bueno, yo me voy. No quiero molestar.- Me dijo bastante serio.
- No, por favor. No, no me dejes sola ahora, que no puedo ponerme ni
de pie. Por favor quédate. A demás no molestas. Estoy sola todo el día y me
aburro muchísimo.
-¿Y dónde están tus padres?- Me preguntó aún de pie.
-Trabajando, como siempre.
- ¿Y si se molestan al saber que he estado aquí con tigo?
-¿Cómo se van a enfadar con el chico que me ha salvado de estar
prácticamente todo el día tirada en la carretera sin poderme mover? Más bien se
enfadarían si no te hubiera invitado a quedarte.
No me contestó, simplemente me sonrió y se sentó a mi lado. Echó una
ojeada al salón de estar de mi casa.
- ¿En serio que no viene nadie?
- Sí, por desgracia es en serio.
-¿No vienen tus amigas?
Al hacerme esta pregunta no pude evitar ponerme muy triste, tanto que
me llevé las manos a la cara. No era tanto como para ponerse a llorar otra vez,
más que nada porque creo que ya no me quedaban lágrimas.
- -
Oh, perdona, no quería herirte. Es sólo que me parece extraño.
- -
No, si no pasa nada. Tienes razón. Es que con la gente con la que me
relacionaba antes… Ya no me llevo bien… La gente muchas veces parece
maravillosa cuando las conoces pero luego acaban haciéndote daño.
-Ya, sé lo que se siente.- Lo que yo no sabía, porque no estaba en
Internet, es que muchos de sus amigos le habían dado de lado al empezar a ser
famoso. Por envidia. Y eso era justo en lo que él estaba pensando. Empezó a ponerse
triste él.
-Pero bueno. No quiero ponerte triste a ti también.-Demasiado tarde.
Harry empezaba a lagrimear, mirando sus pantalones.
Lo ha debido de pasar mal él también. Así que esta vez fui yo la que
le abrazó. Parecía un niño pequeño triste. Cuando notó que le abrazaba por la
espalda, en seguida se giró y me miró por un segundo. Pude ver sus ojos
llorosos, una mirada que necesitaba desahogarse. Luego me abrazó el también, y
apoyó su cabeza en mi hombro. Lloró sobre mí un tiempo indefinido, y en
silencio. Mientras yo le acariciaba el pelo. Eso es lo que hago yo para poder
relajarme.
Cuando paró se separó un poco de mí. Y con algunas lágrimas en los
ojos y una sonrisa en la cara me dijo:
-Gracias, no sabes cuánto tiempo te he necesitado.
Continuará…
QUÉ BO-NI-TOOOOOOOOOOOOOO!!! Mientras que leía sonreía para mis adentros.! Escribes genial! Pon pronto el siguientee !!! Me encantaaa! xx
ResponderEliminarMe encanta! Ojalá yo fuera Rosee! Sigue escribiendo, se te da genial ;)
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